martes, 25 de diciembre de 2012

´Sûnyatâ





Por Augusto Bleda


Morir es un proceso que nunca empezó ni nunca termina, vivir es solo una capacidad que vamos perdiendo segundo a segundo. No somos más que unas cuantas partículas en continua mutación, incapaces de escapar a un proceso que nos subyuga, leyes y movimientos naturales.

Estamos insertos en esta lógica, pero aún somos tímidos y asustadizos animales que se aferran a una certeza tras otra para no aceptar su propia finitud, su completa y más honda falta de sentido único y trascendente. Estos primitivos, los humanos, necesitan robustecerse aún de la idea de que la seguridad proviene de la fortaleza, de la brutalidad, del falo erecto. Es en este sentido que aún se construyen ejércitos de frustrados que sirven de sostén a las peores infamias.

 Quizás la más grande creación de la actitud religiosa y devocional frente a la vida es la idea del yo. Insertado en esta política de escape a la realidad aparece en la historia el individualismo del mundo liberal caracterizado por las identidades descartables que le dicta el mercado. Hasta la obediencia ciega y la esclavitud contienen más aprendizaje, riqueza y nobleza que la sumisión voluntaria de la modernidad.

No existe una esencia imperecedera, sólo existe nuestra capacidad limitada de movernos en el espacio y en el tiempo, de crear y de hacer, cosas que trasciendan nuestra experiencia personal, los límites del “yo”. ¿Para qué?, y ¿Por qué?, no hay razones, no hay verdades. A quien no le guste esto siempre tiene la libertad de quitarse la vida o de resignarse a vegetar. Si vemos las más grandes obras de las culturas antiguas, comprenderemos algo quizás.

Por todo esto pienso que la música es lo más grandioso que puede pasarnos. Es otro lenguaje, de los sentidos, completamente coherente con lo que somos en nuestra insignificancia individual y con estados de ánimo colectivos. Es en cambio la continua perseverancia de nuestras facultades racionales la que nos hace seres infelices y metódicos, máquinas que simplemente se limitan a secundarse tras objetivos ausentes de la solidez que anhelamos.

Veo la miseria de las personas como una paradoja de los tiempos, como un paradigma del ser humano.

¿Qué clase de aspiraciones superadoras puede tener toda esta horda animal que se ve a sí misma como el regente del universo? No hay acto más revolucionario que destrozar ese orgullo, esas certezas que dan seguridad y bienestar al mundo.

La próxima revolución será la de los aguafiestas, la de los aburridos, la de los alienados. Y mientras, se suceden los gobiernos, los trabajos, los programas de televisión,... las mujeres, los hombres...

Pero todo tiempo histórico parece albergar la misma paradoja. Hemos dejado de gozar cuando empezamos a pensar. Hemos dejado de habitar cuando construimos la ciudad. Hemos dejado de ser hombres para empezar a trabajar. Hemos dejado de procrear para tener “sexualidad”.

¿Es posible que una especie construya un hábitat que lo lleve a su propia ruina, al suicidio, a la negación de sus tendencias naturales? Pareciera que sí. Todo en aras de un imperialismo ignorante que en busca de certezas, placeres, escapes y obsesiones está hundiendo al mundo entero.

Y mientras tratamos de encontrarle sentido a la vida, ella se va, nos abandona, como los amores más agrios... y lloramos, porque se va, porque nos sentimos traicionados, porque somos pequeños egos caprichosos que aún se creen merecedores de sufrimiento, siempre buscando acaparar las miradas de los demás, siempre vociferando lamentos para ser escuchados, siempre llendo tras la madre a prendernos de su teta, siempre buscando el padre benefactor que nos corrija y nos señale el camino.

Somos seres atávicamente fracasados, quizás los bichos que más sufren sobre esta tierra. Somos tan miserables que necesitamos que la experiencia de buda se convierta en una religión para eliminar el dolor y el sufrimiento de la vida de todos. Y otra vez la esquematización, la devoción y los arquetipos del encierro nos mantienen seguros en nuestra rutina para olvidarnos del mensaje más “aterrador” de aquel sabio, su silencio. Anatman + Sunyata.

“Sunyata significa que no hay nada que posea una esencia individual y, por tanto, que todo está vacío, sin una realidad independiente. Todo lo que existe está relacionado y es interdependiente, y la aparente pluralidad de individualidades es un carácter ilusorio de nuestra existencia.” Gracias Wikipedia.

Todo está ahí delante de ti esperando ser descubierto. Todas las certezas del mundo están hechas para deshacerlas. Demos un salto cualitativo, asaltemos la ignorancia con el camino del medio, la tercera posición entre el materialismo y el nihilismo. El Nirvana es un estado de conciencia en el que puedes tener sexo con tu hermana, comer un poco de mierda y pasearte desnudo por las calles.

Siempre cuando quieras hacerlo, y si aún no resguardas los celosos límites de la cordura. Claro, siempre están los límites de los hombres, y los de la naturaleza. Respetarlos es cuestión de prudencia, no de fe ciega a la norma. Ahí radica la diferencia, en reconocer que los límites, que las fronteras que los hombres obedecen y que otros hombres impusieron simplemente no existen o carecen de sustancialidad. Luego lo demás viene por nuestro amor a la vida, al disfrute, por nuestro dionisismo apolíneo, por nuestro equilibrio en esta cabalgata al tigre, por nuestra racionalidad éticamente sensible y comprensiva con la miseria humana. Todo esto hará con la perseverancia en práctica, de nuestro entorno, un mejor lugar. Y de nosotros mismos, algo mucho más valioso que un par de entrañas y átomos en conflicto con el tiempo y el mundo.

Con la suficiente inteligencia como para ser inclasificables. Con la suficiente cordura para tener que ser tildados de locos. Por ahí se conduce a la Liberación. Por los caminos pedregosos por donde pocos se atreven a pasar. La vida solo tiene sentido si es quemada en un arrojo heroico. En la vida son los hechos, los actos, los que valen más que las palabras y los pensamientos.

sábado, 1 de diciembre de 2012

A propósito de la Teletón: "Primero como Tragedia, después como Farsa" (Slavoj Zizek)

Slavoj Zizek: "Primero como Tragedia, después como Farsa".


Cotidianamente se nos bombardea de palabrerío y frases prediseñadas para dar por verdades hechos que, al menos, merecen ser vistos desde una perspectiva crítica. Es evidente que palabras recargadas de emotividad  y llenas de significados, como son reconciliación, perdón, progreso y otras favoritas en el diccionario de la política oportunista, nublan nuestra posibilidad de ver mas allá y perder el miedo a criticar aquello que toda una nación daba el carácter de sagrado.
La Teletón es un ejemplo más de esos espacios blindados por el poder de los medios de comunicación para no dejar ver  las evidentes fracturas del “Chile solidario”. A fin de cuentas, la Teletón con suerte es un gesto de caridad.
Comprendiendo el abismo que separa el esfuerzo de un gran numero de profesionales, padres, madres, niños y niñas que participan en los institutos de la Teletón; al encontrarnos en medio del mundo de la sonrisa fácil y servil de los rostros de televisión, es deber de todo ciudadano ser capaz de criticar y mirar mas allá de los templos que han levantado los medios oficiales, sin miedo a ser apuntado con el dedo.
Nuestra critica, en este caso, va mas allá del rechazo hacia un  programa de televisión (y el mal gusto recurrente que allí se aprecia), sino más bien  a preguntarnos desde dónde nace esa creencia tan arraigada en nuestra sociedad, de que los ciudadanos y ciudadanas con capacidades diferentes deben creer en la caridad como solución ante un país donde la inclusión es una palabra incómoda.
Uno de los intelectuales de cabecera de los editores de este pasquín, el  filósofo (inserte acá: pseudo, ex, post, proto, según le acomode) marxista Slavoj Zizek, explica de manera brillante como la caridad y el consumo se han convertido en dispositivos de justificación de la desigualdad y, peor aun, han levantado una serie de formas muy sutiles de hacernos creer que somos “solidarios” cuando en realidad estamos siendo profundamente hipócritas.
FUENTE: www.fugadetinta.cl