miércoles, 27 de noviembre de 2013

Clase Social y Lucha Política



CLASE SOCIAL

En un principio, el término clase social no connota otras ideas que las de clasificación o tipología. Una clase no sería más que una de las formas de clasificar a determinados individuos o grupos, de acuerdo con algunas características comunes.

Se trata pues de un término genérico y flexible, con el que es posible referirse a muchas cosas y que no prejuzga inicialmente ninguna idea ni valoración. Siempre nos ha llamado la atención la preferencia de los conservadores por términos como estrato o capa social para sustituir al de clase; cuando este último es un término neutro y genérico, meramente descriptivo mientras que el término estrato está asociado por sus orígenes (metáfora geológica) a ideas de rigidez y de inmodificabilidad.

En cuanto a su origen no puede decirse que el concepto de clase social tenga antecedentes remotos en el pensamiento social. No obstante terminológicamente, la expresión nos remite a un término latino - classis- que los censores romanos utilizaron para referirse a los distintos grupos contributivos en que se dividía la población de acuerdo con la cuantía de impuestos que pagaban, eran pues grupos de referencia económica (1).

Pero el término clase no se utiliza con el significado que tiene hoy en día hasta que se produce la quiebra de la sociedad estamental y comienza el desarrollo industrial capitalista; y su plena utilización tendrá lugar en el siglo XVIII, no llegando a ser vocablo de uso corriente hasta el mismo siglo XIX.

Generalmente existe una cierta imagen que asocia el concepto de clase social a la reflexión marxista sobre este tema, a pesar de que el propio Marx señaló que no le correspondía a él "el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna, como tampoco, la lucha que libran entre sí en esa sociedad.
Historiadores burgueses habían expuesto mucho antes que yo la evolución histórica de la lucha de clases, y economistas burgueses habían descrito su anatomía económica'' (2).

Como apunta Marx, una interpretación económica de la realidad de las clases, vinculada a la dinámica de los sistemas productivos, ya había sido dada por Adam Ferguson, John Millar y por Adam Smith; interpretación económica que no les impidió referirse a otros aspectos políticos, sociológicos y culturales de la realidad de las clases sociales.

Estos aspectos políticos habían sido especialmente resaltados por los socialistas utópicos franceses a nivel teórico (énfasis en la idea de lucha de clases) y a nivel práctico, por los primeros movimientos obreros organizados.

Luego los orígenes sobre la reflexión teórica en torno a las clases sociales es preciso señalar tres fuentes: el pensamiento de los economistas clásicos ingleses, el pensamiento de los socialistas utópicos franceses y el ejemplo de algunas clases sociales concretas que se van a tomar como modelo paradigmático de lo que es una clase social (nos estamos refiriendo en concreto, a la burguesía, los obreros fabriles y la clase terrateniente inglesa).

Sin embargo, y pese a estos antecedentes la popularización de este término y la carga de contenido que hoy tiene se debe al curso de unos procesos políticos y a la elaboración teórica de los pensadores socialistas.

De la gran diversidad de enfoques planteados por los estudiosos de las clases sociales podemos destacar dos puntos de coincidencia en todos ellos, que nos parecen fundamentales:

- En primer lugar, que los sistemas de jerarquías sociales que son las clases no forman parte de un orden de cosas natural e invariable, sino que son un artificio o producto humano sometido a cambios de carácter histórico.

- Y, en segundo lugar, que las clases en contraste con las castas o los estados feudales son grupos económicos en un sentido más exclusivo.

LUCHA POLÍTICA

Como las anteriores características son comunes para la estructura de clases que presenta el capitalismo, de la primera de ellas debemos sacar una conclusión para la lucha política: puesto que la estructura social del capitalismo es injusta, pero artificial o histórica, debemos aspirar a derribarla contando con la participación en primer lugar de los principales perjudicados por esta injusticia, es decir las clases trabajadoras o asalariadas. Pero en este plano de lucha política no debemos descartar la colaboración de otras clases, que aun estando ligadas económicamente al mantenimiento del sistema capitalista, pueden cuestionar éste en términos teóricos, nos referimos concretamente a sectores de las clases medias y profesionales. Aunque hemos de decir que no confiamos mucho en su participación dado su papel histórico limitado a mejorar su nivel de vida renunciando a la participación pública; es decir las clases medias han sido siempre un factor de desmovilización y desideologización social. Esto lo vemos claramente en el momento actual cuando ante puntuales retrocesos en su nivel de vida, debido a las crisis cíclicas del sistema, en lugar de movilizarse contra éste y denunciar a sus dirigentes políticos y financieros, lo único que piden es una rebaja de impuestos para poder seguir mandando a sus hijos a colegios privados, ser asistidos por sanidad privada y cobrar la jubilación de un fondo privado de pensiones, sin importarles la situación de aquellos que deben recibir estos servicios de un irrisorio Estado del Bienestar (por lo menos en el caso español).

Aun así, esta es la clase que un partido "antisistema" español presentaba como revolucionaria y se marcaba como objetivo principal atraerla a sus filas para desencadenar la lucha contra el capitalismo, en uno de sus últimos documentos estratégicos (3).

En cuanto a la segunda característica común del concepto de clase, que nos presentan los estudios sociales actuales, es decir la de ser grupos económicos nos marca el camino de la lucha en el campo social, que ha de ser de defensa de los derechos de los trabajadores y contra las ofensivas de los capitalistas, pero también reivindicativo y de movilización de masas, en lo que conecta con la lucha política de que nos ocupábamos anteriormente; por lo que abogamos por un sindicalismo sociopolítico, de clase y unitario, que desde la defensa de los trabajadores vaya sentando las bases para el futuro modelo político superador del capitalismo: la
República del Trabajo.

Terminaremos citando una carta del revolucionario americano Juan Domingo Perón, que creemos resume perfectamente nuestras posiciones: "no intentamos de ninguna manera sustituir a un hombre por otro; sino un sistema por otro sistema. No buscamos el triunfo de un hombre o de otro, sino el triunfo de una clase mayoritaria que conforma el Pueblo Argentino: la clase trabajadora. Y porque buscamos el poder, para esa clase mayoritaria, es que debemos prevenirnos contra el posible 'espíritu revolucionario de la burguesía'. Para la burguesía la toma del poder significa el fin de la revolución. Para el proletariado - la clase trabajadora de todo el país- la toma del poder es el principio de esta revolución que anhelamos, para el cambio total de las viejas y caducas estructuras demoliberales.

Si realmente trabajamos por la liberación de la Patria, si realmente comprendemos la enorme responsabilidad que ya pesa sobre nuestra juventud debemos insistir en lo señalado. Es fundamental que nuestros jóvenes comprendan, que deben tener siempre presente en la lucha y en la preparación de la organización que: es imposible la coexistencia pacífica entre las clases oprimidas y opresoras. Nos hemos planteado la tarea fundamental de triunfar sobre ¡os explotadores, aun si ellos están infiltrados en nuestro propio movimiento político". (4)

(1) La influencia de esta terminología romana está también presente en el mismo concepto de "proletariado"; los "proletarii" eran aquellos que no tenían más propiedad que su "prole".
(2) Marx, K. y Engels, F. Cartas sobre "El Capital". Laia. Barcelona. 1974.
(3) Nos referimos al documento: Democracia Nacional. Propuesta de discurso políticoestratégico,
Nov. 95?
(4) Carta de Juan Domingo Perón a la Juventud Peronista. Octubre de 1965. Citada en
Iglesias, F. J. "Juan Domingo Perón y el socialismo nacional (I): la empresa para quien la trabaja". Ediciones Guerra Gaucha. Buenos Aires 1993.

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