miércoles, 19 de noviembre de 2014

George Soros: Enémigo Talmúdico Nº1 de la humanidad




Judío de origen húngaro considerado el 'superstar' de los mayores especuladores de todo el orbe. Según la revista 'Forbes' es el manager y financista mejor pagado del mundo con entradas brutas para 1994 de US$ 550.000.000,-  bastante lejos del resto.  Cuando él sale de cacería tiemblan los bancos centrales y las bolsas internacionales.  En septiembre del 93 consiguió poner de rodillas al Banco de Inglaterra.  Manipuló para que ese Banco retirara la libra esterlina del mecanismo de cambios europeo y la devaluara.  Metió 10 mil millones de dólares de su grupo financiero en  esta maniobra.  Sus utilidades fueron de MIL MILLONES de dólares y todavía las están pagando los contribuyentes británicos.  Se jacta abiertamente de influenciar a los mayores mercados financieros del mundo.  Esta actitud soberbia se contradice con la astucia acostumbrada de estos depredadores que en silencio y desde la oscuridad acechan la oportunidad para abalanzarse antes que sus competidores.

Las actividades de Soros debutaron en 1993 cuando predijo la inminente alza del oro.  Se estima que fue esto lo que desató una avalancha de compra de metales preciosos disparando el precio del oro 20% por sobre su cotización máxima desde la guerra del Golfo.  A principios de junio del 94 envió una carta al redactor financiero del 'London Times', Anatole Kaletsky, declarando que  pretendía favorecer las grandes compras de papeles franceses en lugar de los pagarés Alemanes como hasta entonces.  En pocas palabras: ¡abajo con el Marco y atacar al Banco Central Alemán!

En muchos diarios del mundo se le considera una especie de Robin Hood de la era electrónica, que roba en gran estilo a los países ricos para beneficio de los países del Este y de Rusia a través de variadas Fundaciones, con objeto de pavimentar el camino a la 'democracia' a los pobres países recién liberados del comunismo.

Pero ¿quién es este Soros?  La leyenda oficial cuenta que en 1930, como adolescente hijo de padres judíos fue exiliado de Budapest por los Nazis.  Pasando por Inglaterra, donde estudió en la Escuela de Economía de Londres, llegó a EEUU a mediados de los '50.  Se sintió atraído mágicamente por Wall Street y tuvo una carrera bastante discreta hasta 1969.  Entonces se hizo cargo de la administración de un cuantioso capital.  Vendió acciones, que no eran suyas, confiando que su precio caería antes del plazo fijado y podría recomprarlas a menor precio.

De estos capitales nació el "Grupo Quantum", una batería de capitales especulativos que opera desde las Antillas holandesas.  Hoy es considerado una de las 'maquinarias inversoras' más influyentes del mundo.  En 8 de los 24 años pasados el grupo tuvo utilidades 'oficiales' de más de 50%, incluso del 100% en dos oportunidades.  Entretanto Soros ha delegado los negocios a un equipo gerencial y dirige sólo las 'grandes campañas'.  Describe sus 'principios'  en el libro 'La Alquimia de las Finanzas', en el cual dice "lo que crean los especuladores será más importante que la realidad de la economía".

Sin embargo esa es la imagen que la prensa, en manos de quienes ya sabemos, nos presenta sesgadamente.  ¿Pero quién es realmente?

William Engdahl revela: "Soros especula en los mercados financieros mundiales con su firma clandestina extracontinental 'Quantum Fund NV", un 'fondo de inversiones privadas' que administra para una serie de 'mandantes' un capital de entre 4 y 7 mil millones de US$.

El Quantum Fund está registrado en el oasis tributario caribeño de las Antillas Holandesas.  Para evadir la supervisión de las autoridades estadounidenses sobre sus movidas financieras, Soros contrató exclusivamente a ciudadanos europeos para su Consejo Administrativo.  Sus directores son una extraña mezcla de economistas de Suiza e Italia...

Soros ha sido incorporado como 'hombre de paja' ('goma' en jerga Chilena), al conglomerado bancario anglofrancés de los Rothschild.  Comprensiblemente esta circunstancia se mantiene oculta por interés tanto de Soros como de los mismos Rothschild, para no enturbiar sus estrechas relaciones con amigos en la City londinense, el Ministerio de Relaciones Exteriores, el estado israelita, así como sus poderosos amigos en el establishment yanqui".

Entre las más prominentes personalidades del Quantum Fund figura un tal Richard Katz.  Es simultáneamente jefe de la "Rothschild Italia S.p.A." de Milán y tiene un puesto en el Consejo Supervisor del banco comercial londinenese "N.M. Rothschild & Sons".  Otro miembro conspicuo es Nils O. Taube, socio de un grupo de inversores londinense llamado "St. James Place Capital", que cuenta entre sus socios mayoritarios a Lord Rothschild.  Un cómplice frecuente en las especulaciones de Soros, especialmente las que tienen que ver con el alza del oro, es Sir James Goldsmith, miembro de la dinastía Rothschild. 

 Entre otros se cuentan en la dirección del Quantum Fund los gerentes de algunos bancos privados suizos 'altamente discretos' (se ocupan del lavado de dinero de los sindicatos del crimen, comercio de armas y de drogas).  Luego se cuentan Edgar D. de Picciotto, gerente del banco privado de Ginebra "CBI-TDB Union Bancaire Privée", un actor principal en los mercados del oro e inversiones; Isidoro Albertini, dueño de la firma bursátil milanesa "Albertini & Co."; Beat Notz, del banco privado ginebrino "Banque Worms"; Alberto Foglia, gerente del banco "Banca del Ceresio" de Lugano.  En el curso de una investigación por un escándalo de corrupción política se estableció que muchos políticos italianos tenían sus dineros producto del soborno depositado en la Banca del Ceresio.  Por lo visto Soros tuvo algo más que información interna sobre los puntos sensibles de la política italiana cuando su ataque a la lira en septiembre de 1994.

William Engdahl agrega: " La relación de George Soros con los ultrasecretos círculos financieros internacionales de los Rothschild no es una vinculación común ni casual.  El más que extraordinario éxito de Soros como especulador en los mercados financieros de más alto riesgo no se puede definir simplemente como 'suerte de jugador'.  Soros tiene acceso a la 'pista de los Insider', uno de los canales de información estatal y privada más importante del mundo. 

Desde la Segunda Guerra Mundial la familia Rothschild se ha empecinado en crearse públicamente un aura de intrascendencia.  Sin embargo tras esa modesta máscara se esconde una de las organizaciones financieras más poderosas e inextricables del mundo.  Los Rothschild prodigaron grandes sumas con objeto de crearse una imagen de familia noble, acomodada pero retraída, en la que uno ama los vinos franceses, otro se ocupa de clubes de beneficencia, etc.

Entre los conocedores de la City londinense "N.M. Rothschild" es una de las personas más influyentes de esa fracción del servicio secreto del establishment británico ligada al ala neoliberal thatcheriana del partido tory.  En los años 80 "N.M. Rothschild & Sons" ganó sumas gigantescas con la privatización de empresas fiscales británicas con valores de varios cientos de millones (más probablemente miles de millones, N.T.), de dólares, ejecutada por la sra. Thatcher.  Por lo demás el banco Rothschild se halla en el centro del mercado mundial del oro: en este banco fijan dos veces al día el precio internacional del oro, los cinco bancos especializados en oro de mayor relevancia. 

Pero el "N.M. Rothschild & Sons" también está envuelto en algunas de las más sucias operaciones del servicio secreto, las que podrían llamarse de 'armas versus drogas'.  Gracias a sus buenos contactos dentro de los más altos puestos del servicio secreto del establishment británico obtuvieron que no hubiera mención alguna sobre su complicidad con una de las más peligrosamente ilegales redes del servicio secreto, a saber la del BCCI (Bank of Credit and Commerce International).  En realidad el Banco Rothschild formaba parte del núcleo central de esa maraña de bancos lavadores de dinero de la CIA y del M16, que durante los '70 y '80 financiaron proyectos de la CIA, como el de los 'Contras' en Nicaragua."

(Citas del libro de William Engdahl "¿Qué se esconde tras las Guerras de Divisas de George Soros?", editado por EIRNA-Studie en la RFA). 

El influyente Presidente del Comité de Bancos en la Cámara de Representantes estadounidense Henry Gonzales, censuró a los gobiernos de Bush y Reagan por haberse negado sistemáticamente a llevar a los tribunales al BCCI.  Además el Ministerio de Justicia rehusó repetidamente mostrar alguna cooperación para el escándalo del BCCI y el escándalo estrechamente relacionado de la "Banca del Lavoro" BNL, durante la investigación realizada por el Congreso.  El BNL se había embolsado ganancias por miles de millones de dólares con los créditos que Bush otorgó a Irak poco antes de la Guerra del Golfo.  Gonzales dijo que el gobierno de Bush había tenido un Ministerio de Justicia "del cual declaro que fue el más corrupto, el más increíblemente corrupto que yo haya visto en todos mis 32 años como diputado al congreso".

Después que el BCCI había sido inculpado hasta en la prensa de la violación de diversas leyes, recién el fiscal de Nueva York, Henry Morgenthau, anunció una querella contra el BCCI.  Morgenthau culpó al BCCI "de la más grande estafa bancaria de la historia mundial de las finanzas.  El BCCI actuó durante sus 19 años de vida como una asociación criminal corrupta".

Un director del BCCI, el sheik árabe saudita Kamal Adham, fue el jefe del servicio secreto de su país mientras Bush era jefe de la CIA.

Hasta entonces ningún periódico occidental había revelado que en medio de la gigantesca maraña ilegal del BCCI estaba el grupo Rothschild, ligado con George Soros.  El personaje clave de estos negocios era el dr. Alfred Hartmann, el Gerente Comercial de la filial suiza del BCCI (la Banque de Commerce et de Placement SA), Gerente del Rothschild Bank AG de Zürich y miembro del Directorio del 'N.M. Rothschild & Sons'.  Además Hartmann era director de la filial suiza del banco italiano BNL y representante ejecutivo del "N.Y. InterMaritime Bank' suizo.

Un ex miembro del servicio secreto fidedigno, al tanto del 'caso Soros', descubrió que Soros en Septiembre con ayuda de un poderoso grupo de 'participantes pasivos' había reunido un capital de US$ 10.000.000.000,- para utilizarlo como palanca para desestabilizar las monedas europeas.  A ese grupo pertenecían el poco conocido comerciante en metales y petróleo Marc Rich y el traficante de armas israelita Shaul Eisenberg.  Este último trabaja desde hace décadas para el servicio secreto israelita y ejerce un importante tráfico de armas en toda Asia y el Cercano Oriente.  Un tercer socio de Soros es Rafi Eytan, antiguamente el contacto en Londres entre el Mossad y el servicio secreto británico.

Básicamente Soros no es más que una herramienta en manos del alto mando de la guerra política conducida por los Rothschild.  Pertenece a los círculos que hace pocos años organizaron la campaña de odio llamada 'Cuarto Reich' en contra de la reunificación Alemana.  Soros es rabiosamente antialemán.  En su autobiografía 'Underwriting Democracy', 1991, Soros advierte del peligro que una Alemanai unificada pudiese "perjudicar el equilibrio de fuerzas en Europa... No es difícil ver de qué manera podrían aparecer nuevamente las condiciones de entreguerras.  Una Alemania unida se convertirá en el poder financiero más fuerte y desarrollará a la Europa Oriental para su propio espacio vital... una terrible pócima encantada."

A través de sus contactos en EEUU Soros está presente en los círculos del servicio secreto y de las finanzas dentro de la Casa Blanca.   El más importante de sus bancos de depósitos y principal financista en su golpe al sistema cambiario europeo en septiembre del 93 fue el "CITICORP", el banco más grande de los EEUU.  Soros conminó a los inversores internacionales a desbancar el Marco Alemán.  Cuando en 1989 se firmó la reunificación alemana un muy alto ejecutivo del Citicorp, anteriormente asesor para la campaña presidencial de Dukakis, declaró: "La unidad Alemana será catastrófica para nuestros intereses.  Debemos tomar medidas para provocar una caída segura del marco en un 30%, a fin de que Alemania no pueda reconstruir al sector oriental y convertirlo en un factor económico de peso dentro de una nueva Europa". 

Soros, quien a decir de sus colaboradores tiene un ego increíble, relata pesonalmente como sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial en Hungría, siendo judío, mediante una identidad falsa.  Lo que no relató es que fue protegido de la persecución por un sujeto que se apoderaba de los bienes de judíos ricos, actividad de la cual Soros participó con entusiasmo.  

Así 'sobrevivió' la guerra y abandonó Hungría sólo dos años después de su téermino.  Aunque tanto él directamente como los medios de prensa a su servicio están siempre listos para acusar de 'ANTISEMITISMO' a cualquier oponente político, especialmente en Europa Oriental, su judaísmo se basa más en apegarse a las normas instructivas del Talmud, antes que algo étnico o religioso.

En público Soros financia y patrocina una larga serie de eventos sociales, por ejemplo 'conciertos por la paz' con Joan Baez, becas para jóvenes europeos del Este en Oxford, etc.

La verdad es sin embargo muy distinta.  Soros es personalmente responsable por el caos que provocó la terapia de shock en Europa Oriental a partir de 1989.  Él ha forzado a los débiles gobiernos de esos países a adoptar medidas económicas tanto descabelladas como draconianas, las que le han permitido comprar los recursos de extensas zonas de Europa Oriental a precio de huevo.  A continuación casos ilustrativos:

POLONIA:

A fines de 1989 Soros organizó un encuentro secreto entre el gobierno comunista Rakowski y los dirigentes de Solidaridad.  Su 'Plan', que desarrolló frente a ambos bandos, era el siguiente:

- Los comunistas debían entregar el poder a Solidaridad para así ganarse la confianza del pueblo.
-  Entonces el gobierno deliberadamente debería llevar a la quiebra a sus propias empresas agrícolas e industriales mediante la aplicación de intereses astronómicos, la negación de créditos fiscales y el recargo de las deudas ya impagables.
- Luego Soros llevaría a sus ricos amigos capitalistas internacionales a Polonia como compradores de las empresas estatales privatizadas.

El ejemplo más reciente fue el del gran complejo siderúrgico 'Huta Warsawa', el que según estimación de peritos occidentales tendría un costo total que fluctúa entre 3 y 4 mil millones de dólares.  En pocos meses el gobierno polaco aceptó hacerse cargo de las 'deudas' de Huta Warsawa, para luego venderlo totalmente saneado a la firma milanesa Lucchini por la suma de US$ 30 millones.  Para la concreción de su plan Soros recurrió a su joven amigo Jeffrey Sachs, asesor financiero judío polaco, el que sin embargo no podía actuar profesionalmente en Polonia ya que su certificación como asesor era válida sólo para Bolivia.  Para subsanar esto Soros lanzó una de sus  opulentas Fundaciones, en este caso la 'Fundación Stefan-Batory', que en 1989 otorgó a Sachs su certificación oficial al tiempo que lo contrataba en Polonia.

Según las propias palabras de Soros él siempre ha trabajado y trabaja con Bronislaw Geremek, asesor principal de Lech Walesa, el general Jaruzelski y el prof. Trzeciakowski.  Este último es el asesor secreto del nuevo ministro polaco de Finanzas y Economía, Lesczec Balcerowicz.

Soros reconoce haber sabido de antemano que su 'terapia económica de shock' desataría en Polonia una fuerte desocupación, el cierre de fábricas y tensiones sociales.  Por eso mismo precisaba que Solidaridad tomara el poder.  A través de su Fundación tuvo también acceso a los principales creadores de opinión en la prensa, como Adam Michnik.  Su colaboración con la embajada estadounidense en Varsovia le posibilitó controlar la prensa mediante la censura, generando así propaganda para la terapia de shock y alzándola agresiva frente a cualquier crítica.

¿No es esa una estrategia típica de los Illuminati talmudistas? (N:T:: Los Illuminati son una cofradía conspirativa de magnates, nobles, iglesias, sectas, masonería, la ONU, servicios secretos, gobernantes, dueños de medios y agencias de noticias, todos asociados al sionismo, y que busca obtener el gobierno mundial siguiendo las enseñanzas del Talmud).

RUSIA Y LA FEDERACIÓN EX-SOVIETICA:

Soros condujo una delegación a Rusia, donde trabajaba en complicidad con Raissa Gorbatchova desde fines de los '80, para establecer una nueva Fundación, esta vez la 'Cultural Initiative Foundation'.  De nuevo una organización libre de impuestos para él y sus amigos occidentales, destinada a penetrar en los más altos estratos del gobierno y poder comprar a las personalidades más importantes en los campos político y económico.
Después de su partida en falso con Gorbatchov de 1988-91, se pasó al círculo de Yeltsin.  Y una vez más fue Soros quien junto a su amigo Jeffrey Sachs implantaron la terapia de choque.

A partir del 2 de enero de 1992 la terapia de choque de Jeffrey Sachs provocó un caos inigualable y desató una hiperinflación, bastante previsible, sobre Rusia, lo cual motivó la huida de los mejores cerebros de investigación científica hacia Occidente.

Bajo el Plan de Soros el gobierno de Yeltsin, con Igor Gajdar, decretaron draconianos recortes a las subvenciones que favorecían la agricultura y la industria, a pesar de que toda la economía estaba en manos del mismo Estado.  Como meta se fijó un presupuesto libre de déficit dentro de tres meses.  No hubo más crédito para la industria, las empresas acumularon deudas astronómicas y la baja del rublo se precipitó fuera de todo control. 

Soros y sus amigos sacaron provecho de la situación inmediatamente.  Marc Rich, tenido como el mayor comerciante de aluminio del mundo, empezó a comprar aluminio ruso a precios ridículamente bajos, el cual lanzó al mercado occidental en 1993 provocando una caída en su precio del 30%.  Este es sólo un ejemplo de la explotación rusa de Soros.

HUNGRIA:

Cuando el parlamentario nacionalista de oposición Istvan Csurka trató de protestar contra la destrucción de la economía húngara por la estrategia de Soros y sus amigos, fue etiquetado como 'antisemita' y en junio fue expulsado democráticamente del Parlamento progobiernista.

YUGOSLAVIA:

A principios de 1990 Soros, en colaboración con el FMI, con su terapia de choque colocó la mecha que haría estallar la guerra.  Soros es gran amigo del ministro de RR.EE. de la época Lawrence Eagleburger, quien fue embajador en Belgrado y 'protector' de Slobodan Miloseviç.  Eagleburger fue además presidente de la empresa 'Kissinger Associates', en cuyo Consejo Superior encontramos a Lord Carrington, magnate de la prensa internacional y miembro del 'Comité de los 300' (N.T. una de las sociedades secretas de los Illuminati), cuya intervención directa desencadenó la agresión serbia a Croacia y Bosnia.  Hoy Soros dispone de Fundaciones en Bosnia, Croacia, Eslovenia y en Serbia (la 'Fundación Yugoslava Soros' de Belgrado).  Utiliza los fondos de sus Fundaciones para comprar a periodistas influyentes y para neutralizar a los detractores de su 'terapia de choque' tildándolos públicamente de 'neonazis' o 'antisemitas'.

(Información del libro 'EIRNA-Studie Derivate', Editorial EIRNA GmbH, Casilla 2308, Wiesbaden, ALEMANIA).

Toda la información aquí expuesta proviene del libro 'GEHEIM-GESELLSCHAFTEN und Ihre Macht im 20 Jahrhundert', tomo 2, de Jan van Helsing, editado por Ewert Verlag en 1995.

EXTRACTOS DEL TALMUD:

Libro Midrasch Talpioth 225d): "Jehová les dio a  ellos forma de hombres para la gloria de Israel.  Pero los Akum (cristianos), fueron creados con el sólo fin de servir a los judíos día y noche.  Nunca serán aliviados de este servicio.  Es propio del hijo de un rey (un israelita), que los animales en su forma natural, y los animales con forma de seres humanos estén a su servicio."

Libro Babha Bathra (54b): "Todas las cosas pertenecientes a los Goyim (no judíos, o cerdos),  son como el desierto, la primera persona (judío), que llega y se las lleva puede reclamarlas como suyas".

Libro Babha Kama (113b): "Está permitido defraudar a un Goi".
Libro Iore Dea (158, 1): "A los cristianos que no son enemigos nuestros no se les debe matar directamente, no obstante no se les debe salvar del peligro de muerte".

Libro Abhodah Zarah (26b): "Al mejor entre los Goyim ¡mátalo!"

sábado, 4 de octubre de 2014

La extrema derecha que gobierna el mundo (Segunda Parte)




Por Jaume Farrerons


Caracterización Sociológica -

Toda acción política requiere, en primer lugar, la identificación del enemigo contra el que lucha.

Las caracterizaciones ideológicas, los fines y valores, los principios estratégicos y las metodologías tácticas de un movimiento, partido o grupo político, son conceptos que giran en torno a la sola cuestión de esa "enemistad" fundamental (Carl Schmitt), que nada tiene de "personal"; como en la guerra un general respecto de otro general o un soldado frente al adversario armado, no "odia" el revolucionario a individuos concretos, sino que pugna sin tregua para derrotar a un antagonista político. En condiciones normales es menester distinguir incluso entre el enemigo propiamente dicho y un mero contendiente coyuntural. Al enemigo se le detesta, pero, incluso a él, "políticamente", no "psicológicamente", como podría odiarse al ofensor de nuestra familia, amigos, bienes u honor.

El enemigo de la izquierda nacional es la oligarquía occidentalÉsta cabe definirla provisionalmente como extrema derecha sionistaracistasupremacista y expansionista. Sus integrantes humanos, sociales e institucionales pueden detectarse en cualquier lugar del planeta, pero singularmente en el hemisferio occidental y de forma más concreta todavía en las burguesías financieras de Estados Unidos, Israel y Europa. Los oligarcas no se identifican a partir de una religión, raza o etnia, ni siquiera una clase social, sino de un estamento. Su opuesto simétrico antagónico son los trabajadores autóctonos. Oligarquía mundial y trabajadores nacionales definen la contradicción principal de la society occidental posmoderna.

Aquello que combatimos es, pues, el opresivo dominio oligárquico. Desde una posición de extrema izquierda -patriótica- de lospueblos contra la extrema derecha -transnacional- de las élites. 

Queremos derrotar a los oligarcas en tanto que oligarcas. ¿Judíos, anglosajones protestantes, ingleses, israelíes, jeques saudíes, banqueros suizos? No importa eso. Tienen, los oligarcas, nombres y apellidos. Su neutralización y hasta liquidación física, pero por vías legales (restablecimiento de la pena de muerte contra los genocidas y criminales de guerra o lesa humanidad), forma parte, necesariamente, de la lucha revolucionaria democrática. Negarlo sería incurrir en una repulsiva hipocresía "buenista" de la que es menester desprenderse antes de abordar cualquier compromiso político serio. Al final, las élites financieras pagarán por sus atrocidades y  los responsables serán ejecutados por genocidios, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad o crímenes contra la paz. No hay punto intermedio ni "diálogo pacífico" cuando estamos hablando de enemigos políticos responsables de las peores fechorías que la historia recuerda.

Nos repugnan, sí, los oligarcas, pero se trata, subrayémoslo una vez más, es el mismo tipo de "odio conceptual" que el fiscal Aguilar manifestó contra los acusados del caso Kalki (a la postre inocentes) cuando los insultó de forma pública: nada (o poco) sabemos de los oligarcas como sujetos privados y no nos importa si beben agua mineral, vino de Rioja o prefieren el arte abstracto a la música clásica. Nos resultan indiferentes sus creencias soteriológicas o el color de su piel. Aquello que realmente cuenta es lo siguiente: que los oligarcas son los dirigentes, beneficiarios y responsables directos (o indirectos) del aparato de conversión de los entes en [objetos/mercancía+capital+objetos/mercancía] que aniquila los pueblos, las culturas y la naturaleza. La Gestell de Heidegger. !Nada más "impersonal" que la Gestell! Pero tiene sus sujetos físicos y a éstos es menester localizarlos, detenerlos, procesarlos y, si se demuestra su culpabilidad, encarcelarlos; democráticamente, mas sin compasión. Bastará con aplicar las leyes penales yprocesales del TMI (Nüremberg), es decir, sus propias normas represivas, antijurídicas pero plenamente vigentes hoy.

La oligarquía "autoriza" asesinatos "sin juicio" de menores de edad. El propio Obama, Premio Nobel de la Paz, ha reconocido que es un criminal: http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2013_05_01_archive.html. ¿Quién responde por estas muertes?

De hecho, la oligarquía es muy difícil de "caracterizar", porque, precisamente, una de las claves de su poder consiste en permanecer oculta, es decir, en interponer, entre sus personas físicas y el pueblo de las comunidades nacionales a las que explota, devasta y extermina, unos "testaferros", los políticos profesionales, al servicio de entidades formales como "los mercados financieros", la banca, los "inversores",  el FMI, la "troica", etcétera. Por tanto, el primer rasgo del sistema oligárquico es su total ausencia de autoridad y capitalidad: la invisibilidad. No podemos identificar, a diferencia de otros poderes históricos, dónde se encuentra la sede física o territorial del dispositivo oligárquico de dominación. Ni sus líderes reales. Los vampiros-oligarcas esconden las tumbas donde  húrtanse a la luz diurna (la verdad).

 Hablar de Wall Street, la City de Londres, Washington o Tel Aviv sería expresarse en términos puramente metafóricos. Dicho dispositivo es esencialmente "aéreo" (burbuja financiera) y aterritorial, a la par que críptico y sectario (Club Bilderberg), aunque controle determinados enclaves regionales, ciudades, naciones enteras, estados y espacios "materiales" con sus respectivas sedes capitalinas, administrativas, políticas, económicas... La oligarquía sólo se "territorializa" a medida que desciende de rango en la jerarquía piramidal informal, hecho que permite a los poderes plutocráticos arraigarse y distribuir capilarmente sus tentáculos para extraer los recursos (trabajo, capital) que succiona de manera constante en un ámbito perfectamente acotado (no hay huecos) de vampirización económica. Las élites extractivas.

La oligarquía y las masas

Son parásitos. La celebérrima "ética del trabajo", que difunden a voz en grito los oligarcas y sus esclavos interiorizan con un sentimiento de vergüenza y culpa cuando se encuentran en situación de paro laboral;  aquella moral del hombre honrado que los "inversores" imponen al pueblo por la fuerza del adoctrinamiento y la presión social, calificando de zánganos improductivos a los "pobres" y "fracasados", es sólo la cínica estrategia discursiva de  hediondas garrapatas tumbadas en hamacas junto a piscinas de lujo. El siervo del capitalismo tiene que desear ofrecer su sangre voluntariamente y cifrar en el hecho de ser explotado su identidad y valía personal. El "trabajo" de la sanguijuela financiera consiste, empero, en  llamar por el móvil a su bróker una vez a la semana para informarse sobre el volumen de beneficios succionados al esfuerzo ajeno. !Y ningún desgraciado desprecia a semejante engendro, nadie le acusa, si es el caso, de no haber trabajado jamás -menuda suerte- y engordar aún más su bolsa sin dar un palo al agua! Antes bien, todos los patéticos desgraciados y fanáticos de la "ética del trabajo" (para tontos) querrían ser como el chupóptero bursátil. La estructural "opacidad" del alto poder oligárquico representa la otra cara de su principal instrumento de dominio, a saber, la "información", entendiendo por tal, no tanto un contenido realmente formativo o veraz, cuanto unas cadenas sínicas manipuladas, fraudulentas, propagandísticas o "ideológicas" en el sentido marxista del término. 

El poder de la oligarquía se basa, ante todo, en "lo simbólico" y, captado el signo, en la mentira (el signo está "invertido"), no sólo exclusivamente en la simple coacción o fuerza policial/militar. Es el "lavado de cerebro", vehiculado por los denominados "medios de comunicación", por la propaganda política y comercial, el "mundo de la cultura" y la "educación", aquello que aparece en primera línea para mantener apaciguadas y políticamente sometidas a "las multitudes" (Negri, Hardt). Dicha "información", en el sentido de lo "informe" (carente de forma), constituye mental y axiológicamente al hombre-masa.
 
El hombre-masa es, ante todo, temeroso y obediente, no quiere "problemas", pide únicamente "salario", es decir, ser explotado de forma más o menos razonable, de suerte que pueda disfrutar, como poco, de algunos objetos de consumo que marcarán el estatus del "individuo" como miembro de la society. La masa es el correlato sociológico de las élites en el interior del imaginario oligárquico. Por tanto, la masa es también un estamento. Porque en la sociedad posmoderna ya no existen clases sociales. La movilidad social ha quedado congelada. El hombre-masa sueña con ascender, pero "uno" sólo "asciende" en tanto que afecto a la oligarquía y con independencia de los méritos, capacidad o esfuerzo.

Cuando hablamos de "trabajadores" como antagonistas sociales de la oligarquía, el significado de este término es, por tanto, normativo, no descriptivo; político, no meramente económico. El "trabajo" define aquí una actividad creadora y reproductiva del pueblo que se justifica por sí misma al servicio de la comunidad nacional, nunca jamás en provecho de las "élites" propietarias del capital financiero (que, subrayémoslo, no trabajan nunca). Cuando un poeta escribe poesía, eso es trabajo aunque no reciba un salario "a cambio": su tarea representa un fin en sí mismo.  El trabajo se justifica por su valor social y cultural. La madre trabaja al educar al hijo, pero no "cobra" (normalmente) por ello. Cuando el empleado de un McDonald's sirve, en cambio, una hamburguesa  repleta de gusanos, no trabaja, porque su única finalidad es la remuneración.  Sólo es trabajo aquello que haríamos por deber o vocación en cualquier circunstancia y con orgullo. No será verdadero trabajo las tareas que realicemos únicamente para recibir unas monedas, "puesto" que las abandonaríamos inmediatamente -para disfrutar de unas vacaciones- si el dueño no nos pagara.Obligación y deber son palabras que mientan conceptos éticamente opuestos. 

El deber y la vocación profesional definen al trabajadorLa obligación y el salario caracterizan al semiesclavo hombre-masa bajo el dominio oligárquico. Por eso el hombre-masa es esencialmente un consumidor, un aspirante a oligarca, no un trabajador; y de ahí también que las sociedades oligárquicas estén destinadas a la ruina económica, a la quiebra de las instituciones de protección social y, llegados a este punto fatal e inevitable, al restablecimiento de la esclavitud laboral descrita por Engels en La situación de la clase obrera en Inglaterra (obra que vuelve a estar vigente después de medio siglo de ostracismo literario). 

En segundo lugar, la oligarquía dispone de medios tecnológicos suficientes para aplastar materialmente cualquier revuelta de masas que, en el supuesto de una fractura o brecha en la campana simbólica virtual de narcotización de los productores, consumidores, contribuyentes, (que no "ciudadanos"), pudiera amenazar mediante la violencia física las instituciones políticas del sistema estatal (pseudo) "democrático".

La oligarquía, empero, es muy capaz de utilizar el crimen de forma habitual en la periferia de su dominium, concepto que implica, pese a lo dicho más arriba, una cierta espacialidad concéntrica que se refleja en su estructura social jerarquizada. Centro/periferia son nociones que no identifican las relaciones tradicionales entre una capital imperial y unas colonias, sino "campos operativos" en los que el método de explotación/extracción y el trato dado a los dominados es cualitativamente distinto. El "imperio" no existe, se trata de un invento "antifascista" de Petras y Negri. La oligarquía es anti-imperial por esencia, y quien no entienda esto no ha entendido nada.

En los ruinosos márgenes (vertederos humanos y ecológicos) de la "Franja Aérea" (Orwell), el dispositivo oligárquico sustenta dictaduras policiales dispuestas a exterminar sin contemplaciones a sus súbditos, y así protocoliza los patrones de actuación allí donde la apariencia de la "democracia" es tanto más frágil cuanto más onerosa e "innecesaria" (el montaje de cartón piedra democrático resulta "caro", "insostenible" ya incluso).

En las "zonas centrales" la violencia (secreta, tecnificada, profesional) "sólo" es empleada normalmente de forma selectiva contra los disidentes más peligrosos o contra personas "incontroladas" que, por diversas razones, poseen información capaz de perjudicar a determinados intereses oligárquicos (por ejemplo, Joan Cogul fue asesinado por la mafia catalana, es decir, por la oligarquía local, cuando iba a declarar contra determinados dirigentes políticos nacionalistas). 

Las oligarquías a las que tenemos que enfrentar, en primera instancia, son las que operan como tentáculos del poder oligárquico mundial en nuestra propia patria. Pero si olvidar que la "política nacional" y la "política internacional" jamás funcionan a modo de compartimentos estancos. No existe ya "política nacional", la soberanía de los estados (excepto EEUU/Israel) ha sido suprimida hace décadas. Cuando luchamos contra Rajoy, estamos, al mismo tiempo, luchando contra Bruselas, el FMI, Wall Street y Tel Aviv. Ignorar esta realidad sería ingenuidad o un ejemplo de suicidio político.

La Marca Hispánica
16 de enero de 2014


jueves, 2 de octubre de 2014

La extrema derecha que gobierna el mundo (Primera Parte)




Por Jaume Farrerons


- Esquema básico –

¿Extrema derecha? Sí. A pesar de los repetidos y hegemónicos discursos según los cuales la "ultra" tiene un carácter residual, minoritario, extravagante y poco menos que enfermizo, en realidad la extrema derecha es la fuerza política que -con escasas resistencias- gobierna el hemisferio occidental todo

Ahora bien: ¿de qué extrema derecha estamos hablando? Ésa es la cuestión. Las distintas ultras forman un conjunto de suma cero, o sea, cuyos elementos sólo pueden co-existir excluyéndose mutuamente y, a la postre, suprimiéndose a sí mismos. Cada miembro del conjunto entraña un rasgo característico de negaciónde todos los demás. Si el conjunto fuera (a, b, c), la definición de (a) sería (no-b, no-c); la definición de (b), (no-a, no-c) y la definición de (c), (no-a, no-b). 

Nuestra tesis es que (a), (b) y (c) se definen también respectivamente como (no-a), (no-b), (no-c). Es la comunión o la comunidad eclesial en Cristo de todos los ultraderechistas conservadores. Veámoslo.  

Por supuesto, el conjunto (C) cuenta con cientos de elementos (e), no únicamente tres, pero la formulación de los mismos se basaría en el mismo "modelo". La impotencia de la oposición nacional a la oligarquía mundial pasa por la reducción arbitraria de los nacionalismos a racismos y ultraderechismos de suma cero. 

Y, sin embargo, hay una extrema derecha que "gobierna". ¿Cómo puede hablarse entonces de suma cero? ¿No tenemos un saldo positivo de poder en provecho, precisamente, de los dominadores? ¿Cuál es la explicación de este misterio, es decir, el "misterio del fascismo"?

La extrema derecha imperante (s=sionismo) es "(anti)fascista", entre otras cuestiones harto complejas, porque el elemento (s), como cualesquiera otros de C, se define por la negación uno a uno de todos los elementos del conjunto que a su vez (antisemitismo) la niegan. La sinergia -recíprocamente anulada- de las ultraderechas del planeta y por ende de la gentilidad (g), aquello que se entiende despectivamente -en la política, los medios de comunicación y el "mundo de la cultura" oficiales- por "extrema derecha" (=fascismo, nazismo, antisemitismo = el mal absoluto), redúcese, en una palabra, a "lo mismo" que el poder oligárquico. 

¡Tal es la sorpresa con que tópase uno al ahondar en los resortes básicos de las ideologías ultraderechistas "gentiles"! 

La ultraderecha como negación de la nación

La comprensión de dicho fenómeno pasa de forma necesaria por la caracterización doctrinal e histórica del cristianismo, religión universalista de procedencia judaica que promueve a un dios extranjero para regir "las naciones".

Así, cada elemento (e), excepto uno, (s) (=sionismo), no sólo es negación de los demás, sino, también, negación de sí mismo. Aquél, (s), deviene hegemónico porque, frente al resto, se (auto)afirma en su propia identidad sin ningún tipo de paliativos. Vocifera: "somos el pueblo elegido". 

El misterio del (anti)fascismo entraña la unidad dialéctica de esta dicotomía (fascismo y antifascismo) que posibilita el dominio de todas las naciones "gentiles" desde dentro a partir de su propia afirmación y autosupresión simultáneas en un conjunto de suma cero. Porque al "afirmarse", las ultraderechas gentiles afirman a la par a "Jesús" y a la iglesia de Saulo de Tarso, es decir, afirman su propia negación en tanto que naciones

El concepto "extrema derecha" (="fascismo") ha sido acuñado por una -y muy singular- de las ultraderechas, precisamente la imperante -que nunca aparece (des)calificada en cuanto tal: se habla de ultraortodoxos, no de "extrema derecha judía", contradictio in adjectio dentro del código simbólico de la jerigonza oligárquica-, a efectos de neutralizar, estigmatizar y doblegar hasta la disolución voluntaria las naciones de la gentilidad, cortocircuitadas en el bucle lógico denominado "antisemitismo cristiano"; las "contradicciones" y "negaciones" representan para aquélla y a día de hoy las ultraderechas de esas mismas naciones (gentiles) negadas, las cuales, a su vez, e insisto en subrayarlo, lo son doblemente: respecto de sí mismas (como creyentes en un dios judío, ergo extranjero) y respecto de las demás (como remedos del "pueblo elegido"). 
Conviene no olvidar este último punto, clave de todo el asunto. 

Las ultraderechas no pueden aliarse contra el "enemigo común de los pueblos" porque reproducen entre ellas las pautas racistas y supremacistas inherentes a la idea de un pueblo elegido. El caso del nazismo es aleccionador: el fracaso delTercer Reich se resume en su incapacidad para tratar en pie de igualdad y con dignidad de naciones al resto de los pueblos de Europa. La política de Alemania con los ucranianos decide el destino de la Segunda Guerra Mundial. Un racista cristiano, Erik Koch, hace más en favor de la causa "aliada" que la totalidad del ejército rojo subvencionado por Wall Street. La derrota alemana es política antes que militar. Un fracaso ideológico

Las ultraderechas no pueden tampoco, una a una, combatir el sionismo de frente, porque adoran a un dios inmigrante que sirve al enemigo y, en última instancia, se han maldecido y abortado ad ovo como naciones en el acto mismo de constituir su identidad nacional. Véase los Estados Unidos, arquetipo de la pseudo nación "cristiano-gentil" sin otro imaginario sustentador que la Biblia. Pero también España, esclava de la catolicidad. La "autosupresión" de la nación en la "comunión eclesiástica" opera desde el seno del discurso ontoteológico monoteísta y no hace otra cosa que afirmar sus valores (connotaciones) fundamentales. El islamismo radical sería el ejemplo actual más instructivo de religión judaica antisemita. El musulmán lucha contra Israel para afirmar a Yahvé -el dios de Abraham- y ésta esla mayor victoria espiritual de la extrema derecha oligárquica, ante la cual las ultraderechas "gentiles" nativistas deambulan completamente ciegas, confusas, refutadas y derrotadas de antemano

"Algo igualmente, de mayor trascendencia, si cabe, y posiblemente más desastroso por sus consecuencias a lo largo de la historia occidental, es la idea de la guerra santa. La idea de un dios que lucha en favor de su pueblo contra sus enemigos proviene del período más primitivo de la historia de Israel, y ha dado pie con su influencia sobre judíos, cristianos y musulmanes para legitimar diversos movimientos de violencia internacional, intercultural e interreligiosa hasta la actualidad". (Trevor Ling, Las grandes religiones de oriente y occidente, t. I., Madrid, Itsmo, 1972, p. 46).

La ultra sionista, en cambio, no se niega a sí misma; no adora a un dios-otro, sinoa la nación judía como tal. Yahvé significa, efectivamente, la judeidadpersonificada. Él nos-otros = nosotros absoluto. ¿Por qué los presuntos "patriotas" americanos, alemanes, franceses, ingleses, españoles..., póstranse empero ante la encarnación -Cristo- de una patria extranjera, declaradamente supremacista y hostil?

De ahí también la aparente duplicidad alevosa -y estructuralmente mendaz- de la ideología oligárquicaLa impostura neoliberal

*por delante liberalismo, derechos humanos, democracia, progresismo, antifascismo, relato de la Shoah, racionalidad, cientificidad, etcétera;

*por detrás, ultranacionalismo (sionista), racismo, supremacismo, colonialismo, genocidio, capitalismo, liberticidio, manipulación y oscurantismo religioso.

La unidad de "fascismo" y "antifascismo", (anti)fascismo, esencia del dispositivo de dominación sionista, no es ninguna abstracción filosófica, sino la fórmula que resume el corazón batiente de la realidad histórica contemporánea desde 1945. 


El elemento (s) no forma, pues, parte de C sino como negación del conjunto C en bloque. Es una pertenencia "dialéctica". El (s) se define en términos de la ideología "antifascista", léase: como (no-C). No se incluye, perteneciéndole en el sentido más radical, dentro del conjunto "extrema derecha". Mejor dicho: el elemento (s) entra y sale del conjunto C según sea (s) en la perspectiva emic o (s) en la evidencia racional (perspectiva etic) el criterio que defina la situación. El predominio de la versión etnocéntrica frente a la verdadera y científicamente documentable forma parte de los atributos de la dominación. El lenguaje oligárquico es un discurso emic (tribal) convalidado de facto como discurso etic(con validez universal). Y quien cuestione la "verdad" obligatoria, impuesta por ley, va a la cárcel o como poco padecerá el ostracismo laboral, político y social. 

Se equivocan quienes piensen que esta formulación pretende presentarse con el rango académico de una teoría. Intentamos una metáfora matemática, con fines propedéuticos, para interpretar la hegemonía de la ultraderecha en un mundo donde ese mismo vocablo tiene un significado peyorativo, cuando no infamante. ¿Cómo se explica así la impunidad del sionismo, conceptuado en el molde del "progreso", el "desarrollo", el "humanismo", etcétera?

Las naciones permanecen atrapadas en la telaraña de sus respectivas ultraderechas cristianas. La derecha patriótica se niega a sí misma, y con ella a la nación "gentil" del caso, en "su" dios hebraico

La izquierda marxista, por su parte, es cristianismo secularizado y, por ende, a-nacional. El internacionalismo progresista articula el último estadio -"laico"- de lacatolicidad (del griego katholon = universal).

¿Quién, pues, encarna a la nación gentil, al pueblo, a las gentes? Nadie. Las naciones han quedado huérfanas y a merced del dios de Israel. A un lado y otro del espectro domina Sión. O Esdras o los profetas. O Cristo (derecha) o Marx (izquierda)

Las naciones (gentiles) no pueden afirmar su soberanía y particularidad irreductible, si lo hacen son acusadas de "fascistas" (=anticristo). La población ha interiorizado esa jerga presuntamente "humanitaria": el estigma de "racista", "nazi", etcétera, aplícase así a cualquier signo que identifique la comunidad nacionalcomo valor supremo, por encima del "hombre" (=el judío dios, léase: la "persona" sujeto de derechos, el individuo). Las identidades nacionales fueron envenenadas desde la raíz por una fe milenaria que colonizó las almas europeas y occidentales hasta disolverlas en el individualismo cosmopolita del "yo inmortal". La comunidad nacional resultó traicionada y abandonada a cambio de una fábula indecente: la vida eterna del "ego". 

Excepto Israel. Porque Israel, en este aspecto básico, sí es realmente un pueblo. E "inmortal" en calidad de pueblo (no de individuo); Israel se autoafirma como tal en la nación y en el estado (Estado de Israel); incluidos aquí no sólo la lengua y la cultura, sino nada menos que los genes, la herencia, la sangre, es decir, aquello que fuera rigurosamente prohibido a todos los "pueblos", "naciones" y "estados" del hemisferio "cristiano" (katholon). La iglesia es la comunión genocida sustitutoria de la comunidad nacional pagana originaria, el "pueblo de dios" que, por encima de las naciones, favorece la "hermandad" (=mestizaje) entre unos individuos-masa atomizados, aislados, egoístas, obsesionados sólo con la idea de su "salvación"... El mercado mundial neoliberal consuma, en la modernidad y con una vida centrada en el negocio privado, un proyecto (que no un plan o "conspiración") iniciado milenios atrás por Saulo de Tarso. Mientras tanto, Tel Aviv mantiene vigente el ius sanguinis

Tareas de la filosofía crítica

FILOSOFÍA CRÍTICA, en esta nueva singladura a que nos obliga en España la ley Gallardón, pretende esbozar los fundamentos teóricos de la lucha contra la oligarquía occidental.  Es ésta, sin embargo, una resistencia de las naciones contra la extrema derecha. No puede apoyarse, para tal singular combate, en el tipo de conceptos que tanto la propia oligarquía cuanto sus presuntos adversarios (las ultraderechas no-sionistas) abrigan, abierta o encubiertamente, a fin de interpretar el universo y la historia de acuerdo con los letales intereses de Yahvé.

La extrema derecha, el racismo, la ultra católica y todo aquello que se ha presentado hasta ahora como "patriotismo radical", es para nosotros -en el mejor de los casos- quincalla ideológica y el principal obstáculo para articular una defensa de la nación coherente y eficaz.

FILOSOFÍA CRÍTICA tampoco puede, por otro lado, caer en la trampa que le tiende el discurso liberal-progresista, forjado para desarmar moralmente a lasnaciones gentiles frente a un mundialismo apátrida que es en verdad el rostro maquillado e invertido del más horrendo racismo exterminador. Condenamos por principio la retórica con que preténdese criminalizar como tales los nacionalismos (osen o no "rivalizar" con las ínfulas seculares del "pueblo elegido") en nombre de presuntos "derechos del individuo" y ficciones liberales o ácratas similares. El pueblo es la nación, una comunidad, los "ciudadanos" pertenecen ya al universo cristiano-burgués de la society capitalista. 

En consecuencia, aunque debemos, por imperativo legal, acatar el código penal español, nuestra condena del racismo, del supremacismo, del colonialismo y de los demás elementos ideológicos tácitos (u ocultos) de las extremas derechas (oligárquicas o antioligárquicas) no responde, ni puede honestamente responder, a una reivindicación de los mitos modernos (y aquí Heidegger) con que la ultra yanqui-sionista va disolviendo las identidades nacionales a escala planetaria. 

Entendemos que, en efecto, debe de poder combatirse dicho proyecto racista/universalista occidental, pero jamás desde posiciones ultras no-sionistas u "opuestas" (¿?) posiciones mundialistas y anti-identitarias; sino sólo desde la trinchera de una extrema izquierda nacional onacional-revolucionaria, que será nuestra tarea delimitar. 

Por una izquierda nacional

El identitarismo es -en efecto- extrema izquierda nacional y socialista o no es nada. Hay queapostatar para recuperar la patria enterrada bajo siglos de aculturación etnicida judeocristiana. La extrema izquierda marxista no tiene ni la más remota idea de lo que significa una o-posición racional, laica, griega... En realidad esta "extrema izquierda" (internacionalista, cósmica) es únicamente uno de los brazos del gran pulpo mundialista con sede (mental) en Hollywood. 

Estamos, pues, de camino por otra senda que aspira a la libertad y dignidad de los pueblos, la cual comporta el rechazo de la opresión oligárquica, pero, a la par, decualquier otra forma de opresión nacional racista que conciba el nacionalismo como exclusión o subordinación de una, de "algunas" o del resto de las naciones y etnias, es decir, el delirante esquema ontoteológico monoteísta de la elección divina. 

Las naciones, quiéranlo o no, se salvarán juntas o perecerán juntas; también la nación judía, pero sólo el día en que ésta se libere a su vez... de su propia impostura ultraderechista
La alianza de los pueblos, las etnias, las culturas y las naciones contra la extrema derecha sionista que gobierna el mundo pasa por la superación tanto del racismo y el antisemitismo cuanto del discurso de la (pseudo) "democracia" (=liberalismo, capitalismo) y los "derechos humanos". 


La clave: Martin Heidegger y la pregunta que interroga por el ser. 


Atenas versus Jerusalén. 

La Marca Hispánica
6 de enero de 2014




sábado, 2 de agosto de 2014

El Resentimiento Terrorista




Por Slavoj Žižek


"Si los llamados fundamentalistas de hoy creen realmente que han encontrado su camino hacia la verdad, ¿por qué habrían de verse amenazados por los no creyentes, por qué deberían envidiarles? Cuando un budista se encuentra con un hedonista occidental, raramente lo culpará. Sólo advertirá con benevolencia que la búsqueda hedonista de la felicidad es una derrota anunciada. A diferencia de los verdaderos fundamentalistas, los terroristas pseudofundamentalistas se ven profundamente perturbados, intrigados, fascinados, por la vida pecaminosa de los no creyentes."


"El Segundo Advenimiento" de William Butler Yeats parece expresar perfectametne nuestra situación: «Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los peores están llenos de intensidad apasionada». He aquí una excelente descripción del corte actual entre los anémicos liberales y los exaltados fundamentalistas. Los «mejores» no son ya capaces de implicarse, mientras que «los peores» se implican con el fanatismo racista, religioso y sexista.

Sin embargo, ¿son los terroristas fundamentalistas, sean cristianos o musulmanes, realmente fundamentalistas en el sentido auténtico del término? ¿Creen realmente? De lo que carecen es de una característica fácil de discernir en todos los fundamentalistas auténticos, desde los budistas tibetanos a los amish en Estados Unidos: la ausencia de resentimiento y envidia, una profunda indiferencia hacia el modo de vida de los no creyentes. Si los llamados fundamentalistas de hoy creen realmente que han encontrado su camino hacia la verdad, ¿por qué habrían de verse amenazados por los no creyentes, por qué deberían envidiarles? Cuando un budista se encuentra con un hedonista occidental, raramente lo culpará. Sólo advertirá con benevolencia que la búsqueda hedonista de la felicidad es una derrota anunciada. A diferencia de los verdaderos fundamentalistas, los terroristas pseudofundamentalistas se ven profundamente perturbados, intrigados, fascinados, por la vida pecaminosa de los no creyentes. Queda patente que al luchar contra el otro pecador están luchando contra su propia tentación. Estos llamados «cristianos» o «musulmanes» son una desgracia para el auténtico fundamentalismo.

Es aquí donde el diagnóstico de Yeats falla respecto a la situación actual: la intensidad apasionada de una turba delata una ausencia de auténtica convicción. En lo más profundo de sí mismos los fundamentalistas también carecen de una convicción real, y sus arranques de violencia son prueba de ello. Cuán frágil debe de ser la creencia de un musulmán si se siente amenazado por una estúpida caricatura en un periódico danés de circulación limitada. El terror fundamentalista islámico no está basado en la convicción por los terroristas de su propia superioridad y en su deseo de salvaguardar su identidad cultural y religiosa de la embestida de la civilización global de consumo. El problema de los fundamentalistas no es que los consideremos inferiores a nosotros, sino más bien que secretamente ellos mismos se consideran inferiores. Por eso nuestra condescendiente y políticamente correcta aseveración de que no sentimos superioridad respecto de ellos sólo los pone más furiosos y alimenta su resentimiento. El problema no es la diferencia cultural (su esfuerzo por preservar su identidad), sino el hecho opuesto de que los fundamentalistas son ya como nosotros, pues han interiorizado secretamente nuestros hábitos y se miden por ellos. (Está claro que lo mismo puede decirse también del Dalai Lama, que justifica el budismo tibetano en los términos occidentales de búsqueda de la felicidad y alejamiento del sufrimiento.) La paradoja subyacente en todo esto es que en realidad carecen precisamente de una dosis de esa convicción «racista» en la propia superioridad.

El hecho desconcertante de los ataques «terroristas» es que no encajan bien en nuestra oposición típica entre el mal como egoísmo o desprecio del bien común y el bien como el espíritu para y la disposición al sacrificio en nombre de alguna causa mayor. Los terroristas no pueden parecer sino algo semejante al Satán de Milton con su «Maldad, se tú mi Bien»:(9) mientras ellos persiguen lo que nos parecen objetivos malvados mediante medios malvados, la forma misma de su actividad alcanza el máximo valor del bien. La solución de este enigma no es difícil y ya era conocida por Rousseau. El egoísmo, o la preocupación por el bienestar de uno mismo, no se opone al bien común, puesto que las normas altruistas pueden ser deducidas fácilmente de las preocupaciones egoístas.(10) El individualismo frente al «comunitarismo» y el utilitarismo frente a la afirmación de normas universales son oposiciones falsas, puesto que dos opciones opuestas llegan a idéntico resultado. Los críticos que se quejan de que en la sociedad egoísta y hedonista de hoy faltan valores auténticos se equivocan por completo. Lo auténticamente opuesto al amor propio egoísta no es el altruismo, la preocupación por el bien común, sino la envidia, el resentimiento que me hace actuar contra mis propios intereses. Freud lo sabía bien: la pulsión de muerte se opone tanto al principio del placer como al principio de realidad. El verdadero mal, que es la pulsión de muerte, implica el sabotaje de uno mismo. Nos hace actuar contra nuestros propios intereses. (11)

El problema del deseo humano es que, como dijo Lacan, siempre es «deseo del otro» en todos los sentidos del término: deseo por el otro, deseo de ser deseado por el otro, y especialmente deseo de lo que el otro desea.(12) Esto último hace de la envidia, que incluye el resentimiento, un componente constitutivo del deseo humano, algo que Agustín ya sabía. Recordemos el pasaje de sus Confesiones, a menudo citado por Lacan, que retrata la escena de un bebé celoso del hermano que mama del pecho de la madre: «Yo mismo he visto y comprobado cómo un infante puede estar celoso aunque no pueda hablar. Palidece y lanza miradas furtivas a su hermano de leche».

Desde esta percepción, Jean-Pierre Dupuy propone una crítica convincente de la teoría de la justicia de John Rawls.(13) En el modelo rawlsiano de una sociedad justa, las desigualdades sociales sólo se toleran si los favorecidos también ayudan a los de la parte más baja de la escala social y mientras no se basen en jerarquías heredadas, sino en desigualdades naturales, que son consideradas contingentes, no merecidas. (14) Incluso los conservadores británicos parecen estar ahora preparados para aprobar la noción de justicia de Rawls: en diciembre de 2005, David Cameron, líder tory recién elegido, propuso al Partido Conservador la defensa de los desafortunados, declarando: «Creo que el test de nuestras políticas debe consistir en la pregunta: ¿qué hacen por los que tiene menos las personas que no tienen nada?». Pero Rawls no ve que una sociedad tal crearía las condiciones para una explosión incontrolada de resentimiento: en ella podría percatarme de que mi situación inferior está plenamente «justificada» y podría por ello verme desposeído del recurso de excusar mi fracaso como resultado de la injusticia social.

Rawls propone así un modelo terrorífico de una sociedad en que la jerarquía está directamente legitimada por propiedades naturales, y por ello se desvía de la lección que enseña una sencilla anécdota acerca de un campesino esloveno. Una bruja bondadosa le da a elegir entre entregarle a él una vaca y dos a su vecino, o llevarse una de sus vacas y dos de su vecino. El campesino inmediatamente elige la segunda opción.(15) Gore Vidal demuestra la cuestión sucintamente: «No me basta con ganar, el otro debe perder». La trampa de la envidia/resentimiento es que no sólo aprueba el principio del juego de suma cero, en que mi victoria es igual a la pérdida del otro, sino que implica además un intervalo entre los dos, que no es un intervalo positivo (todos podemos ganar sin ningún perdedor), sino negativo. Si tengo que elegir entre mi ganancia y la pérdida de mi oponente, prefiero la pérdida de mi oponente, incluso si eso significa también una pérdida para mí. Es como si mi ganancia, sin la pérdida del oponente, funcionase como una especie de elemento patológico que contamina la pureza de mi victoria.

Friedrich Hayek supo que era mucho más fácil aceptar las desigualdades si uno puede decir que son el resultado de una fuerza ciega impersonal: lo bueno de la «irracionalidad» del mercado y del éxito o fracaso en el capitalismo es que me permite precisamente percibir mi fracaso o éxito como «inmerecido», contingente.(16) Recordemos el viejo tema del mercado como la versión moderna de un destino imponderable. El hecho de que el capitalismo no sea «justo» es una característica clave que le permite resultar aceptable para la mayoría. Puedo convivir con mi fracaso mucho más fácilmente si sé que no es debido a mis cualidades inferiores, sino al azar.

Lo que Nietzsche y Freud comparten es la idea de que la justicia como igualdad está fundada en la envidia, en la envidia del otro que tiene lo que nosotros no tenemos, y que disfruta de ello. Así pues, en definitiva la exigencia de justicia es la exigencia de que el goce excesivo del otro haya de ser restringido de modo que el acceso de todo el mundo a la jouissance sea el mismo. El resultado necesario de esta demanda, desde luego, es el ascetismo. Puesto que no es posible imponer igual jouissance, lo impuesto, en vez de lo compartido con equidad, es la prohibición. Con todo, en nuestra sociedad presuntamente permisiva, hoy día este ascetismo asume la forma de su opuesto, un imperativo generalizado del superyó, el mandato de «¡goza!». Todos estamos bajo el hechizo de este mandato. El resultado es que nuestro goce se ve más perturbado que nunca. Pensemos en el yuppie que combina la «autorrealización» personal con disciplinas totalmente ascéticas como el jogging, la comida sana y demás. Quizá fuera esto lo que Nietzsche tenía en mente con su noción del «último hombre», aunque sólo hoy podamos discernir realmente sus contornos bajo el disfraz del ascetismo hedonista de los yuppies. Nietzsche no defendía sólo la afirmación de la vida frente al ascetismo: era consciente de que cierto ascetismo es el anverso de una sensualidad excesiva y decadente. Su crítica del Parsifal de Wagner, y más en general de la decadencia tardorromántica que oscila entre la lúbrica sensualidad y el espiritualismo oscuro, da totalmente en el clavo.(17)

Entonces, ¿qué es la envidia? Volvamos a la escena agustiniana del hermano envidioso. El sujeto no envidia del otro la posesión del objeto preciado como tal, sino más bien el modo en que el otro es capaz de gozar de este objeto, por lo que para él no basta con robar y recuperar la posesión del objeto. Su objetivo verdadero es destruir la capacidad/habilidad del otro para gozar del objeto. Así pues, vemos que la envidia ha de situarse en la tríada de la envidia, la avaricia y la melancolía, las tres formas de no ser capaz de gozar del objeto y, desde luego, de gozar de forma reflexiva de esa misma imposibilidad. A diferencia del sujeto de la envidia, que envidia la posesión del otro o la jouissance del objeto, o ambas, el avaro posee el objeto, pero no puede gozado/ consumirlo. Su satisfacción deriva tan sólo de poseerlo elevándolo a una entidad sagrada, intocable/prohibida, que no debe ser consumida bajo ningún concepto. La figura proverbial del avaro solitario es aquella en que lo vemos volver a casa, cerrar con llave las puertas, abrir su cofre y echar entonces un vistazo al preciado objeto, observándolo con ansia. Lo que evita que el objeto sea consumido garantiza su estatus como objeto del deseo. Igual sucede con el sujeto melancólico que posee el objeto, como el avaro, pero pierde la razón que le hizo desearlo. Lo más trágico es que el melancólico tiene libre acceso a todo lo que desea, pero no encuentra satisfacción en ello. (18)

Este exceso de envidia es la base de la conocida aunque no plenamente explotada distinción de Rousseau entre egoísmo, amour de soi (ese amor del yo que es natural) y amour propre, la preferencia perversa de uno mismo sobre los otros en que una persona se centra no en la consecución de un objetivo, sino en destruir el obstáculo para alcanzarlo:

«Las pasiones primitivas, que apuntan todas a nuestra propia felicidad y que no nos ocupan sino con objetos que se relacionan con ellas y no tienen por principio otra cosa que el amour de soi, son en esencia todas amorosas y tiernas. Pero cuando; desviadas de su objeto por los obstáculos, se preocupan más del obstáculo que debe ser apartado que del objeto por alcanzar, entonces cambian de naturaleza y se hacen irascibles y odiosas, y de este modo el amour de soi, que es un sentimiento bueno y absoluto, se convierte en amour propre, es decir, un sentimiento relativo por el que nos comparamos, que pide preferencias, por el que el disfrute es puramente negativo y no busca ya satisfacerse por nuestro propio bien, sino sólo por el mal de los otros. (19)

Así pues, una persona malvada no es egoísta «cuando piensa sólo en sus propios intereses». Un auténtico egoísta está demasiado ocupado preocupándose de su propio bien como para tener tiempo para causar mal a otros. El vicio primario de una mala persona es precisamente estar más preocupada por los demás que por sí mismo. Rousseau está por tanto describiendo un mecanismo libidinoso preciso: la inversión que genera un cambio de la asignación libidinosa, del objeto al obstáculo mismo. Esto podría aplicarse a la violencia fundamentalista, sea en los atentados de Oklahoma o en el ataque a las Torres Gemelas. En ambos casos se trata de odio puro y simple: lo que realmente importaba era destruir el obstáculo (la sede federal de Oklahoma City, el World Trade Center) no alcanzar el noble objetivo de una sociedad verdaderamente cristiana o musulmana. (20)

He aquí la razón por la que el igualitarismo nunca debería ser aceptado en su sentido literal: la noción (y práctica) de la justicia igualitaria, en tanto que esté sostenida por la envidia, yace en la inversión de la típica renuncia realizada para beneficiar a otros: «Estoy listo para renunciar a ello, así que (TAMPOCO) los demás podrán tenerlo!». Lejos de oponerse al espíritu del sacrificio, el mal emerge aquí como el auténtico espíritu del sacrificio, preparado para ignorar el propio bienestar si, a través de mi sacrificio, puedo despojar al otro de su goce...