martes, 19 de junio de 2012

El Desafío Político de NueStra Época





Por Augusto Bleda



Adrian Salbuchi y Alex Jones, entre otros, son quienes más nos alertan de los movimientos del Poder internacional en su objetivo de constituir un Gobierno Mundial Centralizado, por sobre las diferentes instancias nacionales preexistentes. Las líneas de trabajo e hipótesis que desarrollan estos compañeros, no deben ser pasadas por alto por nadie que emprenda una tarea de resistencia.

El señor Salbuchi lleva toda una vida de Resistencia ante el sistema, y tiene mucho que decirnos al respecto. Sus investigaciones económicas acerca de la naturaleza del dinero, la usura, los bancos, y el entramado que caracteriza la toma de decisiones del poder real que oprime al mundo, no pueden ser ignoradas por nosotros.

¿Porque insistir en esto? Para saber ubicarnos en tiempo y en espacio. La Política sin previsión, no logra sino fracasar. Plantada en un momento y en un lugar dado, proyectada hacia el futuro, la Política, tiene que volver a su rol central, a su verdadero concepto, ese concepto que fuera definido impecablemente por Carl Schmitt.

Una definición conceptual de lo político puede obtenerse sólo mediante el descubrimiento y la verificación de categorías específicamente políticas” ¿Cuáles son estas categorías de las que nos habla Schmitt?. “La diferenciación específicamente política, con la cual se pueden relacionar los actos y las motivaciones políticas, es la diferenciación entre el amigo y el enemigo.” Toda actividad pública es Política. Todo enemigo político no es más que el enemigo público. En este punto, es claro que los móviles que definen a nuestro enemigo, el conglomerado que ha sido denominado “Nuevo Orden Mundial”, no son estrictamente económicos, como cierta izquierda está empecinada en demostrar. Los móviles económicos, son objetivos para el enemigo, en cuanto son a su vez, objetivos de una conquista, de una guerra política. Cada paso de estos poderes, una guerra, un asesinato, la diseminación de una pandemia controlada, la repetición exhaustiva de una noticia, etc., todo ello, si puede generar beneficios económicos, no tiene un fin económico, sino un fin político.

Este fin político del Enemigo es amarrar el mundo a sí, a su voluntad de poder inagotable. Justamente por eso, el amarre de sociedades y Estados, comenzó por lo económico, controlando el dinero, y luego las industrias clave, los periódicos, los partidos políticos. Este enemigo, no es un enemigo de clase, o un enemigo de raza, o un enemigo religioso. Es un enemigo público, porque es un enemigo político. Ha utilizado a clases, razas, y religiones, para fortalecerse a si mismo, y los ha ignorado o combatido cuando fue necesario.

La Verdad Política es Voluntad de Poder, es persistir, extenderse, explayarse, expandirse. No hay categorías morales en la política. El enemigo tiene que ser destruido porque es el enemigo, no porque sea “malo”. Combatimos al sistema, no porque somos “los buenos”, sino porque el sistema no es nuestro.

La Guerra, justamente, es la manifestación visible de la enemistad política. Por eso la amamos, porque es consecuencia de lo que somos. Esta guerra implica, saber quienes somos, conocernos a nosotros mismos y a su vez conocer muy bien al enemigo, poder anticiparse a el. Claroscuros hay muchos, contradicciones, infinitas. El enemigo está centrando, en la actual etapa política, en enfatizar los mecanismos de control, y para ello implementa las últimas herramientas tecnológicas y las hace necesarias su publicidad para la mayoría de la población. Crea guerras, inventa atentados y enemigos, para poder servirse del control de las libertades humanas, y sobre todo de vigilar a los disidentes.

Al enemigo en el sentido político no hay por qué odiarlo personalmente”, dice Schmitt, y nosotros agregamos, hay que conocerlo, acercársele, conocer sus franquicias, examinar su modus operandi, todo esto está en el día a día, en las calles, en los noticieros, en nuestros patrones, en los desamparados, en nuestros compañeros. Hay que proceder de manera que el enemigo no pueda hacer nada contra nosotros, salir de sus categorías de confrontación, de sus clasificaciones, de sus falsas causas, de sus calificativos. Esto equivale a decir, que hay que abandonar la semántica del sistema, y evadir los temas que caracterizan la irritabilidad burguesa de la “sociedad civil”. Provocar, si, por supuesto, pero con inteligencia. El sistema está contentísimo con sus falsas causas, con sus discusiones acerca del aborto, del casamiento homosexual, de la inmigración, está más que contento con la xenofobia, con los pequeños odios entre pueblos cercanos, entre pobres, entre esclavos.

Justamente porque son debates accesorios que no hacen a lo esencial, se los perpetúa. Juan Domingo Perón, otro clarividente político, ya nos había advertido lo siguiente: “Nuestra respuesta, contra la política de “dividir para reinar” debe ser la de construir la prolífica de “unirnos para liberarnos””. Y aquí viene el otro eje clave, saber quienes son los amigos. Todo quien lucha contra el enemigo, es un amigo. Pero, por eso es indispensable saber quien es el enemigo, y que clase de enfrentamientos provocados benefician o no a ese enemigo. Descifrar sus códigos, sus enigmas, sus mentiras. Conocer su proceder, su historia.

El enemigo político del siglo XXI se nos presenta líquido, su espíritu está en las venas de todas las instituciones, en la mayoría de las personas, su estructura es necesariamente económica, así sujeta a los individuos, con el hambre y con la gula, con la enfermedad y el medicamento. Fomenta el tener por sobre el del ser. Se impide a las personas reconocer la esencia de la vida en sociedad, de la comunidad, justamente, de la verdadera política. El sistema oculta la naturaleza de la Política, por eso todos se llenan la boca con la palabra “consenso”, porque no quieren discutir nada, no tienen nada que poner sobre la mesa, nada que modificar. Por desconocer la naturaleza de la política, la gente no logra conocerse a si misma, sino que se extravía en las redes de control, porque el Poder la desarraiga, destruye todas las referencias y las sustituye por las suyas. Los medios de comunicación son el arma clave. El Poder tiene sus propios objetivos, responde a una pequeña elite. Por ello, todos los demás son presa de caza de su política de aniquilación. Y busca aniquilarnos, seamos claros.

Les sobran “recursos humanos” en el planeta, no harán más que despoblarnos. Es por esto, que en los términos de esta guerra política global, no existe neutralidad sin complicidad. Y no existe divisionismo y pelea intestina que no responda a los objetivos del enemigo. Esto hay que tenerlo claro. Durante mucho tiempo la “extrema izquierda”, y la “extrema derecha”, y todos los grupos marginales, sirvieron al sistema y a nadie más. Hay que romper con la lógica binaria/dualista del sistema. Imponer nuestras propias categorías, nuestra semántica, y no dividir, sino atacar conjuntamente, en todos los frentes, con fuego concentrado al corazón de las mentiras, que solo en su hipocresía pueden mantener la hegemonía sobre la conducta humana.

La Lucha no es solo cultural, no es solo una lucha política en el sentido partidario/movimentista, es una lucha existencial, una actitud, un estilo. Esto hoy no tiene fronteras. La Resistencia es ni más ni menos que lo que somos, y lo hacemos por nosotros mismos, y para hacer lo mejor de nosotros mismos, necesitamos unirnos. Ahí nace la comunidad de destino, cuando suspendemos nuestros egoísmos en función de un colectivo que nos insta a superar nuestra miseria personal. El éxito o el fracaso, son categorías del enemigo. El sacrificio, es la medida de los héroes. El heroísmo es la idea de los que buscan superar lo demasiado humano. El individualismo liberal es una técnica de exterminio político. La Comunidad, o el genuino socialismo, es la máxima aspiración de los hombres individualmente concebidos, por si y para si, en su esencia más noble. Luchamos por nosotros mismos, por eso no somos individualistas, sino que defendemos la amistad, la unidad en la diversidad, todas las luchas que busquen liberar a los individuos y a los pueblos del yugo nefasto del capital internacional.

Solo para poder librarnos del enemigo, debemos conocerlo, por eso, tenemos que escuchar a Salbuchi, a Alex Jones, a Ceresole, a toda corriente de revisionismo histórico, a Max Weber, a Spengler, y ponernos manos a la obra, pues quien conoce la verdad y no la dice, es un infame traidor. Y por último, citamos a aquel gigante de Ezra Pound: “El que no está dispuesto a asumir un riesgo por sus ideas, o sus ideas no valen nada o el no vale nada”; Simplemente queremos una nueva civilización.




Solsticio de Verano, Hemisferio Sur.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buenos escritos. Sigue así y no dejes de creer en el Ideal.

Saludos.