Por Daniel Aragón Ortiz
¿Qué es ser pagano? La
calificación de pagano no dice nada determinante sobre una persona. Lo mismo
que monoteísta no dice nada definitorio, o, al menos, nada concluyente. Desde
mi percepción de las cosas el paganismo abarcaría toda una serie de confesiones
religiosos más o menos bien estructuradas que pueden llevarnos desde la
adoración de diversos dioses hasta un monoteísmo basado en la idolatría y en la
negación de las sagradas escrituras; séanse éstas escrituras las de procedencia
semítica, como la Biblia. De igual modo, la palabra abrahamismo engloba tres
confesiones religiosas monoteístas que parten de un mismo germen pero que no
necesariamente son idénticas; no obstante, monoteísmo es un concepto que
engloba el anterior, pero que no es exclusivo del abrahamismo; póngase como
ejemplo el Zoroastrismo, eminentemente monoteísta. En este texto paganismo hará
referencia a las cosmovisiones habidas en Europa a grandes rasgos.
¿En qué se distingue un pagano
de lo demás? Bajo mi punto de vista un pagano no necesita creer en sus dioses.
Y tal hecho no es un problema. Pues los dioses existen, son reales, viven con
el hombre. Así que, ¿qué sentido tiene creer en algo que es por sí mismo? Hay
gente que dice que "no cree en la palabra de los políticos", pero no
por ello dicha palabra no ha dejado de ser pronunciada. La negación de algo no
excluye su existencia, si acaso refuerza la certeza de su realidad. Y es que
creer es un verbo que por el hecho de pronunciarse ya incide en cierta duda y
en una evidente inseguridad. Por ello religiones como la cristiana necesitan de
la fe: y su primordial fe reside en que "Dios existe". Y por supuesto
que su Dios existe, aunque sea resultado de un sentimiento de fe que inunda el
espíritu y la conciencia de muchas personas; pero dicha realidad es ajena al
mundo físico: su existencia es fantasmagórica. Y que nadie se eche las manos a
la cabeza, fantasmagórico no lleva ningún ánimo de ofensa; es, ni más ni menos,
que el plano de existencia de toda idea. Así que abundando: la única certeza no
es la existencia no imaginaria de su Dios, sino la de su fe, que convive con el
hombre en su propio plano y consigo mismo.
En un pagano los Dioses no son
interiores, sino que son algo externo al propio hombre. Quizá por ello el
paganismo sea una religión más avenida a la acción, más vitalista y más
positiva, mientras que el abrahamismo, por ejemplo, empuja al hombre al achaque
de conciencia, a la introspección, a juzgarse negativamente y a sentir la vida
como un calvario, pues tiene prometido un paraíso en un futuro post mortem.
Para el pagano la vida es el mayor regalo, para el abrahámico la vida es un camino
de redención constante.
Si algo distingue al paganismo
de lo demás es que los dioses que hacen de estas cosmovisiones una realidad y
que se manifiestan como formas vivas de la naturaleza, juzgan a los
hombres por su valor. No hay elegidos por los dioses, sino favoritos. No
hay hombre elegido o tocado por la mano de Dios, sino hombre que se gana el
favor de sus dioses. No es casualidad entonces que el paganismo le dé mayor
valor a la acción que a la palabra, a la demostración más que a las buenas intenciones
procedentes de melosas palabras. Expuesto así, el paganismo es certeza, es
evidencia, mientras que el monoteísmo parece duda, confusión, imaginación,
aunque luego se viva aparentemente como una certeza que convive en el plano de
existencia físico.
Este reconocimiento mayor a la
acción sea quizá la consecuencia primera que lance a ciertos hombres y mujeres
al heroísmo. Estos hombres y mujeres quieren demostrar a los dioses que pueden
tener un lugar en la gloria que habita entre ellos. Quieren demostrar su valor,
pero hasta un límite que casi les permita dejar de ser hombres. Esta mentalidad
de entrega entra en colisión con la sumisión del martirio. Heroísmo y martirio,
que son burdamente utilizados como sinónimos y que forman parte de dos formas
completamente distintas de pensamiento, sentimiento y proceder. El mártir
quiere ganar con una acción -mandato siempre del Dios único- su paraíso
prometido (su recompensa por años de fe y sumisión) y descansar
de la vida; el héroe, por su parte, ha superado el miedo a la muerte y a la
propia muerte con su actitud heroica, que es capaz de llegar a donde haga falta
aunque el final, su sino, sea trágico. La orden de tal acometimiento parte del
hombre entregado a la existencia y a sus dioses, que conviven en un mismo
plano. Es cierto que los dioses pueden determinar negativa o positivamente en
el devenir de los acontecimientos y que las luchas que estos tienen entre sí no
dejan de tener su eco en la vida de los hombres, y no deja de ser menos cierto
que los dioses piden a veces el favor de los hombres para su capricho; pero ahí
reside la magia de una cosmovisión grecorromana, por ejemplo. Dioses y hombres
viven en un mismo plano, ambos se piden favores mutuos y ambos pueden negarse y
obedecer, aunque obviamente el poder de los dioses sea superior, y
fulminantemente superior: pero es que es heroico desobedecer y
desafiar a un Dios.
Muchos piensan que soy pagano.
Más que pagano, soy un paganizado y un paganizante. Mi tendencia es el
nihilismo, y digo tendencia porque eso no es una creencia o una fe,
tampoco significa necesariamente luchar por y postrarse ante la
nada. El nihilismo, bajo mi concepción, es una fuerza creadora.
Creadora porque es una fuerza positiva, una fuerza ordenadora que surge de la
propia voluntad. Las religiones paganas, con su literatura y ricos detalles, me
parece la creación más bella que existe entre todas las cosmovisiones
religiosas, una creación que tiene su eco en este mundo y que aspira a ser la
representación de este mundo. Muchos podrán burlarse de las manifestaciones
escultórico-artísticas que dan vida o representación a los dioses, muchos
podrán ver como producto de la barbarie muchas prácticas paganas, pero cierto
es que el paganismo te hace más fuerte, te anima a vivir, te hace amar ser hombre
y este mundo; y por lo tanto te obliga a luchar por este mundo, y por ti, y no
por un más allá incierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario