martes, 6 de noviembre de 2012

La Niebla y el Refugio de la Pulcritud




Por Augusto Bleda

Aromas silvestres, tinieblas y vientos de poder, carcinoma humano, traspié genético de mi ser, despedida del pecho hundido en negras fosas cancerígenas. Adelante morocha latina confiesa tu designación, el destino aflora en cada instante bañándonos en la divinidad de un caótico devenir enervado en conciencias centrífugas que se desprograman.

No podría sopesar el abismo que me agobia si no hubiera esa suerte de enfermedades que nos sacan momentáneamente de la rutina. Estuve internado 3 días, Dios hubiera querido sea más. Nadie se percató de mí. Todo seguía igual para ellos, para la imagen de mí en sus cabezas. La muerte no es nada sino un estado de conciencia.

Continuamente desaparecemos; la mayor parte del tiempo, solos. La Rabia. Vírgenes en el cielo con diamantes olvidadas, pudriendo sus órganos mientras abrazan la pureza crística. Quiero ser una de ellas, pudrirme en las nubes soporíferas del placer santo, hasta que el juicio final disponga lo contrario.

Quiero hacer una orgía con ese tipo que llamamos Dios, revolcarlo en las sábanas... manchadas con mi semen, poder rascarme la picazón de su barba rozando mi piel.

Algunos dicen que está muerto, qué más da. ¿Tendrá sexo? Me refiero al género. Curiosa pregunta, pero no buscaré la respuesta. No perdería tiempo leyendo teología, bastante tuve con el tradicionalismo. Masturbándome pude olvidarme de todas las preguntas. Eso me enseñaron, para ello fui a la escuela.

Sin haberla conocido, extraño la sociedad disciplinaria, hoy los instrumentos de vigilancia y control. La invasión de las corporaciones sobre mi cuerpo, me resbalan. Quisiera que me hagan marchar, que me den una creencia por la cual morir, algo a lo que disparar, pero no, los guerreros no la pasan bien aquí.

La próxima huelga será la de los que no trabajan, la huelga humana, leía hoy... alguna idea de Deleuze y compañía. Siento que mientras los momentos se esfuman, cada vez las letras corren hacia su blanco original; ¿nos controlan? ¿Realmente pueden controlarnos? ¿O simplemente confían en la efectividad del entretenimiento, y del aburrimiento? Para el resto aún tienen sus policías y formaciones especiales, guardias de infantería, y servicios de inteligencia alrededor del mundo.

Solo la creatividad nos puede sacar de esta sociedad donde se supone todo programado, todo diseñado... donde nos vemos presas del fatalismo plutocrático, de la salida laboral, del tiempo regimentado. Muchas veces en la historia civilizaciones atravesaron la anomia, el caos y la falta de sentido. Siempre es el momento para despertar y hacer algo, para oponerse, para desafiar y transgredir.

Me preguntaba un muchacho amigo si yo era realmente alguien que amaba lo turbio, lo enfermo... y le respondí que solo amaba lo turbio que está contra el sistema y no la turbiedad del sistema. Es difícil cerrar esquemas de ideas en un mundo líquido. Pero podemos arrojar lineamientos para entrelazar cosmovisiones, desentramar el espíritu de la época, destejer dogmas y deshacer el prestigio de toda institución que aún perdure fagocitando nuestras vidas. “Deberías ver Fight Club” dile a cualquier jóven con que te cruces. “¿Has leído a Nietzsche?” A cualquier muchacho traumatizado por un mundo de blandos.

Después de todo... solo habrá esperanza, si hay resistencia. Hagamos en primer lugar, siendo inteligentes, que el enemigo no pueda hacer nada en nuestra contra. Seamos leyenda, mito, juguetones, flexibles, inasibles. “¿Como que aún no viste V de Venganza?”, es un buen ejemplo.

...Los Reyes me susurran


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