Por Welsung
Cuando el hombre, según
Schopenhauer, hubo transformado todos sus sufrimientos y tormentos en la
concepción del infierno, ya no quedó nada más para el paraíso sino el fastidio.
Es así que cuanto mejor éxito alcanzamos, más nos aburrimos; y es que así como la
necesidad es el tormento constante de los filisteos, del pueblo, el
aburrimiento es el azote del mundo elegante. Cuanto más desarrollado se halle
un organismo, mayor es el sufrimiento. La vida es un mal.
El progreso del conocimiento no es una
solución, a medida que el conocimiento se hace más claro y que se eleva la
conciencia, aumenta el dolor y alcanza su grado supremo en el hombre; cuanto
más claramente conoce un hombre, cuanto más inteligente llega a ser, más dolor
experimenta.
El filisteo dotado de genio,
es de todos los hombres el que más sufre. Por ende, mucho más sufrimiento causa
el pensamiento de la muerte que la muerte misma. Para ser feliz, o creer que se
es, es menester ser un filisteo ignorante, como la juventud.
El optimismo es una amarga
burla de los dolores humanos; la vida de nuestros cuerpos es un morir
constantemente pospuesto, una muerte a cada paso diferida. El temor a la muerte
es el comienzo de la filosofía y la causa final de la religión. Los malditos
optimistas de los pesimismos de justificación afirman, dando la espalda al sol,
que el sol no existe, pero este sigue quemándole los hombros.