Por Alexis López Tapia
En el día del aniversario de la
Batalla de Maipú, el 5 de abril de 1932, un año antes de que en Alemania Adolf
Hitler fuera electo Canciller del Reich, se fundó en Chile el Movimiento
Nacional Socialista, M.N.S.
Su "Declaración
Fundamental" señalaba que estaba formado "por aquellos que no creen
ni en el capitalismo ni en el comunismo, sino que se proponen armonizar y unir
en un solo haz los intereses divergentes de la clases sociales".
Entre las propuestas
programáticas del Movimiento, se incluía el reemplazo del sistema
representativo propio del liberalismo por uno de corte gremial; la igualdad de
derechos políticos para ambos sexos; el control estatal de la economía; la
socialización de la Banca y la supresión del interés; la socialización de las
empresas de utilidad pública; la expropiación de los latifundios y el fomento
de la natalidad en el pueblo, entre otras medidas. En su acción política
posterior, el Partido sería el primero en proponer un impuesto especial a la
explotación del Cobre por las Compañías Norteamericanas, en lo que sería el
primer paso hacia la nacionalización de este recurso.
A los dos meses de fundado, un
golpe militar da origen a la llamada "República Socialista". Ante
ello, el M.N.S. precisa las diferencias con el socialismo
dialéctico-materialista de tipo marxista y rechaza el golpe de fuerza.
No obstante, más tarde, una vez
restaurada la legalidad democrática, será el M.N.S. el único en defender al Ejército,
que era blanco de todas las críticas de la clase política, en medio de un clima
abiertamente antimilitarista.
Desde muy temprano el
Movimiento se vio forzado a tomar distancia con el Nacionalsocialismo Alemán,
si bien reconocía su génesis a partir del mismo.
Esto estaba justificado desde
al menos dos posiciones.
Por una parte, el Nacismo Chileno
poseía variables ideológicas que le hacían ser ciertamente diferente al Nazismo
alemán, específicamente al Hitlerismo, como visión particular del fenómeno
ideológico que se generó en Alemania.
Por otra, la posición de Chile
en el concierto sudamericano, a la sombra de los EE.UU. no permitía un abierto
apoyo a las potencias del Eje -por lo que fácilmente podía acusársele de
"quintacolumnista", fenómeno que ciertamente se polarizó al comenzar
la guerra en Europa.
En este sentido, podemos
afirmar que de algún modo, el Nacismo Chileno fue más claramente Nacional
Socialista que el Nazismo alemán, al menos en lo que respecta a la orientación
hitleriana de este último.
Ambos perfiles ideológicos, no
obstante, poseían demasiados paralelos como para pretender que hayan sido
enteramente diferentes. En términos estrictamente ideológicos, el
Nacionalsocialismo es una cosmovisión en la que perfectamente cabían las
expresiones alemanas, chilenas y del resto de los países en que la ideología
tuvo expresión política.
Sin embargo, ya en 1932
González von Marées replicaba a los que acusaban al Movimiento de replicar al
hitlerismo.
No pretendían los nacistas ser
originales, puesto que la "cultura criolla" era un apéndice de la
cultura europea; los propios partidos históricos eran un reflejo de las
ideologías de Europa. De lo que se trata, decía, es de adaptar el fondo de
universalidad del fascismo a las necesidades de nuestra raza. Y describía así
el fondo de universalidad:
"(El fascismo) encarna la
reacción espontánea y natural de los pueblos contra la descomposición política
producida por el Estado democrático-liberal. Significa el triunfo de la gran
política, o sea, de la política dirigida por los pocos hombres superiores de
cada generación, sobre la mediocridad, que constituye la característica del
liberalismo; significa también el predominio de la sangre y la raza, sobre el
materialismo económico y el internacionalismo.
En este sentido somos
fascistas, sin que ello signifique, por ningún motivo, que pretendamos copiar
el fascismo italiano o el hitlerismo alemán" (...) Fuerza del espíritu, de
la sangre y la raza, reacción contra el liberalismo y el marxismo.
Esto es, en esencia, lo que se
ha llamado 'fascismo' y que puede adquirir múltiples formas nacionales y
cobijarse en los más diversos nombres: fascismo italiano, nacionalsocialismo
alemán, integralismo brasileño, APRA peruano, Partido Nacional Revolucionaria
de México, Nacismo Chileno... (Respecto a estos tres últimos grupos) su
doctrina fundamental es la misma. Y al respecto, González ironizaba sobre los
afanes de originalidad del APRA, que no obstaba a que fuese 'el legitimo
movimiento fascista del Perú'." (A1).
La diferenciación que von
Marées señaló tan explícitamente, terminó por transformarse en abierta
contradicción y final oposición con el tiempo.
Este fenómeno se extendió y
radicalizó después de la masacre del seguro obrero, al transformarse el M.N.S.
en la Vanguardia Popular Socialista (V.P.S.), al punto que los sobrevivientes y
muchos de los adherentes a ese movimiento que quedan vivos, reniegan hasta hoy
del Nacional Socialismo.
Este es un lamentable y aún no
solucionado error de interpretación ideológica que ha ensombrecido y
distanciado la relación de los antiguos militantes con las nuevas generaciones
y que al parecer no será fácilmente solucionado. En especial, porque la mayoría
de los jovenes adherentes a estas ideas no tienen suficientemente claro el significado
estricto del nacionalsocialismo, y, aún más, habitualmente lo ignoran.
En 1933 se comienza a publicar
el diario oficial del Movimiento, llamado simplemente "Trabajo".
Ese año tiene lugar el primer
enfrentamiento de las T.N.A. -Tropas Nacistas de Asalto-, con las Milicias
Comunistas, en ocasión de un acto del M.N.S.
En Alemania, por su parte, el
30 de Enero, a los 43 años de edad, Adolf Hitler presta juramento como Canciller
del Reich. Ha nacido el Tercer Reich.
Ese mismo año, el sionismo
internacional declara la guerra a Alemania, publicando la resolución en la
portada del diario inglés "Daily Express", con el titular "Mundo
Judaico declara la Guerra a Alemania", imponiendo un boicot general a los
productos alemanes.
La guerra económica contra el
Nacional Socialismo comienza seis años, cinco meses y ocho días antes del
inicio de la guerra armada.
En Chile, durante 1934 el
Movimiento comienza a hacerse fuerte en las Universidades, especialmente en
"la Chile", donde se opone a la acción de sus rivales que pretendían
impedir sus acciones de propaganda. Por su parte, el gobierno comienza la
seguidilla de actos represivos contra el Movimiento, impidiendo la distribución
del diario "Trabajo". En Alemania, a la muerte del anciano canciller
Hindemburg, hitler asume como Führer del Reich.
Mientras en Santiago se fundaba
el M.N.S., en el sur del país los descendientes de alemanes, que habían sido
declarados ciudadanos Alemanes de pleno derecho por el Gobierno del Reich, se
integraron a las estructuras que el N.S.D.A.P. creó para los alemanes en el
extranjero, los denominados Auslander. De este modo, ya en 1932 se habían formado
los primeros núcleos N.S.
En 1935 cae en Chile el primer
mártir de la causa Nacional Socialista, Pablo Acuña.
En 1936, el M.N.S. comienza a
obtener importantes triunfos en las Universidades. En la Federación de
Estudiantes de Chile, Fech, el Nacismo obtiene alrrededor de un tercio del
total de votos, superando a la derecha y los radicales, siendo aventajado sólo
por la coalición de izquierda. Ese año también celebra un "Congreso
Agrario" en Temuco.
Finalmente, presionado por las
acusaciones de estar favoreciendo la actividad de espionaje del Eje en Chile,
el M.N.S. declara la incompatibilidad entre la militancia en sus filas y la
adhesión al "Jugendbund", la asociación patriótica germánica (A).
En Alemania se celebran las
Olimpíadas, en un marco arquitectónico especialmente diseñado por el gobierno
Nacional Socialista. Se constituye el "Eje Roma-Berlín". En España,
comienza la Guerra Civil que llevará a Francisco Franco al poder.
En 1937, el Nacional Socialismo
Chileno obtiene su primera victoria electoral, siendo elegidos tres diputados
nacistas: Jorge Gonzáles von Marées, Fernando Guarello Fitz-Henry y Gustavo
Vargas Molinare, con casi 15.000 votos -el 3,5% del total-, un resultado
extraordinario si se considera que el Movimiento era el más jóven de los nuevos
partidos y podía crecer aún más. En las mismas elecciones, el Partido Comunista
obtuvo 17.162 votos (4,2%) y seis diputados; el Partido Agrario (que más tarde
llegaría al poder como Partido Agrario-Laborista) logró un 2,3%, y el Partido
Socialista un 11,2% (en las elecciones anteriores obtuvo sólo un 2,6%).
Durante esta época tanto el
Nacismo como los demás partidos políticos constituyeron grupos de choque
uniformados. Las "T.N.A." tenían sus similares en las "Milicias
Comunistas", y en las "Milicias Republicanas", a las que respaldaba
el Gobierno. Era una época de partidos con uniforme, de acciones de lucha
callejera y un alto grado de violencia política civil, que se encontraba
legitimada por la supuesta amenaza a la legalidad que suponía la actitud de las
Fuerzas Armadas.
Podemos suponer que -de no
haber mediado la Masacre del Seguro Obrero-, además de que Gustavo Ross Santa
María hubiera ganado las elecciones, el Movimiento Nacional Socialista habría
continuado creciendo en militancia y representación parlamentaria. Ello queda
sugerido tanto en el aumento de las votaciones que señalamos con anterioridad,
como por los éxitos que en Europa estaba obteniendo el Nazismo alemán.
Efectivamente, el 13 de marzo se lleva a cabo el "Anchluss", la
anexión de Austria a Alemania. Posteriormente, el 1 de octubre, Alemania
anexiona los Sudetes.
Estos éxitos de la política
exterior germana, sumados a la polarización creciente en Europa, habrían
incidido en Chile fortaleciendo al M.N.S., aún más si consideramos que en 1939
se consolida en Gobierno de Franco, y que hasta septiembre de ese año existe la
posibilidad de que la guerra no se desarrolle.
La Alemania de Hitler no sólo
no era mal considerada, sino que tenía abiertos y decididos partidarios entre
los países sudamericanos que veían en ella un posible oponente a la hegemonía
de Estados Unidos sobre el continente. El caso de Argentina al respecto es
esclarecedor.
Ciertamente, el papel de un
M.N.S. en la política chilena hubiera sido determinante una vez iniciada la
guerra y de no mediar el 5 de septiembre. Con la instauración de la red de
espionaje de Von Bohlen, en 1941, y considerando un Ross ganador en las
elecciones del '38, el ambiente hubiera sido propicio para cualquiera que
quisiera desestabilizar al régimen y apoyar al Eje. Clave hubiera resultado,
nuevamente, el papel de Ibáñez, y en estas condiciones un golpe como el que
intentaron los jóvenes nacistas el '38, hubiera tenido muy distinto destino a
contar del 39'. Pero, esto es sólo elucubración.
Lo efectivo es que Alessandri
logró detener el avance del Nacionalsocialismo en Chile muy a tiempo. En 1938
se eliminó no sólo a un grupo ejemplar de jóvenes chilenos: se cambió el curso
de la historia del país en una época de cambios políticos profundos, que
marcarían el devenir de la historia de Chile durante el presente siglo.
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