domingo, 28 de octubre de 2012

El Movimiento Nacional Socialista en CHILE (1932 - 1938)

Jefe del NaCismo en un acto político en el Teatro Carrera.


Por Juan Bragassi Hurtado

Con la desaparición, a comienzos de los años 20', del Partido Nacionalista -agrupación política integrada entre otras destacadas personalidades por: Francisco Antonio Encina, Alberto Edwards, Guillermo Subercaseaux y Tancredo Pinochet Le brum -, pasará prácticamente una década, en que el nacionalismo chileno no logrará encontrar una expresión pública, capaz de proyectarse como una fuerza política popular organizada.

Sin embargo, este estado no durará mucho tiempo, ya que a comienzos de la década de los años treinta, aparecerá una agrupación política, que por su definición “Nacionalista” y su anexión con un “Socialismo” no marxista, será catalogada por la propaganda opositora en relación con el Partido Nacional Socialista Alemán (NSDAOP) y al “Hitlerismo”, estableciéndose con ello un estigma muy difícil de poder sobrellevar, tanto para esta colectividad como para las que en el futuro tomaron la bandera del nacionalismo criollo.

Del Movimiento Nacional Socialista de Chile (MNS), con suerte en los textos escolares existen tres o cuatro líneas escritas, las cuales se remiten principalmente – y en forma muy superficial – a los acontecimientos ocurridos el la escala del Seguro Obrero, siendo una organización de la cual hoy se habla y supone mucho, sin tener muy en claro su realidad histórica, fundamentos, trayectoria política y aporte al escenario público nacional.

Ello es lo que nos impulsa a desarrollar este trabajo, el cual pretende esclarecer su particular relación con el concepto “nacionalismo”, cómo es que se dio su filiación con la idea “socialista” y por su puesto –como tarea para el lector-, si era o no una simple copia de fenómenos, tales como: el Fascismo italiano y el Nazismo alemán.

Orígenes del Movimiento Nacional Socialista

El 5 de abril de 1932, días antes que en Chile se implantara por la fuerza una breve dictadura socialista, es fundado el Movimiento Nacional Socialista (MNS). La ceremonia se desarrolló en una oficina ubicada en el segundo piso de un edificio ubicado en Calle Agustinas con Teatinos, de la ciudad de Santiago de Chile.

La actividad se desarrolló en presencia de Emilio Aldunate, Fernando Calvo, Francisco Infante, Carlos Keller, Mauricio Mena, Eduardo Undurraga, Raúl Valdivieso, Benjamín Pizarro, Alberto Bravo Walter y Jorge Gonzáles Von Mareés, quienes establecieron tiempo después, la sede nacional de la agrupación, en un local ubicado en la Calle Huérfanos 1540.

Sus principales líderes fueron, el abogado Jorge González Von Mareés (“El Jefe”), quien se desempeñó entre los años 1925 a 1932, como jurista, secretario municipal y Alcalde de la Comuna de Ñuñoa; así también González fue un destacado dirigente de la agrupación denominada Nueva Acción Pública (NAP), siendo autor de algunos ensayos relacionados con temáticas sociales.

Otro cuadro importante fue el economista, filósofo y sociólogo con estudios en jurisprudencia Carlos Keller Rueff, quien entre los años 1916 a 1921 fue alumno del destacado filósofo Oswal Spengler (autor del conocido libro “La decadencia de Occidente”).

Keller fue un prolífico estudioso de la realidad, teniendo entre sus más destacadas obras el libro titulado “La eterna crisis chilena”, desempeñándose respectivamente como secretario y posteriormente como director del Departamento de Estadística en el gobierno del Presidente Carlos Ibáñez y Juan Esteban Montero.

Nacionalismo criollo y socialismo no marxista

En sus bases fundamentales, el MNS abogó por la implantación de un gobierno nacional fuerte, capáz de superar las divisiones partidistas, devolviéndole a las instituciones del Estado el impulso de eficiencia y austeridad que le había caracterizado hasta antes de la caída de Balmaceda.

En el orden social y económico, proclamaba la caducidad del régimen individualista y la necesidad de su reemplazo por la concepción socialista de vida en común, a través del predominio de los intereses de la colectividad nacional sobre todo interés individual, de grupo o de clase.

En el orden moral, se impuso como misión, el reestablecimiento de las virtudes ancestrales del pueblo chileno por medio de su práctica, vislumbrándolo como el camino hacia el reencuentro de la Patria, en el camino de la justicia, de la grandeza material y la dignificación.

Expresaba Keller en un escrito publicado en la revista “Acción Chilena”: “(…) Para el liberalismo, el motor de toda la vida económica lo constituye el afán de lucro del “homo economicus”, para el marxismo la solución de todos los problemas consiste en el colectivismo (…) socialismo no es colectivismo, como suponen los marxistas.

Socialismo no es una fórmula económica, sino que es un estado de ánimo, una conciencia social. El socialismo no se realiza por fuera, sino que por dentro. El verdadero socialista es aquel que es capaz de dar un ejemplo personal de realizar en su vida, por sus actos, lo que reclama la sociedad.

Precisamente es la conciencia social, este genuino y verdadero socialismo que propiciamos, constituye la única manera de superar a la escisión que separa al liberalismo del marxismo. La primera de las escuelas, defiende al criterio patronal; la segunda, el proletariado. En la práctica, ambas han fracasado. El liberalismo ha desencadenado las luchas sociales, que amenazan arrasar con toda la civilización cristiano-occidental. El marxismo ha educado al obrero en el sentido de ver a un enemigo en la empresa, en la máquina y en el mismo trabajo. Sin embargo, todos los elementos son indispensables para que pueda funcionar la economía (…)”.

Uniformes, desfiles, canciones y discursos

El emblema de esa colectividad, fue la bandera de la Patria Vieja, cruzada por un rayo ascendente de color rojo y no como algunos han declarado la svástica, propia del partido nazi alemán.

En su insignia, se destacaba la presencia de un brazo musculoso empuñado, con un fondo tricolor entre cielo mar y e
l saludo del militante, se hacía extendiendo el brazo derecho en ángulo, reflejo de las influencias “nazi-fascistas” entonces en boga, que al hacerse era acompañado por el grito: ¡Chilenos a la Acción!

El uniforme del militante nacista, estaba compuesto por una camisa, corbata y sombrero militar de color gris oscuro; una piocha metálica con la insignia del movimiento; un terciado de cuero y un cinturón de gruesa hebilla circular, adornada con un rayo ascendente; más en el varón, de un pantalón y calzado oscuro y en la mujer de una pollera y calzado oscuro.

Sus himnos más populares fueron “En alto banderas” (inspirado en el himno de las S.A.) utilizado por las TNA; “Chilenos a la acción” canto oficial de la agrupación; y la “Canción del Machitún”, la cual era entonada en las actividades de camaradería.

El MNS, poseía dos medios escritos para propagación de sus ideas, el diario nacista “Trabajo” y la revista de formación política “Acción chilena”.

Otra forma de promocionar sus ideas, fueron los discursos radiales; la producción y distribución de afiches, volantes y panfletos; las concentraciones y desfiles públicos, acompañado por la música marcial producida por sus bandas de guerra; la gira a lo largo del país de sus principales dirigentes; y los trabajos sociales, desarrollados por su Cuerpo Voluntario del Trabajo, Brigadas Femeninas, Cuerpo de Dadores de Sangre, Grupo Nacista Universitario y la Juventudes Nacistas, conocidas en ese tiempo como “ La jota”.

“Un partido con un “Jefe”, en este país de rebeldes e insubordinados, resultaba algo simplemente ridículo. Y el hombre que se atreviese a afrontar ese ridículo, no podía ser sino un loco. Un partido cuyos miembros vestían uniforme y saludaban con el brazo en alto, y que, en vez de las tradicionales “asambleas”, realizaba “concentraciones”, en que se entonaba el Himno Nacional y otros cantos patrióticos; un partido que desfilaba marcialmente por las calles, precedido de bandas de músicos y banderas; un partido así no podía responder a la mentalidad chilena, tan contraria a todas estas exterioridades.

Por las razones dichas, nuestra organización fue tildada de artificial y extranjerizante. Y a decir verdad, algunas de sus exterioridades parecían confirmar este aserto.

Desde luego, el nombre. Es cierto que los ideales “nacionalistas” y “socialistas” que el Movimiento preconizaba, no podían quedar mejor definidos que con la denominación de “nacional- socialista” que había adoptado. Pero el hecho era que en Alemania acababa de triunfar un grupo político que llevaba ese mismo nombre. Por consiguiente, el movimiento político chileno no podía ser sino un prolongación, en nuestro país, de la organización germana. Por más que la lógica de semejante argumentación no era muy fuerte – ya que con igual razonamiento podría haberse sostenido que todos los partidos chilenos no eran sino prolongaciones y agencias de sus similares europeos- el hecho es que la similitud de nombre dio base para que, de buena y de mala fe, se nos supusiera en concomitancia directa con el nacional socialismo alemán.” (“El Jefe habla a los chilenos”; discurso radial de 1941)

La violencia callejera hacia el nacismo

Hacia 1933, la violencia física se desató tanto hacia el nacismo, sus locales fueron objeto de ataques, así como su militancia, obligando a la creación de las Tropas Nacistas de Asalto (TNA), organización defensiva militarizada, que se enfrentará en las calles a los variados grupos de choque existentes en los demás partidos políticos.

La violencia política hacia el nacismo, significó además de los daños materiales, un gran número de contusos y heridos.

Sin embargo, un cuadro más pasmoso, fue el asesinato en 1935, del joven nacista Pablo Acuña y en el otoño de 1936 de los nacistas porteños Moisés Carreño, Blas Riquelme y Armando Muñoz.

Por su parte sus rivales, debieron lamentar la muerte de tres de sus hombres, uno de ellos el joven poeta Héctor Barreto.

Los políticos macucos, que hasta entonces habían despreciado olímpicamente al organismo en ciernes, experimentaron cierta inquietud por su incesante desarrollo. Ello los impulsó a iniciar, en la prensa y en el Congreso, una violenta campaña de desprestigio en su contra. Al mismo tiempo, urdieron la manera de ponerle cortapisas desde el Gobierno.

A su vez, los partidos marxistas – el socialista y el comunista – contrariamente a lo que pensaban en 1932 los “conocedores” de la idiosincrasia popular, adquirieron en los años siguientes un auge insospechado. Des de un comienzo, esos partidos concentraron sus ataques sobre nosotros.

A una voz de orden, surgieron en todas partes las “consignas” en contra nuestra. Las más socorridas fueron la de estar nosotros “vendidos a Hitler” y la de ser “asesinos del pueblo”. Al éxito de la primera de estas consignas ayudaba poderosamente nuestro nombre; a la segunda, el hecho de que en las refriegas callejeras a que habíamos sido provocados, hubiesen caído algunos militantes comunistas o socialistas” (Jorge González, 1941).

Ese año de 1935, el MNS cuenta con un número de 20.000 afiliados, logrando además una significativa presencia en las federaciones de estudiantes universitarios (Universidad Católica y de Chile) y el cargo municipal de Regidor por Santiago, en la persona de Mauricio Mena.

Su distanciamiento con el nazismo y hitlerismo alemán

Por esa época el movimiento nacista chileno, desarrolla un mayor distanciamiento con el Hitlerismo alemán, declarando públicamente en 1936, la incompatibilidad de sus ideas con las del NSDAP, prohibiendo a sus cuadros la doble militancia, en consideración a la presencia en el Sur de Chile de una filial de la Jungebund, denunciando y condenando paralelamente su accionar en nuestro país.

Desde el plano ideológico, el MNS se diferenciará del partido nazi alemán, tomando como base para su concepción ideológica no el fenómeno material de la “Raza”, sino que hablará de ella desde una concepción espiritual, cultural e idiosincrática, denominada por ese tiempo como “el alma de la raza” (A. Cabero; “Chile y los chilenos”) o “Ser nacional”, concepto el cual derivará en su discurso, en una nueva concepción nacional: el de la “Chilenidad”. Proyectando esto, hacia el ámbito continental, reconociendo, valorando y defendiendo las diversas expresiones que conforman la “raza y cultura americana”, vislumbrándolas como el resultado y muestra de lo que ellos denominarán como: “crisol de razas” (E. Zorrilla; “La nueva emancipación”).

Respecto a las influencias nazi-fascista sobre el MNS, Jorge González se refería el 25 de octubre de 1932: “Consideramos que el fascismo, en sus ideas fundamentales, no es un movimiento italiano, sino mundial. El encarna la reacción espontánea y natural de los pueblos contra la descomposición política producida por el estado democrático liberal (...) Significa también el predominio de la sangre y de la raza, sobre el materialismo económico y el internacionalismo.

En este sentido somos fascistas, sin que ello signifique, por ningún motivo, que pretendamos copiar el fascismo italiano o el hitlerismo alemán. Nuestro movimiento se caracteriza por su tendencia esencialmente nacionalista. Los problemas colectivos sólo nos interesan desde el punto de vista chileno, y las soluciones que les daremos serán también genuinamente chilenas (…)”

Su presencia en el parlamento

Ya en las elecciones parlamentarias del 7 de marzo de 1937, los nacistas obtienen un número de tres bancas: Jorge González Von Mareés por Santiago; Fernando Guarello Fitz – Henry; Y Gustavo Vargas Molinare, elegido por Temuco; perdiéndose por un estrecho margen, la candidatura de Carlos Keller por Concepción.

Los parlamentarios nacistas ejercerán sus cargos para el período comprendido entre los años 1937 a 1941, pasando el MNS a ser una fuerza representativa del 3,5 % del electorado con derecho a voto.

En materias económicas y sociales, los representantes nacistas, presentaron en el parlamento sendos proyectos de ley, los que proponían entre otros, la derogación momentánea del pago de la deuda externa y la necesidad de gravar un impuesto progresivo a las exportaciones de cobre; la reforma agraria; la instauración de un servicio obligatorio del trabajo; más otras en relación con la mejora en la situación de los conventillos y otros referidos a materias particulares, de mejoramiento de las condiciones de trabajo y retiro de los funcionarios de Gendarmería de Chile.

Elecciones presidenciales con olor a sangre

Para las elecciones presidenciales de 1938, el nacismo propone la candidatura del general (R) Carlos Ibáñez del Campo, formando para ello la coalición llamada “Alianza Popular Libertadora”.

Este pacto político, congregará no sólo a los nacistas, sino que también a sectores de izquierda disconformes con la formación del Frente Popular y a un vasto sector de independientes, simpatizantes de la figura del general.

El 4 de septiembre de 1938, el nacismo organizará una de las más numerosos concentraciones de la época, la “Marcha de la Victoria”, la cual congregó en el Parque Cousiño un número superior a las 100.000 personas en apoyo de Ibáñez.

Al otro día, lunes 5 de septiembre, se produce un sorpresivo intento de conato, el cual culmina con el asesinato a manos de las fuerzas policiales de Carabineros de Chile, de 59 nacistas y tres civiles inocentes rendidos, hecho que se conoció como la “matanza del Seguro Obrero”.

“La sangre de nuestra juventud corrió a raudales, y oleadas de odio se vaciaron sobre nuestras cabezas. No sólo se nos cubrió de los más viles improperios, sino que se nos imputó la intención de cometer los crímenes más nefastos. Durante días y semanas, después del 5 de septiembre, diarios que se dicen serios, publicaron, con respecto a nuestros propósitos en caso de que la revolución hubiese triunfado, las más absurdas y escalofriantes mentiras.

Nuestros muertos, que aun en sus últimos estertores habían balbuceado el nombre de la Patria, fueron calificados de “criminales del hampa”. Yo recibí, entre innumerables otros, el calificativo de “monstruo”.

Toda la furia gubernamental se desató en contra nuestra. Centenares de nuestros hombres fueron encarcelados o desterrados. Nuestros locales fueron ocupados por la policía y saqueados sin piedad. Nuestro diario fue clausurado y empastelada la imprenta en que se editaba. Se nos persiguió en toda forma y por todas partes como perros rabiosos, con el decidido propósito de exterminarnos” (Jorge González, 1941).

Meses después del trágico suceso, se formará en el parlamento una comisión investigadora, figurando en ella la presencia del joven parlamentario Salvador Allende, estableciéndose la responsabilidad en la matanza del mismísimo presidente de la república don Arturo Alessandri Palma.

El apoyo del nacismo al Frente Popular y su cambio de nombre

El alzamiento del 5 de septiembre, echó por tierra la candidatura de Ibáñez, plegándose formalmente el apoyo nacista y del resto de la “Alianza Popular Libertadora”, hacia el abanderado del Frente Popular Pedro Aguirre Cerda, quien es finalmente elegido Presidente de la República por un estrecho margen de votos sobre sus contendor, el derechista Gustavo Ross Santa María.

Así mismo, la trágica aventura del 5 de septiembre, propiciada personalmente por Von Mareés, al igual que el mencionado apoyo hacia el “frentismo”, generará el retiro de Carlos Keller Rueff, una de las figuras más emblemáticas y estimadas al interior del MNS.

A comienzos del verano de 1939, tras un congreso de dirigentes y a sugerencia del “Jefe” nacista, el MNS pasa a llamarse Vanguardia Popular Socialista.

Respecto a este tema, recordaba Jorge González en un discurso emitido a través de la honda de la Radio Agricultura” de 1941: “el nombre de Movimiento Nacional Socialista había pasado a constituir una rémora para su crecimiento. En especial la masa popular, intoxicada por las consignas lanzadas a través del mundo entero por la Internacional Soviética, había llegado a identificar nuestra denominación con la de sus más brutales enemigos. En vano exponíamos al pueblo nuestros principios y propósitos, tan de acuerdo con sus más sentidos anhelos. El pueblo no nos creía. Nuestra sinceridad, nuestra fe, nuestro infatigable tesón para no desmayar en la tarea, se estrellaba contra el repudio que provocaba nuestro nombre. La táctica comunista había obtenido un formidable triunfo sobre nosotros, cerrándonos, mediante una consigna tan hábil como falsa, el camino hacia la conquista del alma popular.

El cambio de nombre se hacía, pues, imperioso. Sólo así podríamos salvar la barrera que los adversarios habían levantado entre nosotros y el pueblo. Y esa barrera era absolutamente indispensable salvarla, pues sin el concurso de la masa popular, jamás nos sería dado alcanzar la meta anhelada.

El paréntesis abierto en nuestra existencia por los acontecimientos del 5 de septiembre nos deparó la ocasión propicia para efectuar el cambio doloroso, pero impostergable, que las circunstancias exigían. Es así como a mediados de enero de 1939, un Congreso de dirigentes convocado al efecto, resolvió sustituir el antiguo nombre del Movimiento, por el de Vanguardia Popular Socialista.” (Jorge González, 1941)

Las reflexiones del “Jefe”

Décadas más tarde, en 1960, retirado de la política y afectado en su salud (debido posiblemente a los efectos de las torturas recibidas en las numerosas detenciones que fue objeto), el ex jefe del nacismo formulaba un análisis desencantado de la trayectoria del MNS, escritos los cuales fueron años más tarde incluidos en el libro “El Jefe. Biografía de Jorge González Von Mareés”, texto publicado en 1990, del cual destacamos lo siguiente:

"Si el nacismo no triunfó fue sencillamente porque no podía triunfar. Aun colocado en las circunstancias más favorables y aunque hubiese contado con un jefe más capaz que yo, el nacismo, tal como fue concebido por mi, estaba condenado a un inevitable fracaso. Y ello porque el alma, o sea el espíritu con que animé dicho movimiento no se amoldaba a la mentalidad chilena (…) El nacismo nació impregnado de un patriotismo romántico ajeno a nuestro espíritu criollo."

En su primera declaración pública sobre los fines del nuevo “movimiento”, se habló de un lenguaje totalmente desconocido hasta entonces en Chile. Se comenzaba diciendo que el nacismo era un “movimiento” y no un partido político. Con semejante definición se quiso destacar que no se trataba de uno más de los muchos partidos políticos que hasta entonces se había conocido en Chile, sino que de opinión, destinados a modificar sustancialmente la vida política de la república (…) la diferenciación entre “partido” y “movimiento” no fue captada nunca por la mentalidad criolla (…) Para el chileno, las organizaciones políticas, por muy avanzadas y revolucionarias que sean, son simplemente “partidos” y cualquier intento por cambiar este calificativo se estrellará con la mentalidad nacional.

Los Chilenos de hoy – y gran parte de los de aquella época- Sólo han podido conocer dicho movimiento a través de la fraseología de sus detractores.

La circunstancia de haberse creado bajo la inspiración ideológica del fascismo italiano y del nacionalsocialismo alemán, lo colocó, desde su nacimiento, en la categoría de partido “extranjerizante” en conformidad con la terminología comunista.

Es así como el nacismo fue presentado, ante la imaginación popular, desde el día mismo de su iniciación, como un enemigo jurado del pueblo chileno.

Hago este recuerdo, por consideración de la más elemental justicia histórica, el de reivindicar para el nacismo la absoluta Chilenidad de sus propósitos (…) La expresión “Chilenidad” que hoy se ha hecho común en nuestro lenguaje político, fue un vocablo que nadie había usado antes que el nacismo comenzara al empleado para sintetizar con le las virtudes y el alma de nuestro pueblo.
Del mismo modo, fueron los nacistas quienes sacaron a la calle el tricolor nacional y enseñaron al pueblo sus “concentraciones” – palabra con que el nacismo sustituyó las asambleas de los partidos- a entonar en forma marcial y vigorosa el himno patrio.

También fue el nacismo el que desenterró de los archivos y dio a conocer, por primera vez, a las masas chilenas la figura de don Diego Portales (…) Posteriormente, todas estas exteriorizaciones de patriotismo fueron incorporadas a los hábitos de las demás organizaciones políticas (…) Es, pues falsa la aseveración de que el nacismo fuera una organización de tendencia extranjera.

No sólo no fue, sino que en su seno se arraigaron los más puros sentimientos de la Chilenidad”.


La Vanguardia Popular Socialista

Jorge González Von Mareés y la VPS en 1939.


Por Juan Bragassi Hurtado

El alzamiento del 5 de septiembre, echó por tierra la candidatura de Ibáñez, plegándose formalmente el apoyo nacista y del resto de la “Alianza Popular Libertadora”, hacia el abanderado del Frente Popular Pedro Aguirre Cerda, quien es finalmente elegido Presidente de la República por un estrecho margen de votos sobre sus contendor, el derechista Gustavo Ross Santa María.
La trágica aventura del 5 de septiembre, propiciada personalmente por Von Mareés, al igual que el mencionado apoyo hacia el “frentismo”, generará el retiro de Carlos Keller Rueff, una de las figuras más emblemáticas y estimadas al interior del MNS.

A comienzos del verano de 1939, tras un congreso de dirigentes y a sugerencia del “Jefe” nacista, el MNS pasa a llamarse Vanguardia Popular Socialista. Respecto a este tema, recordaba Jorge González en un discurso emitido a través de la honda de la Radio Agricultura” de 1941: “el nombre de Movimiento Nacional Socialista había pasado a constituir una rémora para su crecimiento. En especial la masa popular, intoxicada por las consignas lanzadas a través del mundo entero por la Internacional Soviética, había llegado a identificar nuestra denominación con la de sus más brutales enemigos.

En vano exponíamos al pueblo nuestros principios y propósitos, tan de acuerdo con sus más sentidos anhelos. El pueblo no nos creía. Nuestra sinceridad, nuestra fe, nuestro infatigable tesón para no desmayar en la tarea, se estrellaba contra el repudio que provocaba nuestro nombre. La táctica comunista había obtenido un formidable triunfo sobre nosotros, cerrándonos, mediante una consigna tan hábil como falsa, el camino hacia la conquista del alma popular.

El cambio de nombre se hacía, pues, imperioso. Sólo así podríamos salvar la barrera que los adversarios habían levantado entre nosotros y el pueblo. Y esa barrera era absolutamente indispensable salvarla, pues sin el concurso de la masa popular, jamás nos sería dado alcanzar la meta anhelada.

El paréntesis abierto en nuestra existencia por los acontecimientos del 5 de septiembre nos deparó la ocasión propicia para efectuar el cambio doloroso, pero impostergable, que las circunstancias exigían. Es así como a mediados de enero de 1939, un Congreso de dirigentes convocado al efecto, resolvió sustituir el antiguo nombre del Movimiento, por el de Vanguardia Popular Socialista.” (Jorge González, 1941).

A partir de ello, comienza un activo contacto de los ex nacistas con los partidos del Frente Popular - en especial el Partido Socialista -, el cual se expresó con la vista a la sede nacional de presidente electo, acompañado de altos dicnatarios frentistas, sindicales y estudiantiles, más la participación en algunos cargos públicos de confianza del gobierno y la posición antigolpista de la VPS ante los sucesos del "Ariostazo".
Roto al poco tiempo (1940) el Frente Popular y frustrada las gestiones que promovieron su ingreso oficial al pacto de gobierno, la Vanguardia Popular Socialista pasó a la oposición, sucediéndose algunos hechos de violencia con el partido Radical, el cual costó la vida de dos personas, por ambos bandos, el allanamiento de los locales de la VPS y del Movimiento Nacionalista de Guillermo Izquierdo y la detención por agentes de la policía civil e internación ilegal en el manicomio de Von Mareés.

Último suceso, realcionado con la denuncia hecha por este parlamenterio, respecto a la extorción e internación ilegal de judíos venidos desde la europa ocupada por parte de funcionarios, cuya responsabilidad fue atribuida al entonces Ministro de Relaciones Exteriores Abraham Ortega Aguayo.
En las elecciones parlamentarias de 1941, la Vaguardia Popular Socialista obtiene dos representantes de la cámara de Senadores: Jorge González por Santiago y Vargas Molinares por Cautín.

El 25 de noviembre de 1941, fallece Pedro Aguirre Cerda, comenzando rápidamente los preparativos para las elecciones para su sustitución, apareciendo nuevamente la figura de Carlos Ibáñez de Campo, quien impulsará su fusión con el Movimiento Nacionalista,el cual se concretará a fines de 1942, con la Unión Nacionalista dirigida por el destacado académico Juan Gómez Millas.

Las elecciones de comienzos de 1942, dieron el triunfo a Juan Antonio Ríos, quien fue elegido con 260 mil votos, contra Carlos Ibáñez, que obtuvo 206 mil sufragios.

Con la fusión de ambas organizaciones políticas, los diputados elegidos en nombre de la Vanguardia Popular, pasarán a ser representantes de dicha nueva agrupación nacionalista, hasta su disolución en 1945.

miércoles, 24 de octubre de 2012

El Espíritu de la Economía






Por Gregor Strasser

Nosotros somos Socialistas, enemigos mortales del sistema capitalista actual y sus modos económicos de explotación, con su injusticia del sistema de asalariados, con su inmoral valoración del ser humano según sus propiedades y riquezas en lugar de según su servicio y responsabilidad. Nosotros estamos decididos a destruir este sistema del modo que sea necesario.

Y respecto a esto, no es en absoluto suficiente el substituir  un sistema económico por otro – sino que lo que es absolutamente necesario por encima de todo es un absoluto cambio de mentalidad. La mentalidad que debe ser superada, es la mentalidad materalista. ¡Debemos alcanzar una mentalidad económica totalmente nueva! – un  pensamiento que se libere de los conceptos actuales, cuyas raíces se hallan en el dinero, la posesión, la rentabilidad y una falsa idea del éxito. Es característico del marxismo, el falso socialismo, que su orden de ideas sea exactamente el mismo que el del capitalismo, por ello los considero desde hace algunos años y ya para siempre a ambos unidos en espíritu, sólo diversos en su diseño. El Socialismo Nacional,  directamente originario de la vida orgánica,  destruye las mentirosas palabras de una teoría ajena al mundo así como también los conceptos sin vida de una moribunda civilización.

Nosotros debemos aprender, que en la economía de un pueblo la cosa no depende de la rentabilidad, ni del beneficio, sino  sólo y exclusivamente de la cobertura de las necesidades de cada uno de los miembros de ese pueblo. Ésta y no otra cosa es la tarea de la  economía de la Nación. Nosotros debemos aprender que los conceptos como “economía mundial” – “balanza de pagos” – “nivel de exportaciones”, son únicamente conceptos de una época que se apaga, que desde ya hace demasiado tiempo llevan hacia el absurdo, pues chocan directamente contra lo que hay de eterno en la vida orgánica, que ha nacido EXCLUSIVAMENTE  de especulaciones y no de la TIERRA.   También debemos aprender que es un engaño, cuando la producción especuladora crea necesidades artificiales, ficticias, mediante reclamos y estímulos – esto es una burla al trabajo de las personas y sus vidas.

La excitada avidez acrecienta las exigencias, las acrecentadas exigencias multiplican la esclavitud humana, la cual es una esclavitud mental que ha tomado posesión de la vida en el lugar del alma. ¿Qué saben todavía  los hombres actuales sobre lo que significa vivir? Ellos corren y se ajetrean, se torturan, se esfuerzan, se esclavizan como los remeros de las galeras – todo para llevar una vida cuya vacuidad, cuyo vacío, es indescriptiblemente cruel. Y la cuestión no es relativa al excedente (sobreproducción), tal y como afirma el marxismo, sino  al alma de las personas. Y la producción, la economía,  tiene aquí sólo una tarea: cubrir las necesidades económicas de cada persona del pueblo, y la negación de los bienes que sólo existen a causa de necesidades artificialmente creadas, con la negación también de la esclavitud de la  “Rentabilidad y Beneficio”.

¡Nosotros debemos aprender que el trabajo es más que la propiedad, que el servicio es más que el dividendo! Es la más funesta herencia del sistema económico capitalista, el que la medida del valor de todas las cosas sea el dinero, la propiedad, la posesión. El hundimiento, la disolución de los pueblos es la consecuencia directa del uso de esta falsa escala de valores, pues la elección según las propiedades es el enemigo mortal de la raza, de la sangre y de la vida auténtica. Nosotros nunca hemos dejado duda alguna en que nuestro Socialismo Nacional  rompe con  este privilegio de la posesión y que la liberación del trabajador alemán debe extenderse en  su  participación en la ganancia, su participación en la propiedad y su participación en el servicio. Pero significaría volver a usar la vieja vara de medir si lo dejásemos aquí y no se iniciara también la necesaria revolución de las mentes, que nos libere de la mentalidad del sistema materialista actual. Nosotros ponemos conscientemente  el valor del servicio por encima del valor de la propiedad, ¡el valor del servicio es el único valor que realmente reconocemos! Nosotros ponemos el servicio en el punto central y no los dividendos. ¡Del mismo modo consideramos que la responsabilidad es  la coronación de las aspiraciones humanas, nunca las riquezas o el lujo! Esta es la nueva cosmovisión, la nueva religión de la economía y con ella se establecerá el final del cruel gobierno del becerro de oro y las diferencias de los seres humanos y de los derechos – serán sólo las diferencias del servicio, diferencias en el grado de responsabilidad; diferencias, en fin,  que provienen de Dios y son sagradas.

jueves, 18 de octubre de 2012

Visión del Mundo de una Nueva Época





Por Matt Koehl



Hoy presenciamos la agonía mortal de una civilización. Una sociedad entera está en colapso. Lo Viejo no puede ser restaurado. Está acabado. La confusión e incertidumbre que vemos son el preludio del caos y agonía totales que nos aguardan. Cuando la brillante estrella de la civilización se apaga, se crea un “agujero negro” espiritual, que actúa de manera inversa a su antagonista. Toda realidad espiritual es afectada por un vacío ANTIESPIRITUAL.

No subsisten el carácter, ni la voluntad, ni valores, ni ideales, ni principios ni raíces, ni dirección, ni verdad, ni honor, ni belleza, ni bondad ni orden, ni dioses. NADA. Sólo aquel que esté preparado para distanciarse del viejo mundo y alejarse de su terrible fuerza de gravedad puede escapar al omnipotente torbellino del colapso.

En esta última categoría reuniremos a todos los ahora espiritualmente alienados, que de algún modo intentan buscar su camino hacia un mundo nuevo. Hoy existe una creciente sensación de desesperación —una desesperación reflexiva más que una mera falta de fe en un régimen de gobierno o sistema social— pero que toca a cada aspecto de la vida.

Muchos hombres buscan desesperadamente el creer en algo, algo que guíe y de sentido a sus vidas. Los cerebros más sensibles están buscando un objetivo, un nuevo foco de fe que reemplace al que, sin esperanzas e irremisiblemente, se está hundiendo. ¿Pero dónde está esta idea, esta fe? Como se ha remarcado, el ario ha padecido miles de años una tensión espiritual causada por la intrusión de una ideología alógena en su natural visión del mundo —proceso que distorsionó la cultura occidental desde sus comienzos e impidió la realización de su alta misión. No sólo se infiltró esta increíble cosmología en un ario asqueado por el nuevo credo, sino que fue obligado a aceptar una declaración de principios teológica que suponía una declaración de guerra contra el orden natural y sus leyes eternas. Se divorció a Dios de su creación; la naturaleza misma llegó a ser “sospechosa”; el espíritu se enemistó con la carne; el hombre fue declarado forzosamente un malvado sin esperanza; Dios se convirtió en un objeto extraño —una figura remota, arbitraria y despótica— a quien el hombre tendría miedo y ante el cual debería humillarse e inclinarse. Así, la conducta responsable y justa fue menoscabada en favor del perdón a través de la gracia divina.

La preocupación de la religión occidental durante un milenio por la salvación del “alma” individual, sin consideración para cuestiones raciales más amplias, tuvo las más desastrosas consecuencias. No sólo se promocionaron las más groseras formas de mezquindad y egoísmo, sino que además tuvo efectos aún más perjudiciales. Al asignar una importancia cardinal a la salvación individual se minusvaloró el bien de la propia especie —el propio pueblo y raza— como de menor importancia.

La comunidad de creyentes —amarillos, negros, blancos— era más preciosa en opinión de los padres de la Iglesia que la verdadera comunidad de la carne y la sangre, cuyo culto y defensa fue considerado como una especie de “idolatría”. Con lo cual la esencia espiritual del ario se modificó para convertirse en un mejunje moral de mansedumbre, mojigatería, no-resistencia y amor al enemigo.

Nuestra visión del mundo diferirá radicalmente de la perspectiva judeocristiana. Obrará desde una perspectiva totalmente diferente de la condición humana y de su objetivo. Se basará, en primer lugar, en un profundo respeto y obediencia por la naturaleza, a la que concibe como un orden intemporal sin principio ni fin, pero en constante cambio y en renovación cíclica, y que en última esencia es consustancial con lo divino, al que trata como un SUJETO antes que un objeto.

Considera al hombre como una parte de la naturaleza y propone restaurar las leyes naturales como orden rector de los asuntos humanos — volviendo así a atar el lazo entre hombre y naturaleza, lazo que fue roto por la ideología semítica. Al mismo tiempo, declara que para el ario consciente no hay separación de lo divino; que su dios no está en otro mundo, sino que reside entre los límites de su propia tierra; y que la actitud religiosa recta es la de la veneración, antes que la del temor. Así levanta la carga del pecado original y pone fin al rebajamiento ante el Omnipotente, proclamando en su lugar la propia nobleza del alma.

Restaura la integridad esencial del hombre, pues según su creencia no puede haber separación entre cuerpo y alma. Representa, finalmente, una AFIRMACION —no una negación— de la vida y enseña que el heroísmo y el valor desafiante y viril pueden vencer cualquier cosa.

Así la nueva Idea —al retomar a los valores tradicionales de la religiosidad aria— libera al ario de esa tensión interna que caracterizó su vida espiritual en Occidente durante el último milenio, y le armoniza con las leyes de la naturaleza y consigo mismo. En una palabra, la perspectiva del futuro restablece en el ario su condición profunda y natural, concediéndole de nuevo la libre expresión de su espiritualidad original, así como liberándole para el cumplimiento de una gran misión.

De este modo, llama de nuevo a la fe de nuestros antepasados, que vivieron en comunión con la naturaleza y disfrutaron de una vida religiosa plenamente desarrollada, que estableció los patrones éticos y morales de una sociedad y fijaron el carácter espiritual de su destino.

Lo más importante, apoyándose en la fuente primigenia de la vida misma, es que la nueva Idea está decidida a restablecer la primacía de la Raza como la premisa sagrada para una más alta existencia en esta tierra. Estableciendo el concepto de raza como un inviolable principio religioso —realmente un IMPERATIVO MORAL— está preparado para hablar de la solución suprema de los tiempos modernos, la definitiva solución biológico-ambiental o sea, la supervivencia del ario como la más avanzada forma de vida en este planeta.

Por tanto, su empresa vital no es la salvación del individuo aislado, sino el de una raza entera. En contraste, todo sistema religioso o filosófico contemporáneo es irrelevante, absurdo e inútil —cuando no francamente nocivo— para la causa de nuestra existencia, pues impide plantear esta cuestión fundamental de una manera franca y positiva.

Debe ser destacado aquí que la amenaza para nuestra supervivencia racial comienza por causas espirituales consecuentemente, sólo puede ser salvaguardada por una solución de carácter espiritual. No padecemos tanto por una falta de alternativas políticas o estrategias intelectuales sino por la escasez de voluntad, valor, determinación, dedicación, entrega e integridad. Cualesquiera peligros externos derivan, en último análisis, de este problema interno.

Por ello, la cuestión de la supervivencia racial debe ser vista no sólo como relacionada con la actividad política y propagandística, sino, en primer lugar, comprendiendo una movilización espiritual y moral. Sin una regla moral todos los esfuerzos —aun nobles y valientes— necesariamente serán inútiles. Los efectos de décadas y centurias de decadencia cultural están simplemente demasiado avanzados y extendidos como para ser vencidos sólo a través de la lucha política. La función correcta de la política es emplear al pueblo —a las masas— COMO SON, y utilizarlas para lograr una gran meta. La condición espiritual de las masas occidentales es tal que la excluyen como fuerza útil para toda actividad política revolucionaria hoy día. Consecuentemente, la primera tarea del Movimiento contemporáneo debe ser establecer una base firme de carácter espiritual y moral —un patrón moral absolutamente fijo— capaz de atraer a todos aquellos jóvenes idealistas de nuestra raza que, marginados, buscan respuestas en un mundo confuso y decadente y una base que dé sentido a sus vidas y les transforme en partidarios entregados a la más santa de las causas.

Es justamente un fundamento espiritual fuerte el que sostendrá toda acción política efectiva en el futuro. Hay una consideración subsidiaria. Debe reconocerse que la actual situación se desenvuelve desde hace un largo período de tiempo y no puede ser eliminada por una panacea instantánea, sino sólo a través de un proceso de LUCHA PROLONGADA que comprenda décadas y generaciones. La integridad de esta lucha sólo puede ser sostenida por convicción y entrega espirituales e incluso RELIGIOSAS, ya que el Movimiento solamente depende de sus recursos morales para su continuidad y supervivencia. Por ello, el desarrollo de esos recursos como una necesidad crítica debe tener la más alta prioridad sobre toda otra consideración.

Si la nueva Idea representara meramente una instauración de los valores tradicionales arios del espíritu y la visión del mundo natural de los tiempos precristianos, junto con una llamada a la preservación racial, ciertamente tendría relevancia, significación y utilidad, sin embargo quedaría incompleta y no mantendría su calidad dinámica e histórica. Pero toda gran idea histórica incorpora además una misión especial, así como una búsqueda de un nuevo tipo de hombre. Lo extraordinario de la Idea del futuro es que se propone transformar la condición humana realzándola.

Proclama el más alto destino para el ario, y le convoca hacia la plena realización de su potencial físico, espiritual y moral (incluso hacia la divinidad), empresa tan trágicamente fracasada hasta ahora por las retorcidas doctrinas de un credo alógeno. No obstante, es precisamente la posibilidad de esa evolución ascendente hacia una raza mejor en el sentido nietzscheano lo que da a la nueva Idea su más alto objetivo y significado y le otorga su extraordinario carácter revolucionario.

Si examinamos todas las tendencias ideológicas y espirituales de los últimos cien años, así como las del presente, se hace inmediatamente evidente que SOLO HAY UNA IDEA QUE PUEDA SERVIRIDONEAMENTE COMO PRINCIPIO FORJADOR DE UN MUNDO POSTOCCIDENTAL, POST-CRISTIANO.

La citada excepción no comprende a las autoproclamadas “alternativas” que son meras consecuencias secularizadas de la misma idea fundamental, que a su vez es la causa de nuestra situación actual. Y aquí debe subrayarse que en las venideras convulsiones revolucionarias la ideología neo-semítica de Karl Marx no tendrá otra significación que le dé un vomitivo cultural. El momentáneo poder y éxito de que disfruta es efímero dentro de un amplio contexto histórico, al igual que los nuevos y exóticos cultos de gurus y fakires, originarios del Este en estos últimos días de una civilización en ruinas.

En el mundo contemporáneo, una idea o concepción puede ser reconocida ya como reaccionaria —y por lo tanto transitoria— ya como revolucionaria y duradera. Todo lo que tiende a perpetuar el Viejo Orden es reaccionario. Todo lo que continúe operando hacia la reconstrucción del pasado es reaccionario.

Todo lo que tienda a fomentar la decadencia es reaccionario. Toda falsedad, hipocresía y oportunismo son reaccionarios. Como tales, son transitorios y no subsistirán. Todo lo que comprenda la penosa realidad y la verdad difícil podrá tomar parte de algo nuevo y revolucionario. Sólo eso puede ser llamado verdaderamente revolucionario, porque durará siempre. Sólo él establecerá los fundamentos espirituales —el núcleo radiante— de una nueva época.

Hoy sólo existe una Idea que pueda ser reconocida como la semilla de un Nuevo Orden revolucionario; sólo una Idea que sirva corno patrón espiritual para el hombre post-occidental; sólo una Idea que empuñe la llave del futuro.

miércoles, 17 de octubre de 2012

111 Principios para entender el Socialismo Nacional





Por Alexis López Tapia


1 Su carácter Espiritual, idealista, altruista, antimaterialista y contrario al ateísmo.

2 Su carácter Natural, en tanto la necesidad de comprensión y búsqueda de la verdad en la naturaleza, como expresión de una realidad espiritual trascendente y anterior, expresado en una Ecología de la mente y la acción.

3 Su rechazo a la lucha de clases y a la artificial división del Ser Humano en dichas clases, expresado en una posición contraria al marxismo y al capitalismo, por extensión, antiimperialista, y la noción de que estas ideas no representan ni a la Izquierda ni a la Derecha políticas tradicionales, sino a las fuerzas sociales verdaderas de la Comunidad del Pueblo chileno.

4 La idea de que la Economía está al servicio del Ser Humano y no el Ser Humano al servicio de la Economía, y que el bienestar de la Comunidad del Pueblo está por sobre los intereses individuales, de donde surge el rechazo y la condena a la usura y a la explotación del Hombre y la Naturaleza.

5 La concepción de que el Trabajo es el valor económico fundamental, por sobre el Capital o el Dinero, expresado en una legislación laboral justa, el respeto de la propiedad privada, el fomento de la pequeña y mediana empresa, y el control de las ambiciones y el poder de la gran empresa, las transnacionales y el Capital Internacional.

Nuestro modelo económico se basa en la máxima: Más Trabajo, más Capital, más Dinero.

6 La valorización, respeto y promoción de la cultura, lenguaje, tradiciones, costumbres e historia de las diversas comunidades humanas en el planeta, expresadas en la Nacionalidad.

7 La valorización de las conductas que generan el fenómeno social, a partir del respeto y dignidad inherentes a la naturaleza de la persona humana y el altruismo, expresadas en el Socialismo.

VIDA, SER HUMANO, COMUNIDAD DEL PUEBLO Y NACIONALIDAD

8 El nacional socialismo tiene como fundamento básico, el sostenimiento de la Vida en todas sus manifestaciones.

9 Por lo anterior, sostenemos la concepción de que, dado su origen espiritual, la Vida en su conjunto y el Ser Humano en particular, poseen una Dignidad, Libertad y Derechos intrínsecos y anteriores a cualquier orden social, jurídico, económico o político, y que esta dignidad, libertad y derechos son inseparables de su propia naturaleza.

Por ello, una persona no vale más porque sea rica, como en el capitalismo, ni porque sea pobre, como en el marxismo, sino que vale exclusivamente por lo que es y porque su vida es la realización material de su origen espiritual.

10 Derivado de lo anterior, la concepción de que el Ser Humano es parte de la Naturaleza y uno más de los organismos de la comunidad de Vida del Planeta, expresado en la máxima: “La Tierra no pertenece al Hombre, el Hombre pertenece a la Tierra”.

11 La concepción de que la diversidad Cultural y Biológica del Ser Humano, constituye la forma en que nuestra especie se adapta al Planeta, y el modo en que evolucionamos, expresado en la defensa, preservación y respeto de todas las culturas y razas humanas, sin excepción alguna.

12 La concepción de que el altruismo es la base del fenómeno social, la causa de la vida en comunidad y el fundamento de la identidad cultural del Ser Humano, expresado en el concepto de Comunidad del Pueblo.

13 La idea de que la Comunidad del Pueblo constituye mucho más que la simple suma de las poblaciones humanas que habitan en un territorio, considerando su lenguaje, tradiciones, costumbres, cultura, historia y estirpe, como expresiones vivas y permanentes de este carácter mayor.

14 La idea de que la Comunidad del Pueblo y su expresión en la Nación, son anteriores al surgimiento de los Estados, por lo cual un Estado puede estar constituido por más de una Nación o varias Naciones pueden conformar un Estado. Chile es un Estado Unitario Multinacional.

15 Derivada de las ideas anteriores, la noción de que la Nacionalidad es la expresión de la pertenencia a la Comunidad del Pueblo, y que esto no es equivalente al “nacionalismo”, sino que representa el lazo indisoluble y permanente que une al individuo con su comunidad.

16 La Soberanía surge del respeto y reconocimiento de la Comunidad del Pueblo como fundamento de la Nacionalidad, y por lo tanto considera su expresión en los aspectos educacionales, culturales, ecológicos, económicos, sociales y políticos de la Nación, y su preservación y fomento por parte del Estado. La Soberanía implica el respeto, preservación y conservación del Territorio en que habita la Nación.

17 La noción de que la coexistencia, cooperación, interrelación, y mutua influencia de las diferentes comunidades humanas, constituyen la base y el requisito de la evolución social y cultural de nuestra especie, expresado en un ordenamiento internacional que preserve y fomente la Paz, sobre la base del respeto, la tolerancia y la comprensión de todos los aspectos de la soberanía de las Naciones.

SOCIALISMO, DERECHOS Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

18 El Socialismo no es un modelo económico o una teoría política, sino la expresión directa del altruismo inmanente de la Vida.

19 El altruismo surge naturalmente cuando existe reciprocidad de intereses entre la comunidad y cada una de las personas que la forman, por lo cual es deber del Estado impedir el antagonismo de intereses entre el individuo y la sociedad. No se trata de anular a la persona o a la sociedad, sino de establecer una unidad mayor, donde cada cual aspire y logre obtener lo suyo, sin menoscabo para los demás, y contemplando siempre el bienestar conjunto. Esto es Socialismo Nacional.

20 Por lo anterior, frente a la elección entre los intereses individuales o comunitarios, el Socialismo Nacional privilegia y fomenta la búsqueda de la reciprocidad de intereses y no se plantea esta elección. Esto lo denominamos homeostasis social, es decir, la búsqueda del equilibrio y mantenimiento de las condiciones que generan el surgimiento del altruismo en las personas y la comunidad.

21 Los derechos y libertades de los individuos son los mismos ante la Ley, y sólo son legítimas aquellas diferencias producto de las capacidades naturales de cada persona. Es deber del Estado permitir la libre expresión y desarrollo de estas capacidades, otorgando a la comunidad en su conjunto y a cada individuo, las mejores condiciones posibles para su natural manifestación.

22 De este modo, el nacional socialismo considera válida la igualdad de oportunidades, sólo cuando esta surge de una idéntica y conjunta posibilidad para el máximo desarrollo de las capacidades personales. Por ejemplo, no se trata de simplemente de brindar educación, sino de brindar la mejor educación posible para toda la población, independientemente de los recursos económicos de cada cual.

23 El desarrollo de las capacidades personales en un marco de igualdad de oportunidades colectivo, implica la existencia recíproca de una responsabilidad social, toda vez que el individuo sólo puede manifestar legítimamente dichas capacidades cuando todos han tenido las mismas oportunidades, y por ende, debe hacerse responsable del mantenimiento de estas, ya que sólo ello justifica y permite su propio desarrollo personal.

24 Por lo anterior, el Socialismo Nacional opone al igualitarismo liberal, la noción de que la responsabilidad colectiva del individuo aumenta correlativamente a sus condiciones y situación social, es decir, a mayor desarrollo personal, mayor responsabilidad social.

25 Ante el colectivismo igualitario marxista, el Socialismo Nacional reconoce la diferencia en las capacidades individuales, y la propiedad privada fruto del esfuerzo y el desarrollo de dichas capacidades, enmarcadas en la búsqueda de iguales condiciones sociales para su manifestación, a través de la responsabilidad social, y el bienestar común como meta recíproca superior.

26 De este modo, el Socialismo Nacional implica la continua búsqueda y preservación de una política en permanente adaptación, para generar reciprocidad de intereses entre individuo y sociedad, con el objetivo de permitir el máximo desarrollo de las capacidades personales, paralelamente a la equivalente responsabilidad para con el bienestar conjunto de la Comunidad del Pueblo.

27 Por lo anterior, el Socialismo Nacional no representa los intereses de algunos ni tampoco de la mayoría, sino a la vez el interés de cada uno y de toda Comunidad del Pueblo, armónica y recíprocamente representados en un modelo donde a cada cual corresponde lo suyo en beneficio de todos.

28 De allí que el Socialismo Nacional no busca representar los intereses particulares de una clase social determinada, pues no las reconoce, ni de grupos económicos, laborales, profesionales, intelectuales o culturales particulares, sino de cada cual sin distinción, y de la totalidad de la Comunidad del Pueblo.

ESTADO, AUTORIDAD Y DERECHO

29 Concebimos al Estado como un medio y no como un fin en sí mismo. La Nación es natural, el Estado es artificial.

30 El Estado es un medio de administración, estructura y expresión de la identidad nacional, cultural y natural del pueblo que lo compone.

31 Por ello, el Estado es una herramienta para el sostenimiento de los modos de adaptación de la humanidad y los pueblos a sus territorios y al planeta, y su objetivo como herramienta, es preservar y sostener estos modos de adaptación expresados en sus lenguajes, tradiciones, costumbres, culturas, historias y estirpes, como manifestaciones vivas y permanentes de la Comunidad del Pueblo.

32 Concebimos un modelo de Estado Orgánico, en continua evolución y permanente adaptación a las necesidades y desarrollo de la Nación. El Estado siempre puede ser modificado en atención a dichas necesidades y desarrollo, y siempre debe permitir su transformación en beneficio del cumplimiento de tales objetivos.

33 Por lo anterior, el Estado nunca puede estar por encima de la Comunidad del Pueblo o de las personas que la forman, sino a su permanente servicio. Jamás puede transformarse en la meta de la existencia de la Nación, y nunca puede anteponer sus intereses o prioridades, al bienestar de la Comunidad del Pueblo que lo genera.

34 Estado Orgánico significa un modelo en continuo proceso de adaptación, para servir a las necesidades y desarrollo de la Comunidad del Pueblo que lo genera. Ello implica que no existen estructuras estatales permanentes, inmodificables o insustituibles, sino muy por el contrario, la posibilidad de transformar, anular o crear todos aquellos estamentos que sean necesarios para el óptimo cumplimiento de los objetivos para los que existe.

35 Frente al estatismo marxista y al enanismo estatal del capitalismo, el Socialismo Nacional privilegia la búsqueda y sostenimiento de un Estado óptimo, de acuerdo a los objetivos para los que existe. Ni tan grande que signifique una masa que sólo actúa por inercia, corrupta y lentamente, ni tan pequeño que sea incapaz de aplicar la voluntad de la Comunidad del Pueblo que lo genera.

36 Por lo anterior, un Estado Orgánico es, básicamente, un Estado a escala humana.

37 Un Estado Orgánico es, respecto a la Nación, como el cuerpo respecto a la mente. Ambos son inseparables, y uno sin el otro no sirve de nada. Así como el cuerpo obedece y sirve a los propósitos de la mente, y ésta trabaja y piensa para su mantención; el Estado está subordinado a la Nación y a sus objetivos, proyecciones y desarrollo, y la Nación trabaja, crea y sostiene al Estado.

38 De allí que toda expresión de autoridad del Estado, sea la manifestación de la voluntad de la Nación, y que ninguna autoridad del Estado pueda estar por sobre la Nación que la ha generado.

39 Una autoridad que se aparta de los dictámenes de la Nación es totalmente ilegítima, así como sólo es legítima la autoridad que proviene de la Nación. De este modo, la Soberanía del Estado es la soberanía de la Nación, es decir, de toda la Comunidad del Pueblo.

40 El poder se encuentra individualmente en cada persona, y se expresa en la Voluntad de la Comunidad del Pueblo. Cuando la Comunidad del Pueblo entrega su Voluntad de Poder a un mandatario, lo hace responsable en el mismo grado que la autoridad que se le concede.

41 La responsabilidad de un mandatario es equivalente a la totalidad de la voluntad y el poder de cada persona de la Comunidad a la que representa, y ese es también su grado de autoridad. Por ello, la autoridad del mandatario cesa inmediatamente cuando deja de ser expresión de la natural voluntad de la Comunidad del Pueblo que se la otorgó.

42 Lo anterior significa que la calidad de miembro del Estado, ameritará siempre que las faltas cometidas en dicho estatus sean sancionadas con la mayor dureza y disciplina que las leyes permitan, siendo el cargo político un agravante, y jamás un atenuante a la hora de juzgar un delito. Esta es la diferencia fundamental entre el orden y la responsabilidad social en un Estado Orgánico, y la irresponsabilidad, impunidad y amparo que otorgan a sus beneficiarios, los modelos de Estado liberal y marxista.

43 El Derecho y la Justicia son legítimos cuando provienen de la Naturaleza de la Comunidad del Pueblo que los genera. Las Leyes son la expresión normativa del poder individual y de la voluntad de la Comunidad del Pueblo. Las Leyes sólo son justas y legítimas cuando provienen y representan el poder individual y la voluntad colectiva, de acuerdo a la propia naturaleza de la Nación que las genera.

44 Por lo anterior, sólo tienen carácter internacional y legitimidad como tales, aquellas leyes que hayan sido sancionadas por todas y cada una de las Comunidades que serán juzgadas por sus preceptos, y no existe ninguna ley internacional legítima que surja de la imposición de sólo algunos o de la simple mayoría.

45 De allí que el Derecho en su origen sea privativo y exclusivo de la Comunidad del Pueblo que lo genera, y sólo aplicable por y para quienes formen parte de dicha comunidad, dado que surge de su exclusiva naturaleza. Al igual que la soberanía, el Derecho Natural surge del respeto y reconocimiento de la Comunidad del Pueblo como expresión de la propia Naturaleza Humana, y por ello su legitimidad y jurisdicción son inmanentes.

46 Por lo anterior, la legislación debe estar al servicio de la preservación de la Comunidad del Pueblo que le da origen. La base de la existencia de una justicia verdadera, es la misma base que permite la existencia de la Nación que la aplica.

47 La legislación no debe estar en contradicción con las ideas, costumbres, cultura y orden social del pueblo, sino que, por el contrario, debe constituir la expresión más fiel de la conciencia natural de justicia de la Comunidad del Pueblo que la genera.

48 La expiación de la culpa, la protección del pueblo y la afirmación de la voluntad hacia la comunidad constituyen el sentido y la finalidad del derecho penal. En la medida en que la justicia social permita iguales oportunidades para todos y cada uno, la legislación penal debe privilegiar el interés de la comunidad que genera dichas condiciones.

49 La fuente de todo derecho, es la conciencia de justicia natural del pueblo. Por ello, siempre constituirá un delito aquello que atente contra esta conciencia y que los principios fundamentales de la ley penal puedan considerar como tal.

50 Por lo anterior, las penas deben ser directamente proporcionales al daño causado a la Comunidad del Pueblo, y en la medida de lo posible, deben consistir en acciones que beneficien a dicha comunidad, y que permitan la verdadera rehabilitación del condenado.
Por este precepto, el daño a la vida, a la salud, al patrimonio, a la cultura y a los fundamentos de la vida en sociedad, deben ser castigados con el máximo rigor de la Ley.

DEMOCRACIA, JERARQUÍA, GOBIERNO Y POLÍTICA

51 Postulamos un modelo de Democracia basado en la participación real, activa y permanente de todos los estamentos de la Comunidad, por sobre la partitocracia, la oligocracia y los poderes fácticos.

52 La Voluntad de la Comunidad del Pueblo tiene preeminencia sobre cualquier poder del Estado, y su acatamiento es la base fundamental de la legitimidad de quienes son depositarios de su mandato.

53 Por lo anterior, el Socialismo Nacional siempre preferirá la consulta directa de la Voluntad de la Comunidad del Pueblo, antes que la imposición de los criterios de quienes representan intereses particulares dentro de la comunidad.

54 Los depositarios fundamentales del interés de la Comunidad del Pueblo, son los representantes de la totalidad de las fuerzas vivas de la comunidad. En el Socialismo Nacional, nadie está excluido, independientemente de cómo o para qué se organice y cuáles sean los intereses que defienda en el marco del bien común.

55 Dado lo anterior, el Socialismo Nacional postula una estructura de poder basada en jerarquías horizontales y circulares, que reflejen la ordenación y flujo natural de la responsabilidad y la autoridad social. Ningún hijo de la Nación está por sobre otro, independientemente del cargo, función o grado que posea, pero su responsabilidad social es directamente proporcional a dicho cargo, función o grado.

56 El Socialismo Nacional concibe el Gobierno como resultado del consenso y sujeto a cambios. Por ello, la verdadera autoridad no implica la subordinación de los gobernados, sino su colaboración libre y responsable en beneficio de la Comunidad del Pueblo. Por ello, el cambio social emana tanto del consenso social, como de la vocación de servicio de los líderes de la comunidad.

57 El Socialismo Nacional postula un modelo de Gobierno descentralizado, siempre que resulte posible y contribuya a la eficacia de la gestión de la autoridad. Mientras más directa y cercana al Pueblo se encuentra la autoridad, con mayor eficacia cumple su función y resulta más simple su fiscalización.

58 Por lo anterior, frente a la idea del poder sobre los otros o contra los otros, cuyo resultado es ganar o perder, el Socialismo Nacional postula el poder con los otros, alternativa que permite ganar o ganar. Ello implica el máximo respeto hacia la responsabilidad de los gobernantes, y la total exigencia del cumplimiento cabal de sus deberes para con la Comunidad.

59 En el Socialismo Nacional, gobernantes y gobernados se encuentran comprometidos indisolublemente en una relación dinámica, de flujo e influjo permanente en beneficio de la Comunidad del Pueblo. El Gobierno tiene como misión fundamental fomentar el crecimiento, la creatividad, la cooperación, la adaptación y la sinergia permanente de las fuerzas sociales vitales de la Comunidad del Pueblo.

60 La Cosmovisión Socialista Nacional promueve el Gobierno orientado en función de su paradigma, cuya política está determinada por la cooperación, la comprensión y el cumplimiento permanente de la Voluntad de la Comunidad del Pueblo. La base de la autoridad de los gobernantes es el respeto por la autonomía de los gobernados en función de la colectividad, y el fomento del altruismo y la interdependencia social.

61 Son legítimos representantes del poder y los intereses de la Comunidad del Pueblo, todos aquellos mandatarios elegidos libre, informada y voluntariamente en su representación, independientemente de la estructura, función y objetivos de las organizaciones en que se expresen. Por ello, el Socialismo Nacional reconoce representatividad social no sólo a los Partidos Políticos, sino además a todas las organizaciones que forman las fuerzas vivas de la Comunidad.

62 Consecuentemente con lo anterior, postulamos una estructura legislativa Político-Corporativa, donde se encuentren la totalidad de las organizaciones que representan a los cuerpos sociales, agrupadas según su naturaleza, función, servicios y objetivos a nivel nacional, incluyendo a los representantes de la Ciencia, Cultura, Educación, Salud, Deporte, Gremios, Sindicatos, Empresariado, Industria, Agro, Pesca, Comercio, Finanzas, Comunicaciones, Cuerpos Intermedios y Organizaciones no Gubernamentales, entre otras.

63 Por ello, postulamos la reestructuración del Senado y de la Cámara de Diputados en un modelo Político-Corporativo, donde junto a los Diputados y Senadores de los diversos partidos políticos, se encuentren en igualdad de condiciones y autoridad, los representantes de los diferentes cuerpos sociales de la Nación.

64 Sostenemos que una Nación no debe desperdiciar la experiencia, sabiduría, y vocación de quienes han cumplido altas funciones a su servicio. Por ello, postulamos la creación de un cuerpo legislativo designado, o la modificación del ya existente, de entre quienes hayan cumplido altos cargos jurídicos o ejecutivos.

65 A diferencia de los actuales, la función de los integrantes del cuerpo legislativo designado será sólo consultiva en lo político, asesorativa en lo corporativo, y únicamente de voz y voto en aquellas materias que digan relación con el Estado Orgánico sustentado por el Socialismo Nacional.

66 La cámara Político-Corporativa, dividirá sus funciones y atribuciones de acuerdo a la naturaleza de las leyes a tratar. Los representantes Políticos orientarán su función hacia dicha área, así como los representantes Corporativos harán lo propio con la suya. Con ello se busca que la acción de los legisladores diga relación con sus específicos conocimientos e intereses, en beneficio de la totalidad de la Comunidad del Pueblo.

67 La dieta por el servicio público de Diputados y Senadores, sean estos políticos, corporativos o designados, no debe constituir la base de sus ingresos, sino sólo un pequeño estímulo adicional para ocupar dichos cargos. Por lo anterior, sostenemos que paralelamente al aumento en número y calidad de los legisladores, se rebajen correspondientemente las asignaciones de las dietas parlamentarias. Será responsabilidad de los Partidos Políticos y de las propias Corporaciones el otorgar los honorarios y viáticos de quienes son sus representantes, de acuerdo a montos establecidos por el Estado.

68 El Socialismo Nacional considera a la Política como la herramienta que permite guiar los modos de adaptación de la humanidad al planeta, y de las naciones a sus respectivos territorios. Son las ideas las que generan la Cultura, y esta es la base de la evolución del ser humano. Por ello, son legítimas y lícitas todas aquellas concepciones que busquen preservar y sostener la vida en su conjunto y al ser humano como especie.

69 El Socialismo Nacional rechaza toda concepción que atente contra la vida, y sólo considera legítimos, lícitos y viables, aquellos conceptos políticos que surjan en respuesta a la permanente necesidad de adaptación cultural y social del ser humano a su entorno. Por ello, rechazamos, condenamos y combatimos toda forma de violencia, violación de los Derechos Humanos y de la Naturaleza como formas de acción política.

70 Por lo anterior, nuestra Política está basada en concepciones Nacionales, Ecológicas y Socialistas, cuya expresión a nivel nacional es un proyecto de País sustentable natural, social económica, cultural e históricamente en el devenir del tiempo, por medio de la previsión de las repercusiones a largo plazo y el énfasis en la ética y la flexibilidad en el gobierno de la Nación.

POLÍTICA SOCIAL, PROPIEDAD, SEGURIDAD SOCIAL

71 El objetivo de la política social es el fomento del altruismo y de la paz social en la Comunidad del Pueblo, garantizando a todas las personas el bienestar que corresponda a la utilidad que prestan a la sociedad, considerando que cada Ser Humano es valioso en sí mismo. Por ello, la economía está supeditada a la política social, ya que sin una sólida base económica no hay desarrollo de las condiciones sociales. En tal sentido, la base para la nacionalización del pueblo es la existencia de sanas condiciones sociales.

72 La base del desarrollo económico es el fomento del trabajo. A mayor trabajo más capital y más dinero. Por ello, en lugar del antagonismo entre la política social y la política económica, el Socialismo Nacional postula una estrecha colaboración entre ambas.

73 Por lo anterior, el Socialismo Nacional postula la conservación y mejoramiento de toda la legislación existente en materia social, y la ampliación del rol social del Estado a todas aquellas áreas que la economía privada no puede solventar.

74 La Política Social comienza con el mejoramiento y superior nivelación de la calidad y contenidos de la educación del pueblo. Una educación que brinde a todos las herramientas necesarias para desarrollar el máximo de sus potencialidades, es la base de la generación de igualdad de oportunidades sociales.

75 El Socialismo Nacional rechaza las reivindicaciones del marxismo, por estar basadas en el individualismo materialista de la revolución francesa, pero tampoco tolera la explotación del débil por el fuerte. Para el Socialismo Nacional, la principal finalidad de la Empresa no consiste en obtener utilidades ni en generar capital, sino en atender a las necesidades nacionales y propiciar el bienestar de todos quienes laboran en ella.

76 En el criterio Socialista Nacional, la propiedad deja de corresponder al principio del derecho romano de uso y abuso, y se convierte en una función social, estando fundamentalmente al servicio del bien común.

77 Por lo anterior, al contrario que en el libremercado en que la propiedad deja de existir por la vía de la transnacionalización, o que en el marxismo, que colectiviza los medios de producción; el Socialismo Nacional exalta y fomenta el desarrollo de la propiedad privada, a través de su opción preferencial por la pequeña y mediana empresa, con el objetivo de que cada ciudadano esté en situación de convertirse en propietario.

78 Por lo anterior, una Política Social sólo será verdaderamente efectiva, cuando la totalidad de la Comunidad del Pueblo tenga el derecho y el deber de acceder a una actividad productiva de acuerdo a sus propios intereses, capacidades y vocación.

79 Contra el Capitalismo que busca una sociedad de empleados, y contra el Marxismo que quiere una de proletarios, el Socialismo Nacional postula una sociedad de Trabajo y Propiedad, esto es, fundamentalmente, una sociedad de hombres libres.

80 En un sistema de Trabajo y Propiedad, el ordenamiento económico en función de los intereses de la nación privilegia y potencia las organizaciones Gremiales y Sindicales, otorgándoles la misión de estar al servicio del bien común, y velar por el espíritu de comunidad al interior de la Empresa.

81 Por su parte, el Socialismo Nacional postula la creación de “Consejos de Confianza Empresarial”, donde participa el Empresario y los representantes de los Trabajadores, consultándose entre sí sobre los fines que persigue la empresa y sobre el carácter de las medidas sociales.

82 El Socialismo Nacional privilegia la cooperación, comprensión y sinergia en la comunidad, por sobre el conflicto o la resistencia. Por ello, postulamos la creación de un “Tribunal de Honor social”, que vele por el cumplimiento de las disposiciones en materia laboral, sindical, gremial y empresarial, con el objetivo de penalizar a quienes atenten contra el espíritu de comunidad y descuiden su responsabilidad para con la empresa.

83 Consideramos que la actual legislación en materia laboral, que concibe al trabajador como un objeto de mercado y que privilegia el Capital por sobre el Empleo, es básicamente contraria al surgimiento de un espíritu de Comunidad, y es el fundamento de la existencia de desigualdades sociales, pobreza y violencia en nuestro país.

84 De igual modo, sostenemos que al estar basados en criterios de Mercado, los organismos de seguridad social actualmente existentes, incluyendo AFPs, Isapres, Cajas de Compensación, Mutuales, Aseguradoras y otros, son incapaces de responder adecuadamente a una Política Social verdadera, transformándose en simples Empresas que lucran con las necesidades de los trabajadores.

85 Igualmente consideramos básicamente injusto, inmoral y contrario a la Vida, el actual sistema de Atención en Salud, que equipara al ser humano con un producto, y lo somete al criterio del mercado para evaluar el “riesgo” de invertir en su bienestar, contemplando su desecho al alcanzar determinada edad.

En un gobierno Socialista Nacional, esto será completamente cambiado.
86 Por lo anterior, postulamos la completa reestructuración del sistema de Seguridad Social, privilegiando criterios basados en el fomento del altruismo y de la paz social, garantizando a todas las personas el bienestar, protección y seguridad a los que tienen derecho.
La salud, bienestar y seguridad del Ser Humano, no son Productos de Mercado que se puedan transar en beneficio de algunos, y cualquier sistema que pretenda cuantificar su valor para obtener ganancias, es básicamente indigno, inmoral e ilegítimo.
87 El criterio fundamental en el modelo económico Socialista Nacional, es la valoración del Trabajo como eje del proceso productivo.
Por ello, tanto obreros como empresarios son considerados trabajadores al servicio de la nación, y su seguridad, salud, y futuro post-laboral, son el origen mismo de la riqueza de la Comunidad del Pueblo.
88 El Ser Humano no es una pieza de Mercado.
El fruto de su esfuerzo y de su vida no es un valor transable en la Bolsa, su Salud no es un índice destinado a generar lucro, y su edad no marca la disminución de su valor social o de la preocupación por su bienestar.
89 Por lo anterior, ningún gobierno puede esperar que su labor social se le reconozca con gratitud, porque no está destinada a repartir favores, sino simple y exclusivamente a restituir derechos.
90 La total abolición de los criterios de mercado como fundamentos de la Seguridad Social, constituye la base para terminar efectivamente con la pobreza, la discriminación de enfermos y ancianos, la cesantía y la injusticia social.

NATURALEZA, RECURSOS, DESARROLLO, DESTINO

91 Sostenemos que no hay desarrollo verdadero cuando se atenta contra la Naturaleza, y que la producción basada en su explotación indiscriminada, a largo plazo se transforma en un atentado contra el desarrollo.

92 Los procesos naturales son circulares. La concepción de desarrollo del materialismo es lineal. Por lo anterior, los criterios de desarrollo del Marxismo y el Capitalismo y de todos los materialismos, son fundamentalmente contrarios al orden natural, al planeta y a la vida.

93 El Socialismo Nacional postula un modelo de desarrollo circular, reciclador, pragmático y visionario. Este modelo privilegia la visión a largo plazo y pone su acento en la búsqueda del equilibrio ecológico, considerando al ser Humano como parte de la Naturaleza, y por ello, ligado al destino y evolución de todo el Planeta.

94 Por lo anterior, el Socialismo Nacional sólo considera como desarrollo, aquellos avances sociales, culturales, científicos, políticos o económicos, entre otros, que posean sustentabilidad estructural a largo plazo. Dicho en otras palabras, para el Socialismo Nacional no todo cambio es bueno, sino sólo aquel que significa una mejor adaptación a las condiciones de la Nación y del Planeta.

95 Dado lo anterior, sostenemos que la actual economía basada en un modelo exportador y explotador de los recursos naturales, terminará más temprano que tarde por colapsar ecológicamente al país, y que dichas consecuencias las pagarán a un altísimo costo en vida, las futuras generaciones de chilenos.

96 El progresivo desmantelamiento de la gran industria nacional, la desaparición de la pequeña y mediana empresa, el colapso de la pequeña minería, el aumento de la superficie plantada con árboles introducidos, la insustentabilidad de la pequeña y mediana agricultura, la virtual desaparición de la pesca artesanal, el aumento del territorio en proceso de desertificación, entre otros fenómenos, constituyen desde nuestra perspectiva, claros indicios de un proceso de agotamiento de los recursos ecológicos del país.
Revertir estas y otras situaciones similares es una prioridad absoluta e ineludible.
97 Por lo anterior, condenamos, rechazamos y declaramos intrínsecamente mortales, el uso de los criterios de mercado en la determinación del valor productivo de los recursos Naturales y de los proyectos de inversión nacionales. Estos criterios, que privilegian el desarrollo lineal del mercado por sobre la sustentabilidad circular de la naturaleza, constituyen un atentado directo a la vida, a nuestro pueblo y a las futuras generaciones.

98 De igual modo, condenamos, rechazamos y declaramos ilegítimos, todos aquellos proyectos que se elaboran considerando el daño ecológico que provocan, como una más de las variables económicamente negativas de su aplicación.

Por definición, un proyecto que atenta contra la Naturaleza es un proyecto económicamente negativo, aunque produzca capital o dinero en el corto plazo.

99 Promovemos un modelo de desarrollo basado en el concepto de pensar globalmente, y actuar localmente. Todo proyecto que suponga un beneficio local, pero que implique daño para el patrimonio ecológico de la nación, es -por definición- un mal proyecto. De igual modo, todo proyecto que busque un beneficio colectivo, pero que suponga un deterioro a nivel local, es también un mal proyecto.

100 El bienestar de la Comunidad del Pueblo está fundamentalmente ligado a la existencia de sanas condiciones ecológicas para su vida. Ello implica que nada que atenta contra la naturaleza beneficia al hombre, y este criterio debe orientar en todo momento el desarrollo de la Nación.

101 El sostenimiento de la Vida en el Planeta depende del mantenimiento y respeto de las leyes que rigen la evolución de las especies y de su entorno. El Ser Humano, a través de la Ciencia y la Tecnología, no tiene ninguna capacidad efectiva para pronosticar el modo en que la alteración de estas leyes repercutirá en el equilibrio del Planeta.

102 Por lo anterior, nos oponemos, rechazamos y condenamos la manipulación genética, la clonación, los denominados productos transgénicos, y en general, la concepción de que la información genética puede ser utilizada como si se tratase de otro producto más del mercado.

103 La Conciencia humana es infinitamente pequeña en comparación a la edad de la Vida en el Planeta, por lo cual, el uso de su poder como herramienta para cambiar a la naturaleza, es el más grave peligro que encierra el modelo de civilización actualmente dominante.
Declaramos intrínsecamente peligroso, destructivo y mortal el uso de la Ciencia y la Tecnología para alterar la natural evolución de la vida.

104 De igual modo, sostenemos que la concepción materialista que separa al Hombre la Naturaleza, así como a la Mente del Cuerpo, permite y determina que los genes, los órganos y las especies sean considerados como Productos, y nos oponemos radical y absolutamente a la aplicación de criterios de Mercado en su utilización, comercio y definiciones.

105 Por lo anterior, sostenemos que toda concepción legítima y verdadera en el ámbito de la Ética Biológica, debe exclusivamente estar basada en el conocimiento, respeto y acatamiento de las leyes de la Naturaleza.

106 Es precisamente nuestra naturaleza la que nos hace libres, y el sostenimiento y preservación de esta libertad inherente al Ser Humano es el fundamento central de nuestra lucha contra el materialismo, el mercado y el modelo promovido por el llamado Nuevo Orden Mundial.

107 Llamamos a todos quienes se sienten verdaderamente libres, orgullosos de sus tradiciones, de su lenguaje, de sus costumbres, de su historia, de su cultura y de su estirpe, a luchar por todos los medios legítimos y lícitos posibles, para impedir que el materialismo consolide el proceso de destrucción del Planeta y del Ser Humano al que nos está llevando.

108 Llamamos a todos los chilenos, sin distinción de origen, situación social o nivel económico, a luchar denodadamente por el surgimiento de un verdadero espíritu Social y Nacional, que permita un futuro más libre, más justo, más digno, más sano y en mayor equilibrio para las generaciones que vivirán en el Tercer Milenio.

109 Llamamos a todos los chilenos a rechazar el dominio del mercado, del dinero, del consumismo, del nihilismo, de las potencias transnacionales, de la legislación supranacional, de la cultura de la decadencia y de la destrucción de la vida, como única alternativa para la subsistencia de nuestras naciones, de nuestra patria y el destino de todos los hijos de esta tierra.

110 Llamamos a todos los chilenos a construir una nueva Civilización, basada en las leyes trascendentes del Espíritu, de la Vida y de la Naturaleza.

111 Llamamos a todos los chilenos a avanzar hacia la construcción de una Patria Nueva y una Nueva Sociedad más libres, justas y sanas para las futuras generaciones.