Por Augusto Bleda
El Socialismo busca un ordenamiento firmemente ético y racional de la
sociedad. En primer lugar buscará eliminar los elementos constitutivos del
orden social injusto que busca desmembrar. Parte siempre de consideraciones y
principios opuestos a los vigentes. No mide a los hombres por su riqueza, sino
por su potencial, por sus actos, por la dignidad que se dan a si mismos, por su
honor.
El Socialista cree que para reconocer la medida de cada hombre, debe
establecerse la equidad económica como punto de partida, y que cada uno produzca
al menos lo que consume. El Socialismo es el principal enemigo de la ética
parásita que busca maximizar ganancias a cualquier costo, perjudicando la salud
de la comunidad, con negocios perversos como el juego, el cigarrillo, el
alcohol, y las drogas. El Socialismo como imperativo ético y categoría moral
del hombre y la sociedad nueva, restituye las posibilidades en equidad a todos
los hombres, desterrando el nefasto poder del dinero de la salud, la vivienda,
la alimentación, el arte, la ciencia, y obviamente, del Estado Nacional.
El Socialismo es el único sistema que garantiza el desenvolvimiento
del individuo en armonía con el todo social. De ninguna manera cohíbe la libertad
de los hombres considerados individualmente, en sus diferencias, por el
contrario, sabe encontrar la medida para restituirles lo que les pertenece por
naturaleza. El Socialismo es el único sistema que permite el florecimiento de
una nación, de una comunidad, de una etnia, de un pueblo. Por ello cada pueblo
tiene su propio socialismo, y no trata de exportar sus propias recetas a los
demás, mucho menos de imponerse por sobre otros, por más pequeños o débiles que
sean.
Todos los pueblos y hombres socialistas odian a quienes se benefician
en perjuicio de otros. Odian también a quienes viven sin producir y eligen
vivir como cerdos. Odia el hedonismo que atrapa en sus redes a los individuos
sojuzgados por una vida estresante, insana, y enfermiza. El socialista no odia por
resentimiento, ni por envidia. Odia por la indignación y la rabia que nace en
su pecho, fruto justo de tener valores, de su sana constitución ética y solidaria,
por entender que lo poco que tenemos lo tenemos gracias al trabajo de miles,
millones de obreros, y gracias a la riqueza de nuestro suelo, a la Madre Tierra.
Lo que tenemos y lo que queremos, no se lo debemos a los hombres del dinero, a
los usureros, banqueros, politiqueros y ejecutivos de toda índole.
El Socialista comprende esto, pues es solidario, con todos los
explotados y oprimidos del mundo, sabe que con ellos, comparte un enemigo. Un
enemigo casi espiritual, un gigante torpe, el cáncer del mundo, el que se ha
hecho llamar “Nuevo Orden Mundial”, que valga la contradicción, nació viejo, listo
para morir. Su forma, al socialista le produce asco y repulsión. La usura y la
rapiña, es su cabeza, El Capitalismo, su cuerpo, Estados Unidos, su cerebro,
Israel, su corazón. Sus brazos y sus garras, son ejércitos de transnacionales,
no pertenecen a ningún lugar, a ningún pueblo, solo pertenecen a su egoísmo, a
ese agujero negro que en su estómago pretende tragarse la diversidad, los
pueblos, las naciones, las identidades, las diferencias, la dignidad, la rabia,
la resistencia, la historia, la tradición, las ideas. Este gigante torpe, este
cáncer del mundo, digiere a las masas en su estomago mal constituido, nos
fagocita, nos quita nuestra energía vital y nuestros nutrientes, y luego nos
descarta, tras pudrirnos, nos defeca.
El Socialismo busca en su Resistencia al gigante torpe del Nuevo Orden
Mundial oponer otros principios, inextinguibles, que a quienes los toman como
bandera los vuelve indestructibles. Al ser un ideal constituido de principios
eternos, lo acusan de utopista, pero es el único que puede mirar hacia delante con
la frente en alto. El Socialista sabe marchar disciplinadamente y no se hunde
en el presente para gozar en la anomia, sino que recuerda de donde viene,
conoce sus raíces, su pueblo, su gente.
La Patria Socialista perdura en el tiempo como ideal y origen porque
satisface las necesidades y canaliza las expresiones más profundas y nobles del
hombre. A través de la organización de la comunidad de necesidades, propugna la
cooperación y la vida en común, porque apunta a una construcción superior, a
una continua superación de si, para arribar a la comunidad de destino, la
cultura popular del arraigo firme en el suelo, ese mismo suelo que satisface
sus necesidades. El Socialismo erigido en Estado es el primer garante y
defensor del destino común, del suelo que le da vida y donde se afirma su cultura,
de la solidaridad como condición, del pan de todos y cada uno y del respeto a
la excelencia de sus hombres, a quienes promueve en su vocación.
El Socialismo por todo esto, es mucho más que un sistema económico. Es
NueStra Voluntad que sea mucho más que eso, si quiere ser algo. Es NueStra Voluntad
que el Socialismo sea una Revolución de principios compartidos por todo hombre
noble, de estructura nacional, que en su dinámica tienda a confluir en la
unidad continental a la que pertenece por interés geopolítico común, con sus
hermanos.
El Socialista confía más en el espíritu que en la palabra. No sabemos
que nombre tendrá dentro de mil años, pero sabemos que los hombres justos, seguirán
defendiendo lo mismo que nosotros y que muchos de nuestros mejores antepasados,
también lucharon y murieron por esto mismo que hoy damos el nombre de
Socialismo y que configura muchas de nuestras esperanzas.
Somos Socialistas porque comprendemos que la vida es LUCHA, que no es
más viable la entrega y el saqueo, porque dejaremos de ser colonia, o la
bandera flameará sobre las ruinas. Ansiamos la liberación que pregonaron todos
nuestros héroes nacionales latinoamericanos. No nos queda más que repetir con
cada uno de nuestros actos aquella clama que más estremece al Imperio: “¡Patria
o Muerte! ¡Venceremos!”
1 comentario:
Socialismo Revolucionario AHORAAA !!!!
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