martes, 4 de marzo de 2014

Una reflexión sobre los sucesos de Ucrania




Por Alexis López Tapia


Lo que está ocurriendo en Ucrania admite varias lecturas, y por ende, variadas tomas de posición que no es del caso detallar.

Quiero compartir con ustedes una reflexión breve, que más que una toma de posición o un juicio de valor, pretende ser únicamente un juicio, elaborado sobre un análisis provisional.

Dicho esto, lo primero es que toda la retórica norteamericana sobre la "ilegalidad" de las acciones de Rusia carece de todo valor por venir de quienes viene: las intervenciones de Estados Unidos en todo el planeta, abiertas o encubiertas, han sido la tónica desde la segunda mitad del Siglo XX a la fecha, y por ende, Obama -"premio Nobel de la Paz"-, carece de toda idoneidad para pretender establecer cátedras de derecho internacional en este caso, y en muchos más. 

Y sin embargo, lo anterior no implica que, efectivamente, Rusia esté actuando de acuerdo al derecho internacional.

Ucrania tiene pleno derecho a la autodeterminación, a la soberanía, y a todos los aspectos que constituyen la esencia de un Estado Independiente.

No obstante, una vez más, es claro que EE.UU. ha realizado una activa campaña, incluyendo grandes sumas de dinero, para promover, sostener y proyectar a partidos y grupos que sostengan posiciones proclives a sus intereses: es el caso del Partido Svoboda, sucesor del anterior Partido Social-Nacional, calificado de "neonazi", "fascista", "antisemita", y todos los epítetos con que los comunistas y la izquierda en general suelen tachar a quienes son contrarios a sus intereses.

En términos ideológicos, este partido corresponde casi exactamente a lo que en Chile llamaríamos "Extrema Derecha", es decir, un partido de origen burgués, anticomunista, identificado económicamente con el capitalismo, que adhiere al "liberalismo convencional de la democracia occidental", a la creencia en el "libre mercado", y por cierto, a un férreo nacionalismo de tipo étnico y cultural.

Es decir, no se trata de un partido "neonazi", por mucho que sus militantes de base, sus símbolos, y sus demostraciones de fuerza parezcan demostrarlo.

Sin embargo, dicho eso, es posible que la idea de una "revolución nacional y social" en Ucrania, que el partido postula dentro de sus principios, pueda desembarcar en un proyecto político que efectivamente se aleje de la Extrema Derecha y se aproxime a un Movimiento Nacional verdadero.

Y es aquí donde está el problema y surge la reflexión que queremos compartir:

En principio, todo Nacionalista - todo defensor de la idea Nacional-, debería estar de acuerdo en las posiciones que los Nacionalistas Ucranianos han estado propiciando.

Pero una posición Nacional es por definición contraria a los Imperialismos, sean de donde sean, y por ende, la alianza táctica o estratégica con los intereses de EE.UU., aunque pueda ser justificada en términos de corto plazo, es un error de largo plazo que la historia se ha encargado muchas veces de demostrar.

Así como el "anticomunismo" fue funcional a los intereses de EE.UU. en América del Sur durante la guerra fría, las posiciones que los nacionalistas ucranianos están sosteniendo -reitero, financiadas en parte por EE.UU.-, también lo son.

En esa perspectiva, las acciones de Rusia, por muy lejanas al "derecho internacional" que se encuentren, están plenamente justificadas desde una perspectiva geopolítica: ¿o a ustedes les parecería bien que Evo Morales o Maduro pudieran estar financiando a grupos subversivos separatistas en la Araucanía?

Cierto, la Araucanía es parte de Chile y no otro país, como en el caso de Ucrania, pero para efectos de comparación se nos perdonará el ejemplo.

Por lo anterior, una toma de posición respecto a lo que está ocurriendo en Ucrania no es simple desde la perspectiva Nacional.

Frente a los intentos de EE.UU. por imponer su hegemonía global, tanto Rusia como China aparecen como contrapesos que resultan incluso indispensables para la existencia de países como Irán o Siria. En términos amplios, la multilateralidad es indispensable para la existencia de las Naciones más pequeñas, como la nuestra.

Y no obstante, eso no es carta blanca para que Rusia actúe de la misma forma en que EE.UU. lo hace, porque si se permite hoy, China podría hacerlo sin frenos mañana, y así... ad infinitum.

La moraleja que resulta relevante, sin embargo, es que los Movimientos Nacionales, en todo el mundo, requieren de manera urgente una nueva perspectiva ideológica, una nueva filosofía política, y un nuevo modelo económico, que efectivamente los haga diferentes de la "extrema derecha", es decir, del capitalismo y el neoliberalismo, y que a la vez, los proyecte como una verdadera alternativa frente a los poderes globales en pugna.

Esa es la reflexión que quería compartir con ustedes. 


(En la imagen: La runa Wolfsangel, logo del partido Social-Nacional de Ucrania, antecesor del actual Partido Svoboda, 1991-2003).