miércoles, 17 de octubre de 2012

111 Principios para entender el Socialismo Nacional





Por Alexis López Tapia


1 Su carácter Espiritual, idealista, altruista, antimaterialista y contrario al ateísmo.

2 Su carácter Natural, en tanto la necesidad de comprensión y búsqueda de la verdad en la naturaleza, como expresión de una realidad espiritual trascendente y anterior, expresado en una Ecología de la mente y la acción.

3 Su rechazo a la lucha de clases y a la artificial división del Ser Humano en dichas clases, expresado en una posición contraria al marxismo y al capitalismo, por extensión, antiimperialista, y la noción de que estas ideas no representan ni a la Izquierda ni a la Derecha políticas tradicionales, sino a las fuerzas sociales verdaderas de la Comunidad del Pueblo chileno.

4 La idea de que la Economía está al servicio del Ser Humano y no el Ser Humano al servicio de la Economía, y que el bienestar de la Comunidad del Pueblo está por sobre los intereses individuales, de donde surge el rechazo y la condena a la usura y a la explotación del Hombre y la Naturaleza.

5 La concepción de que el Trabajo es el valor económico fundamental, por sobre el Capital o el Dinero, expresado en una legislación laboral justa, el respeto de la propiedad privada, el fomento de la pequeña y mediana empresa, y el control de las ambiciones y el poder de la gran empresa, las transnacionales y el Capital Internacional.

Nuestro modelo económico se basa en la máxima: Más Trabajo, más Capital, más Dinero.

6 La valorización, respeto y promoción de la cultura, lenguaje, tradiciones, costumbres e historia de las diversas comunidades humanas en el planeta, expresadas en la Nacionalidad.

7 La valorización de las conductas que generan el fenómeno social, a partir del respeto y dignidad inherentes a la naturaleza de la persona humana y el altruismo, expresadas en el Socialismo.

VIDA, SER HUMANO, COMUNIDAD DEL PUEBLO Y NACIONALIDAD

8 El nacional socialismo tiene como fundamento básico, el sostenimiento de la Vida en todas sus manifestaciones.

9 Por lo anterior, sostenemos la concepción de que, dado su origen espiritual, la Vida en su conjunto y el Ser Humano en particular, poseen una Dignidad, Libertad y Derechos intrínsecos y anteriores a cualquier orden social, jurídico, económico o político, y que esta dignidad, libertad y derechos son inseparables de su propia naturaleza.

Por ello, una persona no vale más porque sea rica, como en el capitalismo, ni porque sea pobre, como en el marxismo, sino que vale exclusivamente por lo que es y porque su vida es la realización material de su origen espiritual.

10 Derivado de lo anterior, la concepción de que el Ser Humano es parte de la Naturaleza y uno más de los organismos de la comunidad de Vida del Planeta, expresado en la máxima: “La Tierra no pertenece al Hombre, el Hombre pertenece a la Tierra”.

11 La concepción de que la diversidad Cultural y Biológica del Ser Humano, constituye la forma en que nuestra especie se adapta al Planeta, y el modo en que evolucionamos, expresado en la defensa, preservación y respeto de todas las culturas y razas humanas, sin excepción alguna.

12 La concepción de que el altruismo es la base del fenómeno social, la causa de la vida en comunidad y el fundamento de la identidad cultural del Ser Humano, expresado en el concepto de Comunidad del Pueblo.

13 La idea de que la Comunidad del Pueblo constituye mucho más que la simple suma de las poblaciones humanas que habitan en un territorio, considerando su lenguaje, tradiciones, costumbres, cultura, historia y estirpe, como expresiones vivas y permanentes de este carácter mayor.

14 La idea de que la Comunidad del Pueblo y su expresión en la Nación, son anteriores al surgimiento de los Estados, por lo cual un Estado puede estar constituido por más de una Nación o varias Naciones pueden conformar un Estado. Chile es un Estado Unitario Multinacional.

15 Derivada de las ideas anteriores, la noción de que la Nacionalidad es la expresión de la pertenencia a la Comunidad del Pueblo, y que esto no es equivalente al “nacionalismo”, sino que representa el lazo indisoluble y permanente que une al individuo con su comunidad.

16 La Soberanía surge del respeto y reconocimiento de la Comunidad del Pueblo como fundamento de la Nacionalidad, y por lo tanto considera su expresión en los aspectos educacionales, culturales, ecológicos, económicos, sociales y políticos de la Nación, y su preservación y fomento por parte del Estado. La Soberanía implica el respeto, preservación y conservación del Territorio en que habita la Nación.

17 La noción de que la coexistencia, cooperación, interrelación, y mutua influencia de las diferentes comunidades humanas, constituyen la base y el requisito de la evolución social y cultural de nuestra especie, expresado en un ordenamiento internacional que preserve y fomente la Paz, sobre la base del respeto, la tolerancia y la comprensión de todos los aspectos de la soberanía de las Naciones.

SOCIALISMO, DERECHOS Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

18 El Socialismo no es un modelo económico o una teoría política, sino la expresión directa del altruismo inmanente de la Vida.

19 El altruismo surge naturalmente cuando existe reciprocidad de intereses entre la comunidad y cada una de las personas que la forman, por lo cual es deber del Estado impedir el antagonismo de intereses entre el individuo y la sociedad. No se trata de anular a la persona o a la sociedad, sino de establecer una unidad mayor, donde cada cual aspire y logre obtener lo suyo, sin menoscabo para los demás, y contemplando siempre el bienestar conjunto. Esto es Socialismo Nacional.

20 Por lo anterior, frente a la elección entre los intereses individuales o comunitarios, el Socialismo Nacional privilegia y fomenta la búsqueda de la reciprocidad de intereses y no se plantea esta elección. Esto lo denominamos homeostasis social, es decir, la búsqueda del equilibrio y mantenimiento de las condiciones que generan el surgimiento del altruismo en las personas y la comunidad.

21 Los derechos y libertades de los individuos son los mismos ante la Ley, y sólo son legítimas aquellas diferencias producto de las capacidades naturales de cada persona. Es deber del Estado permitir la libre expresión y desarrollo de estas capacidades, otorgando a la comunidad en su conjunto y a cada individuo, las mejores condiciones posibles para su natural manifestación.

22 De este modo, el nacional socialismo considera válida la igualdad de oportunidades, sólo cuando esta surge de una idéntica y conjunta posibilidad para el máximo desarrollo de las capacidades personales. Por ejemplo, no se trata de simplemente de brindar educación, sino de brindar la mejor educación posible para toda la población, independientemente de los recursos económicos de cada cual.

23 El desarrollo de las capacidades personales en un marco de igualdad de oportunidades colectivo, implica la existencia recíproca de una responsabilidad social, toda vez que el individuo sólo puede manifestar legítimamente dichas capacidades cuando todos han tenido las mismas oportunidades, y por ende, debe hacerse responsable del mantenimiento de estas, ya que sólo ello justifica y permite su propio desarrollo personal.

24 Por lo anterior, el Socialismo Nacional opone al igualitarismo liberal, la noción de que la responsabilidad colectiva del individuo aumenta correlativamente a sus condiciones y situación social, es decir, a mayor desarrollo personal, mayor responsabilidad social.

25 Ante el colectivismo igualitario marxista, el Socialismo Nacional reconoce la diferencia en las capacidades individuales, y la propiedad privada fruto del esfuerzo y el desarrollo de dichas capacidades, enmarcadas en la búsqueda de iguales condiciones sociales para su manifestación, a través de la responsabilidad social, y el bienestar común como meta recíproca superior.

26 De este modo, el Socialismo Nacional implica la continua búsqueda y preservación de una política en permanente adaptación, para generar reciprocidad de intereses entre individuo y sociedad, con el objetivo de permitir el máximo desarrollo de las capacidades personales, paralelamente a la equivalente responsabilidad para con el bienestar conjunto de la Comunidad del Pueblo.

27 Por lo anterior, el Socialismo Nacional no representa los intereses de algunos ni tampoco de la mayoría, sino a la vez el interés de cada uno y de toda Comunidad del Pueblo, armónica y recíprocamente representados en un modelo donde a cada cual corresponde lo suyo en beneficio de todos.

28 De allí que el Socialismo Nacional no busca representar los intereses particulares de una clase social determinada, pues no las reconoce, ni de grupos económicos, laborales, profesionales, intelectuales o culturales particulares, sino de cada cual sin distinción, y de la totalidad de la Comunidad del Pueblo.

ESTADO, AUTORIDAD Y DERECHO

29 Concebimos al Estado como un medio y no como un fin en sí mismo. La Nación es natural, el Estado es artificial.

30 El Estado es un medio de administración, estructura y expresión de la identidad nacional, cultural y natural del pueblo que lo compone.

31 Por ello, el Estado es una herramienta para el sostenimiento de los modos de adaptación de la humanidad y los pueblos a sus territorios y al planeta, y su objetivo como herramienta, es preservar y sostener estos modos de adaptación expresados en sus lenguajes, tradiciones, costumbres, culturas, historias y estirpes, como manifestaciones vivas y permanentes de la Comunidad del Pueblo.

32 Concebimos un modelo de Estado Orgánico, en continua evolución y permanente adaptación a las necesidades y desarrollo de la Nación. El Estado siempre puede ser modificado en atención a dichas necesidades y desarrollo, y siempre debe permitir su transformación en beneficio del cumplimiento de tales objetivos.

33 Por lo anterior, el Estado nunca puede estar por encima de la Comunidad del Pueblo o de las personas que la forman, sino a su permanente servicio. Jamás puede transformarse en la meta de la existencia de la Nación, y nunca puede anteponer sus intereses o prioridades, al bienestar de la Comunidad del Pueblo que lo genera.

34 Estado Orgánico significa un modelo en continuo proceso de adaptación, para servir a las necesidades y desarrollo de la Comunidad del Pueblo que lo genera. Ello implica que no existen estructuras estatales permanentes, inmodificables o insustituibles, sino muy por el contrario, la posibilidad de transformar, anular o crear todos aquellos estamentos que sean necesarios para el óptimo cumplimiento de los objetivos para los que existe.

35 Frente al estatismo marxista y al enanismo estatal del capitalismo, el Socialismo Nacional privilegia la búsqueda y sostenimiento de un Estado óptimo, de acuerdo a los objetivos para los que existe. Ni tan grande que signifique una masa que sólo actúa por inercia, corrupta y lentamente, ni tan pequeño que sea incapaz de aplicar la voluntad de la Comunidad del Pueblo que lo genera.

36 Por lo anterior, un Estado Orgánico es, básicamente, un Estado a escala humana.

37 Un Estado Orgánico es, respecto a la Nación, como el cuerpo respecto a la mente. Ambos son inseparables, y uno sin el otro no sirve de nada. Así como el cuerpo obedece y sirve a los propósitos de la mente, y ésta trabaja y piensa para su mantención; el Estado está subordinado a la Nación y a sus objetivos, proyecciones y desarrollo, y la Nación trabaja, crea y sostiene al Estado.

38 De allí que toda expresión de autoridad del Estado, sea la manifestación de la voluntad de la Nación, y que ninguna autoridad del Estado pueda estar por sobre la Nación que la ha generado.

39 Una autoridad que se aparta de los dictámenes de la Nación es totalmente ilegítima, así como sólo es legítima la autoridad que proviene de la Nación. De este modo, la Soberanía del Estado es la soberanía de la Nación, es decir, de toda la Comunidad del Pueblo.

40 El poder se encuentra individualmente en cada persona, y se expresa en la Voluntad de la Comunidad del Pueblo. Cuando la Comunidad del Pueblo entrega su Voluntad de Poder a un mandatario, lo hace responsable en el mismo grado que la autoridad que se le concede.

41 La responsabilidad de un mandatario es equivalente a la totalidad de la voluntad y el poder de cada persona de la Comunidad a la que representa, y ese es también su grado de autoridad. Por ello, la autoridad del mandatario cesa inmediatamente cuando deja de ser expresión de la natural voluntad de la Comunidad del Pueblo que se la otorgó.

42 Lo anterior significa que la calidad de miembro del Estado, ameritará siempre que las faltas cometidas en dicho estatus sean sancionadas con la mayor dureza y disciplina que las leyes permitan, siendo el cargo político un agravante, y jamás un atenuante a la hora de juzgar un delito. Esta es la diferencia fundamental entre el orden y la responsabilidad social en un Estado Orgánico, y la irresponsabilidad, impunidad y amparo que otorgan a sus beneficiarios, los modelos de Estado liberal y marxista.

43 El Derecho y la Justicia son legítimos cuando provienen de la Naturaleza de la Comunidad del Pueblo que los genera. Las Leyes son la expresión normativa del poder individual y de la voluntad de la Comunidad del Pueblo. Las Leyes sólo son justas y legítimas cuando provienen y representan el poder individual y la voluntad colectiva, de acuerdo a la propia naturaleza de la Nación que las genera.

44 Por lo anterior, sólo tienen carácter internacional y legitimidad como tales, aquellas leyes que hayan sido sancionadas por todas y cada una de las Comunidades que serán juzgadas por sus preceptos, y no existe ninguna ley internacional legítima que surja de la imposición de sólo algunos o de la simple mayoría.

45 De allí que el Derecho en su origen sea privativo y exclusivo de la Comunidad del Pueblo que lo genera, y sólo aplicable por y para quienes formen parte de dicha comunidad, dado que surge de su exclusiva naturaleza. Al igual que la soberanía, el Derecho Natural surge del respeto y reconocimiento de la Comunidad del Pueblo como expresión de la propia Naturaleza Humana, y por ello su legitimidad y jurisdicción son inmanentes.

46 Por lo anterior, la legislación debe estar al servicio de la preservación de la Comunidad del Pueblo que le da origen. La base de la existencia de una justicia verdadera, es la misma base que permite la existencia de la Nación que la aplica.

47 La legislación no debe estar en contradicción con las ideas, costumbres, cultura y orden social del pueblo, sino que, por el contrario, debe constituir la expresión más fiel de la conciencia natural de justicia de la Comunidad del Pueblo que la genera.

48 La expiación de la culpa, la protección del pueblo y la afirmación de la voluntad hacia la comunidad constituyen el sentido y la finalidad del derecho penal. En la medida en que la justicia social permita iguales oportunidades para todos y cada uno, la legislación penal debe privilegiar el interés de la comunidad que genera dichas condiciones.

49 La fuente de todo derecho, es la conciencia de justicia natural del pueblo. Por ello, siempre constituirá un delito aquello que atente contra esta conciencia y que los principios fundamentales de la ley penal puedan considerar como tal.

50 Por lo anterior, las penas deben ser directamente proporcionales al daño causado a la Comunidad del Pueblo, y en la medida de lo posible, deben consistir en acciones que beneficien a dicha comunidad, y que permitan la verdadera rehabilitación del condenado.
Por este precepto, el daño a la vida, a la salud, al patrimonio, a la cultura y a los fundamentos de la vida en sociedad, deben ser castigados con el máximo rigor de la Ley.

DEMOCRACIA, JERARQUÍA, GOBIERNO Y POLÍTICA

51 Postulamos un modelo de Democracia basado en la participación real, activa y permanente de todos los estamentos de la Comunidad, por sobre la partitocracia, la oligocracia y los poderes fácticos.

52 La Voluntad de la Comunidad del Pueblo tiene preeminencia sobre cualquier poder del Estado, y su acatamiento es la base fundamental de la legitimidad de quienes son depositarios de su mandato.

53 Por lo anterior, el Socialismo Nacional siempre preferirá la consulta directa de la Voluntad de la Comunidad del Pueblo, antes que la imposición de los criterios de quienes representan intereses particulares dentro de la comunidad.

54 Los depositarios fundamentales del interés de la Comunidad del Pueblo, son los representantes de la totalidad de las fuerzas vivas de la comunidad. En el Socialismo Nacional, nadie está excluido, independientemente de cómo o para qué se organice y cuáles sean los intereses que defienda en el marco del bien común.

55 Dado lo anterior, el Socialismo Nacional postula una estructura de poder basada en jerarquías horizontales y circulares, que reflejen la ordenación y flujo natural de la responsabilidad y la autoridad social. Ningún hijo de la Nación está por sobre otro, independientemente del cargo, función o grado que posea, pero su responsabilidad social es directamente proporcional a dicho cargo, función o grado.

56 El Socialismo Nacional concibe el Gobierno como resultado del consenso y sujeto a cambios. Por ello, la verdadera autoridad no implica la subordinación de los gobernados, sino su colaboración libre y responsable en beneficio de la Comunidad del Pueblo. Por ello, el cambio social emana tanto del consenso social, como de la vocación de servicio de los líderes de la comunidad.

57 El Socialismo Nacional postula un modelo de Gobierno descentralizado, siempre que resulte posible y contribuya a la eficacia de la gestión de la autoridad. Mientras más directa y cercana al Pueblo se encuentra la autoridad, con mayor eficacia cumple su función y resulta más simple su fiscalización.

58 Por lo anterior, frente a la idea del poder sobre los otros o contra los otros, cuyo resultado es ganar o perder, el Socialismo Nacional postula el poder con los otros, alternativa que permite ganar o ganar. Ello implica el máximo respeto hacia la responsabilidad de los gobernantes, y la total exigencia del cumplimiento cabal de sus deberes para con la Comunidad.

59 En el Socialismo Nacional, gobernantes y gobernados se encuentran comprometidos indisolublemente en una relación dinámica, de flujo e influjo permanente en beneficio de la Comunidad del Pueblo. El Gobierno tiene como misión fundamental fomentar el crecimiento, la creatividad, la cooperación, la adaptación y la sinergia permanente de las fuerzas sociales vitales de la Comunidad del Pueblo.

60 La Cosmovisión Socialista Nacional promueve el Gobierno orientado en función de su paradigma, cuya política está determinada por la cooperación, la comprensión y el cumplimiento permanente de la Voluntad de la Comunidad del Pueblo. La base de la autoridad de los gobernantes es el respeto por la autonomía de los gobernados en función de la colectividad, y el fomento del altruismo y la interdependencia social.

61 Son legítimos representantes del poder y los intereses de la Comunidad del Pueblo, todos aquellos mandatarios elegidos libre, informada y voluntariamente en su representación, independientemente de la estructura, función y objetivos de las organizaciones en que se expresen. Por ello, el Socialismo Nacional reconoce representatividad social no sólo a los Partidos Políticos, sino además a todas las organizaciones que forman las fuerzas vivas de la Comunidad.

62 Consecuentemente con lo anterior, postulamos una estructura legislativa Político-Corporativa, donde se encuentren la totalidad de las organizaciones que representan a los cuerpos sociales, agrupadas según su naturaleza, función, servicios y objetivos a nivel nacional, incluyendo a los representantes de la Ciencia, Cultura, Educación, Salud, Deporte, Gremios, Sindicatos, Empresariado, Industria, Agro, Pesca, Comercio, Finanzas, Comunicaciones, Cuerpos Intermedios y Organizaciones no Gubernamentales, entre otras.

63 Por ello, postulamos la reestructuración del Senado y de la Cámara de Diputados en un modelo Político-Corporativo, donde junto a los Diputados y Senadores de los diversos partidos políticos, se encuentren en igualdad de condiciones y autoridad, los representantes de los diferentes cuerpos sociales de la Nación.

64 Sostenemos que una Nación no debe desperdiciar la experiencia, sabiduría, y vocación de quienes han cumplido altas funciones a su servicio. Por ello, postulamos la creación de un cuerpo legislativo designado, o la modificación del ya existente, de entre quienes hayan cumplido altos cargos jurídicos o ejecutivos.

65 A diferencia de los actuales, la función de los integrantes del cuerpo legislativo designado será sólo consultiva en lo político, asesorativa en lo corporativo, y únicamente de voz y voto en aquellas materias que digan relación con el Estado Orgánico sustentado por el Socialismo Nacional.

66 La cámara Político-Corporativa, dividirá sus funciones y atribuciones de acuerdo a la naturaleza de las leyes a tratar. Los representantes Políticos orientarán su función hacia dicha área, así como los representantes Corporativos harán lo propio con la suya. Con ello se busca que la acción de los legisladores diga relación con sus específicos conocimientos e intereses, en beneficio de la totalidad de la Comunidad del Pueblo.

67 La dieta por el servicio público de Diputados y Senadores, sean estos políticos, corporativos o designados, no debe constituir la base de sus ingresos, sino sólo un pequeño estímulo adicional para ocupar dichos cargos. Por lo anterior, sostenemos que paralelamente al aumento en número y calidad de los legisladores, se rebajen correspondientemente las asignaciones de las dietas parlamentarias. Será responsabilidad de los Partidos Políticos y de las propias Corporaciones el otorgar los honorarios y viáticos de quienes son sus representantes, de acuerdo a montos establecidos por el Estado.

68 El Socialismo Nacional considera a la Política como la herramienta que permite guiar los modos de adaptación de la humanidad al planeta, y de las naciones a sus respectivos territorios. Son las ideas las que generan la Cultura, y esta es la base de la evolución del ser humano. Por ello, son legítimas y lícitas todas aquellas concepciones que busquen preservar y sostener la vida en su conjunto y al ser humano como especie.

69 El Socialismo Nacional rechaza toda concepción que atente contra la vida, y sólo considera legítimos, lícitos y viables, aquellos conceptos políticos que surjan en respuesta a la permanente necesidad de adaptación cultural y social del ser humano a su entorno. Por ello, rechazamos, condenamos y combatimos toda forma de violencia, violación de los Derechos Humanos y de la Naturaleza como formas de acción política.

70 Por lo anterior, nuestra Política está basada en concepciones Nacionales, Ecológicas y Socialistas, cuya expresión a nivel nacional es un proyecto de País sustentable natural, social económica, cultural e históricamente en el devenir del tiempo, por medio de la previsión de las repercusiones a largo plazo y el énfasis en la ética y la flexibilidad en el gobierno de la Nación.

POLÍTICA SOCIAL, PROPIEDAD, SEGURIDAD SOCIAL

71 El objetivo de la política social es el fomento del altruismo y de la paz social en la Comunidad del Pueblo, garantizando a todas las personas el bienestar que corresponda a la utilidad que prestan a la sociedad, considerando que cada Ser Humano es valioso en sí mismo. Por ello, la economía está supeditada a la política social, ya que sin una sólida base económica no hay desarrollo de las condiciones sociales. En tal sentido, la base para la nacionalización del pueblo es la existencia de sanas condiciones sociales.

72 La base del desarrollo económico es el fomento del trabajo. A mayor trabajo más capital y más dinero. Por ello, en lugar del antagonismo entre la política social y la política económica, el Socialismo Nacional postula una estrecha colaboración entre ambas.

73 Por lo anterior, el Socialismo Nacional postula la conservación y mejoramiento de toda la legislación existente en materia social, y la ampliación del rol social del Estado a todas aquellas áreas que la economía privada no puede solventar.

74 La Política Social comienza con el mejoramiento y superior nivelación de la calidad y contenidos de la educación del pueblo. Una educación que brinde a todos las herramientas necesarias para desarrollar el máximo de sus potencialidades, es la base de la generación de igualdad de oportunidades sociales.

75 El Socialismo Nacional rechaza las reivindicaciones del marxismo, por estar basadas en el individualismo materialista de la revolución francesa, pero tampoco tolera la explotación del débil por el fuerte. Para el Socialismo Nacional, la principal finalidad de la Empresa no consiste en obtener utilidades ni en generar capital, sino en atender a las necesidades nacionales y propiciar el bienestar de todos quienes laboran en ella.

76 En el criterio Socialista Nacional, la propiedad deja de corresponder al principio del derecho romano de uso y abuso, y se convierte en una función social, estando fundamentalmente al servicio del bien común.

77 Por lo anterior, al contrario que en el libremercado en que la propiedad deja de existir por la vía de la transnacionalización, o que en el marxismo, que colectiviza los medios de producción; el Socialismo Nacional exalta y fomenta el desarrollo de la propiedad privada, a través de su opción preferencial por la pequeña y mediana empresa, con el objetivo de que cada ciudadano esté en situación de convertirse en propietario.

78 Por lo anterior, una Política Social sólo será verdaderamente efectiva, cuando la totalidad de la Comunidad del Pueblo tenga el derecho y el deber de acceder a una actividad productiva de acuerdo a sus propios intereses, capacidades y vocación.

79 Contra el Capitalismo que busca una sociedad de empleados, y contra el Marxismo que quiere una de proletarios, el Socialismo Nacional postula una sociedad de Trabajo y Propiedad, esto es, fundamentalmente, una sociedad de hombres libres.

80 En un sistema de Trabajo y Propiedad, el ordenamiento económico en función de los intereses de la nación privilegia y potencia las organizaciones Gremiales y Sindicales, otorgándoles la misión de estar al servicio del bien común, y velar por el espíritu de comunidad al interior de la Empresa.

81 Por su parte, el Socialismo Nacional postula la creación de “Consejos de Confianza Empresarial”, donde participa el Empresario y los representantes de los Trabajadores, consultándose entre sí sobre los fines que persigue la empresa y sobre el carácter de las medidas sociales.

82 El Socialismo Nacional privilegia la cooperación, comprensión y sinergia en la comunidad, por sobre el conflicto o la resistencia. Por ello, postulamos la creación de un “Tribunal de Honor social”, que vele por el cumplimiento de las disposiciones en materia laboral, sindical, gremial y empresarial, con el objetivo de penalizar a quienes atenten contra el espíritu de comunidad y descuiden su responsabilidad para con la empresa.

83 Consideramos que la actual legislación en materia laboral, que concibe al trabajador como un objeto de mercado y que privilegia el Capital por sobre el Empleo, es básicamente contraria al surgimiento de un espíritu de Comunidad, y es el fundamento de la existencia de desigualdades sociales, pobreza y violencia en nuestro país.

84 De igual modo, sostenemos que al estar basados en criterios de Mercado, los organismos de seguridad social actualmente existentes, incluyendo AFPs, Isapres, Cajas de Compensación, Mutuales, Aseguradoras y otros, son incapaces de responder adecuadamente a una Política Social verdadera, transformándose en simples Empresas que lucran con las necesidades de los trabajadores.

85 Igualmente consideramos básicamente injusto, inmoral y contrario a la Vida, el actual sistema de Atención en Salud, que equipara al ser humano con un producto, y lo somete al criterio del mercado para evaluar el “riesgo” de invertir en su bienestar, contemplando su desecho al alcanzar determinada edad.

En un gobierno Socialista Nacional, esto será completamente cambiado.
86 Por lo anterior, postulamos la completa reestructuración del sistema de Seguridad Social, privilegiando criterios basados en el fomento del altruismo y de la paz social, garantizando a todas las personas el bienestar, protección y seguridad a los que tienen derecho.
La salud, bienestar y seguridad del Ser Humano, no son Productos de Mercado que se puedan transar en beneficio de algunos, y cualquier sistema que pretenda cuantificar su valor para obtener ganancias, es básicamente indigno, inmoral e ilegítimo.
87 El criterio fundamental en el modelo económico Socialista Nacional, es la valoración del Trabajo como eje del proceso productivo.
Por ello, tanto obreros como empresarios son considerados trabajadores al servicio de la nación, y su seguridad, salud, y futuro post-laboral, son el origen mismo de la riqueza de la Comunidad del Pueblo.
88 El Ser Humano no es una pieza de Mercado.
El fruto de su esfuerzo y de su vida no es un valor transable en la Bolsa, su Salud no es un índice destinado a generar lucro, y su edad no marca la disminución de su valor social o de la preocupación por su bienestar.
89 Por lo anterior, ningún gobierno puede esperar que su labor social se le reconozca con gratitud, porque no está destinada a repartir favores, sino simple y exclusivamente a restituir derechos.
90 La total abolición de los criterios de mercado como fundamentos de la Seguridad Social, constituye la base para terminar efectivamente con la pobreza, la discriminación de enfermos y ancianos, la cesantía y la injusticia social.

NATURALEZA, RECURSOS, DESARROLLO, DESTINO

91 Sostenemos que no hay desarrollo verdadero cuando se atenta contra la Naturaleza, y que la producción basada en su explotación indiscriminada, a largo plazo se transforma en un atentado contra el desarrollo.

92 Los procesos naturales son circulares. La concepción de desarrollo del materialismo es lineal. Por lo anterior, los criterios de desarrollo del Marxismo y el Capitalismo y de todos los materialismos, son fundamentalmente contrarios al orden natural, al planeta y a la vida.

93 El Socialismo Nacional postula un modelo de desarrollo circular, reciclador, pragmático y visionario. Este modelo privilegia la visión a largo plazo y pone su acento en la búsqueda del equilibrio ecológico, considerando al ser Humano como parte de la Naturaleza, y por ello, ligado al destino y evolución de todo el Planeta.

94 Por lo anterior, el Socialismo Nacional sólo considera como desarrollo, aquellos avances sociales, culturales, científicos, políticos o económicos, entre otros, que posean sustentabilidad estructural a largo plazo. Dicho en otras palabras, para el Socialismo Nacional no todo cambio es bueno, sino sólo aquel que significa una mejor adaptación a las condiciones de la Nación y del Planeta.

95 Dado lo anterior, sostenemos que la actual economía basada en un modelo exportador y explotador de los recursos naturales, terminará más temprano que tarde por colapsar ecológicamente al país, y que dichas consecuencias las pagarán a un altísimo costo en vida, las futuras generaciones de chilenos.

96 El progresivo desmantelamiento de la gran industria nacional, la desaparición de la pequeña y mediana empresa, el colapso de la pequeña minería, el aumento de la superficie plantada con árboles introducidos, la insustentabilidad de la pequeña y mediana agricultura, la virtual desaparición de la pesca artesanal, el aumento del territorio en proceso de desertificación, entre otros fenómenos, constituyen desde nuestra perspectiva, claros indicios de un proceso de agotamiento de los recursos ecológicos del país.
Revertir estas y otras situaciones similares es una prioridad absoluta e ineludible.
97 Por lo anterior, condenamos, rechazamos y declaramos intrínsecamente mortales, el uso de los criterios de mercado en la determinación del valor productivo de los recursos Naturales y de los proyectos de inversión nacionales. Estos criterios, que privilegian el desarrollo lineal del mercado por sobre la sustentabilidad circular de la naturaleza, constituyen un atentado directo a la vida, a nuestro pueblo y a las futuras generaciones.

98 De igual modo, condenamos, rechazamos y declaramos ilegítimos, todos aquellos proyectos que se elaboran considerando el daño ecológico que provocan, como una más de las variables económicamente negativas de su aplicación.

Por definición, un proyecto que atenta contra la Naturaleza es un proyecto económicamente negativo, aunque produzca capital o dinero en el corto plazo.

99 Promovemos un modelo de desarrollo basado en el concepto de pensar globalmente, y actuar localmente. Todo proyecto que suponga un beneficio local, pero que implique daño para el patrimonio ecológico de la nación, es -por definición- un mal proyecto. De igual modo, todo proyecto que busque un beneficio colectivo, pero que suponga un deterioro a nivel local, es también un mal proyecto.

100 El bienestar de la Comunidad del Pueblo está fundamentalmente ligado a la existencia de sanas condiciones ecológicas para su vida. Ello implica que nada que atenta contra la naturaleza beneficia al hombre, y este criterio debe orientar en todo momento el desarrollo de la Nación.

101 El sostenimiento de la Vida en el Planeta depende del mantenimiento y respeto de las leyes que rigen la evolución de las especies y de su entorno. El Ser Humano, a través de la Ciencia y la Tecnología, no tiene ninguna capacidad efectiva para pronosticar el modo en que la alteración de estas leyes repercutirá en el equilibrio del Planeta.

102 Por lo anterior, nos oponemos, rechazamos y condenamos la manipulación genética, la clonación, los denominados productos transgénicos, y en general, la concepción de que la información genética puede ser utilizada como si se tratase de otro producto más del mercado.

103 La Conciencia humana es infinitamente pequeña en comparación a la edad de la Vida en el Planeta, por lo cual, el uso de su poder como herramienta para cambiar a la naturaleza, es el más grave peligro que encierra el modelo de civilización actualmente dominante.
Declaramos intrínsecamente peligroso, destructivo y mortal el uso de la Ciencia y la Tecnología para alterar la natural evolución de la vida.

104 De igual modo, sostenemos que la concepción materialista que separa al Hombre la Naturaleza, así como a la Mente del Cuerpo, permite y determina que los genes, los órganos y las especies sean considerados como Productos, y nos oponemos radical y absolutamente a la aplicación de criterios de Mercado en su utilización, comercio y definiciones.

105 Por lo anterior, sostenemos que toda concepción legítima y verdadera en el ámbito de la Ética Biológica, debe exclusivamente estar basada en el conocimiento, respeto y acatamiento de las leyes de la Naturaleza.

106 Es precisamente nuestra naturaleza la que nos hace libres, y el sostenimiento y preservación de esta libertad inherente al Ser Humano es el fundamento central de nuestra lucha contra el materialismo, el mercado y el modelo promovido por el llamado Nuevo Orden Mundial.

107 Llamamos a todos quienes se sienten verdaderamente libres, orgullosos de sus tradiciones, de su lenguaje, de sus costumbres, de su historia, de su cultura y de su estirpe, a luchar por todos los medios legítimos y lícitos posibles, para impedir que el materialismo consolide el proceso de destrucción del Planeta y del Ser Humano al que nos está llevando.

108 Llamamos a todos los chilenos, sin distinción de origen, situación social o nivel económico, a luchar denodadamente por el surgimiento de un verdadero espíritu Social y Nacional, que permita un futuro más libre, más justo, más digno, más sano y en mayor equilibrio para las generaciones que vivirán en el Tercer Milenio.

109 Llamamos a todos los chilenos a rechazar el dominio del mercado, del dinero, del consumismo, del nihilismo, de las potencias transnacionales, de la legislación supranacional, de la cultura de la decadencia y de la destrucción de la vida, como única alternativa para la subsistencia de nuestras naciones, de nuestra patria y el destino de todos los hijos de esta tierra.

110 Llamamos a todos los chilenos a construir una nueva Civilización, basada en las leyes trascendentes del Espíritu, de la Vida y de la Naturaleza.

111 Llamamos a todos los chilenos a avanzar hacia la construcción de una Patria Nueva y una Nueva Sociedad más libres, justas y sanas para las futuras generaciones.

martes, 16 de octubre de 2012

¿Qué es el Pensamiento Revolucionario Americano?





Por Jorge Santiago Miranda

En primer lugar, es un pensamiento original surgido en las específicas condiciones de nuestra América Ibérica. Las tendencias socialrevolucionarias propias de la cultura occidental parten de presupuestos que son erróneos para nuestro continente, el concepto mismo de “clase” choca contra la realidad que vivimos ya que las condiciones económicas que padecemos han forjado un vasto abanico de sectores explotados que muy difícilmente pueda asimilarse a la idea de clase. Ya, en otro trabajo, un virulento artículo llamado “¿Lucha de clases o lucha de razas? La acción reaccionaria del marxismo americano” hemos propuesto plantearnos el problema que reviste la idea de clase dentro de la realidad concreta americana. Con ánimos más apaciguados y menor pretensión polémica, podemos ver que la concepción clasista funciona como elemento que disfraza la esencia última de carácter racista de la explotación que sufrimos.

Sin embargo, fuera de ese ánimo provocador e incendiario, el concepto de “raza” se nos hace tan poco apropiado como el de “clase”. ¿Suponemos relaciones sociales de carácter inmutable como las vertientes infantilistas del indigenismo? No, decididamente no es posible concebir el desarrollo de las fuerzas productivas americanas y de las relaciones sociales que se derivan de ellas desde una perspectiva carente de dinámica, si bien el concepto fundante que permite la explotación es el de la supremacía racial y moral de la civilización, el sujeto social explotado representa un grado de dinámica que supera al de la determinación puramente genética.
¿Se proletariza el sujeto explotado? Sería una explicación tanto o más infantil que la puramente genética, la explicación puramente económica falla por todos lados, este reduccionismo, en principio, burla la realidad de fuerzas productivas que a mucha distancia están de ser de carácter industrial. Sencillamente, sin industria, el proletariado no existe y nuestra formación viene precisamente determinada por el carácter rentístico de nuestra élite dirigente.

La composición de la masa explotada americana viene determinada por una muy compleja convergencia de factores sociales, económicos, culturales y hasta genéticos, que hacen que la categoría a que podamos echar mano simplemente no exista, aunque para aproximarnos lo más efectistamente posible a una clasificación debamos recurrir a la idea de “casta”, no sin hacer determinadas aclaraciones.

La sociedad de castas americana

¿Es preciso hablar de castas? No, pero refiere a una estratificación de la sociedad que viene dada por razones socio-culturales más que puramente económicas, y, por otro lado, permite referir el gran estatismo de la estructura social americana sin suprimir todo dinamismo como sería en el concepto puramente genético.

¿Quiénes integran la casta de explotados? Aquí la dinámica. Si entendemos que la razón fundante de la explotación es la alegada supremacía moral y racial de la civilización (Europa Occidental) sobre la barbarie (América) veremos que los dominados son los “americanos” y su identificación varía históricamente.

Si, en principio, los americanos son los pueblos originarios, la dinámica del desarrollo de la fuerzas productivas y de las relaciones sociales de producción, en el tránsito de insertar y adaptar nuestra economía al capitalismo global, requerirán el constante aumento de la masa explotada de americanos, así, mientras la élite dirigente se europeíza, la masa explotada se americanaza.

¿Es un proceso económico? También, pero su fundamento último no es el mero éxito económico sino que se ve atravesado por un razonamiento socio-cultural que establece como elemento estático e inmutable la supremacía moral y racial de aquellos que son civilizados (élite dirigente) sobre quienes no (americanos).

Si los pueblos originarios son americanos, a ellos se incorporaran con progresividad histórica los elementos sociales fruto del natural mestizaje pero también las capas más bajas de la propia sociedad blanca. La absurda frase “es negro de cabeza” revela el carácter fundacional racista de nuestra explotación, todos estos sectores sociales son incluidos por el imaginario colectivo dentro de los cánones de la América morena y dominada.

Los sectores sociales americanizados pueden tener éxito económico, pero, sin embargo, nunca podrán ingresar a la élite dirigente, pues la razón última de su dominación no es la económica sino que radica en motivaciones socioculturales.

Estructura y superestructura

El concepto de lucha de clases, como tantos otros, para los americanos, no es más que un criterio operativo en el análisis social, valido para observar el desarrollo de la lucha en la estructura económica. Sin embargo, la lucha revolucionaria americana no es predominantemente estructural como sucede en el contexto europeo dónde el planteo de una élite dominante fundada en su supremacía moral y racial es totalmente ilógico por tratarse de formaciones sociales homogéneas, sino que nuestra lucha revolucionaria se da ante todo en la superestructura.

Si la estructura económica capitalista funda la superestructura ideológica que justifica la supremacía material de una clase sobre otra, en nuestro caso, es la superestructura ideológica la que justifica el establecimiento de un modo de producción dado. Así como Jauretche daba vuelta un mapamundi para combatir la concepción europeísta de nuestras relaciones sociales, nosotros debemos “poner patas para arriba” la lógica revolucionaria, aquí, la superestructura cambia la estructura y no al revés.

Si la lucha en la estructura económica es innegable e inevitable, pues al buscar formas progresivas de socialización de las fuerzas productivas sirve para restar espacios y poner en contradicción a la razón de ser de nuestra élite dirigente, sin embargo, la disputa fundamental se da en el plano del aparato ideológico superestructural.

Si Jauretche supo observar la “colonización pedagógica” y ponerla en jaque, la tarea de nuestros tiempos es poner en jaque la “civilización pedagógica”, donde se da como equivalente de cultura al término civilización que sólo refiere a lógica fundante de la formación social europea occidental, es decir, revertir completamente la infame tarea del izquierdismo nacionalizado por demostrar que nuestra cultura también es civilizada, lo cual no sólo es falso sino que es imposible.

Esta posibilidad de “poner patas para arriba” la lógica europeísta es la simiente del pensamiento revolucionario americano, agotado el aparato ideológico, la superestructura, que fundamente la predominancia de una élite dirigente es que queda el campo libre para plantearse un estructura económica diferente que tiene su realidad en la experiencia comunitaria concreta del subsuelo de la Patria.

viernes, 12 de octubre de 2012

Homenaje al 12 de Octubre





Por Juan Domingo Perón

No me consideraría con derecho a levantar mi voz en el solemne día que se festeja la gloria de España, si mis palabras tuvieran que ser tan sólo halago de circunstancias o simple ropaje que vistiera una conveniencia ocasional. Me veo impulsado a expresar mis sentimientos porque tengo la firme convicción de que las corrientes de egoísmo y las encrucijadas de odio que parecen disputarse la hegemonía del orbe, serán sobrepasadas por el triunfo del espíritu que ha sido capaz de dar vida cristiana y sabor de eternidad al nuevo Mundo.

No me atrevería a llevar mi voz a los pueblos que, junto con el nuestro, formamos la Comunidad Hispánica, para realizar tan sólo una conmemoración protocolar del Día de la Raza. Únicamente puede justificarse el que rompa mi silencio, la exaltación de nuestro espíritu ante la contemplación reflexiva de la influencia que, para sacar al mundo del caos que se debate, puede ejercer el tesoro espiritual que encierra la titánica obra cervantina, suma y compendio apasionado y brillante del inmortal genio de España.

Espíritu contra utilitarismo

Al impulso ciego de la fuerza, al impulso frío del dinero, la Argentina, coheredera de la espiritualidad hispánica, opone la supremacía vivificante del espíritu.

En medio de un mundo en crisis y de una humanidad que vive acongojada por las consecuencias de la última tragedia e inquieta por la hecatombe que presiente; en medio de la confusión de las pasiones que restallan sobre las conciencias, la Argentina, la isla de paz, deliberada y voluntariamente, se hace presente en este día para rendir cumplido homenaje al hombre cuya figura y obra constituyen la expresión más acabada del genio y la grandeza de la raza.

Y a través de la figura y de la obra de Cervantes va el homenaje argentino a la Patria Madre, fecunda, civilizadora, eterna, y a todos los pueblos que han salido de su maternal regazo.

Por eso estamos aquí, en esta ceremonia que tiene la jerarquía de símbolo. Porque recordar a Cervantes es reverenciar a la madre España; es sentirse más unidos que nunca a los demás pueblos que descienden legítimamente de tan noble tronco; es afirmar la existencia de una comunidad cultural hispanoamericana de la que somos parte y de una continuidad histórica que tiene en la raza su expresión objetiva más digna, y en el Quijote la manifestación viva y perenne de sus ideales, de sus virtudes y de su cultura; es expresar el convencimiento de que el alto espíritu señoril y cristiano que inspira la Hispanidad iluminará al mundo cuando se disipen las nieblas de los odios y de los egoísmos. Por eso rendimos aquí el doble homenaje a Cervantes y a la Raza.

Homenaje, en primer lugar, al grande hombre que legó a la humanidad una obra inmortal, la más perfecta que en su género haya sido escrita, código del honor y breviario del caballero, pozo de sabiduría y, por los siglos, de los siglos, espejo y paradigma de su raza.

Destino maravilloso el de Cervantes que, al escribir el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha , descubre en el mundo nuevo de su novela, con el gran fondo de la naturaleza filosófica, el encuentro cortés y la unión entrañable de un idealismo que no acaba y de un realismo que se sustenta en la tierra. Y además caridad y amor a la justicia, que entraron en el corazón mismo de América; y son ya los siglos los que muestra, en el laberinto dramático que es esta hora del mundo, que siempre triunfa aquella concepción clara del riesgo por el bien y la ventura de todo afán justiciero. El saber “jugarse entero” de nuestros gauchos es la empresa que ostentan orgullosamente los “quijotes de nuestras pampas”.
En segundo lugar, sea nuestro homenaje a la raza a que pertenecemos.

La raza: superación de nuestro destino

Para nosotros, la raza no es un concepto biológico. Para nosotros es algo puramente espiritual. Constituye una suma de imponderables que hace que nosotros seamos lo que somos y nos impulsa a ser lo que debemos ser, por nuestro origen y nuestro destino. Ella es lo que nos aparta de caer en el remedo de otras comunidades cuyas esencias son extrañas a la nuestra, pero a las que con cristiana caridad aspiramos a comprender y respetamos. Para nosotros, la raza constituye nuestro sello personal, indefinible e inconfundible. Para nosotros los latinos, la raza es un estilo. Un estilo de vida que nos enseña a saber vivir practicando el bien y a saber morir con dignidad.

Nuestro homenaje a la madre España constituye también una adhesión a la cultura occidental.

Porque España aportó al occidente la más valiosa de las contribuciones: el descubrimiento y la colonización de un nuevo mundo ganado para la causa de la cultura occidental.
Su obra civilizadora cumplida en tierras de América no tiene parangón en la Historia. Es única en el mundo. Constituye su más calificado blasón y es la mejor ejecutoria de la raza, porque toda la obra civilizadora es un rosario de heroísmos, de sacrificios y de ejemplares renunciamientos.

Su empresa tuvo el sino de una auténtica misión. Ella no vino a las Indias ávida de ganancias y dispuesta a volver la espalda y marcharse una vez exprimido y saboreado el fruto. Llegaba para que fuera cumplida y hermosa realidad el mandato póstumo de la Reina Isabel de “atraer a los pueblos de Indias y convertirlos al servicio de Dios”. Traía para ello la buena nueva de la verdad revelada, expresada en el idioma más hermoso de la tierra. Venía para que esos pueblos se organizaran bajo el imperio del derecho y vivieran pacíficamente. No aspiraban a destruir al indio sino a ganarlo para la fe y dignificarlo como ser humano...

Era un puñado de héroes, de soñadores desbordantes de fe. Venían a enfrentar a lo desconocido; ni el desierto, ni la selva con sus mil especies donde la muerte aguardaba el paso del conquistador en el escenario de una tierra inmensa, misteriosa, ignorada y hostil.

Nada los detuvo en su empresa; ni la sed, ni el hambre, ni las epidemias que asolaban sus huestes; ni el desierto con su monótono desamparo, ni la montaña que les cerraba el paso, ni la selva con sus mil especies de oscuras y desconocidas muertes. A todo se sobrepusieron. Y es ahí, precisamente, en los momentos más difíciles, en los que se los ve más grandes, más serenamente dueños de sí mismos, más conscientes de su destino, porque en ellos parecía haberse hecho alma y figura la verdad irrefutable de que “es el fuerte el que crea los acontecimientos y el débil el que sufre la suerte que le impone el destino”. Pero en los conquistadores pareciera que el destino era trazado por el impulso de su férrea voluntad.

América: empresa de héroes

Como no podía ocurrir de otra manera, su empresa fue desprestigiada por sus enemigos, y su epopeya objeto de escarnio, pasto de la intriga y blanco de la calumnia, juzgándose con criterio de mercaderes lo que había sido una empresa de héroes. Todas las armas fueron probadas: se recurrió a la mentira, se tergiversó cuanto se había hecho, se tejió en torno suyo una leyenda plagada de infundios y se la propaló a los cuatro vientos.

Y todo, con un propósito avieso. Porque la difusión de la leyenda negra, que ha pulverizado la crítica histórica serie y desapasionado, interesaba doblemente a los aprovechados detractores. Por una parte, les servía para echar un baldón a la cultura heredada por la comunidad de los pueblos hermanos que constituimos Hispanoamérica.

Por la otra procuraba fomentar así, en nosotros, una inferioridad espiritual propicia a sus fines imperialistas, cuyas asalariados y encumbradísimos voceros repetían, por encargo, el ominoso estribillo cuya remunerada difusión corría por cuenta de los llamados órganos de información nacional. Este estribillo ha sido el de nuestra incapacidad para manejar nuestra economía e intereses, y la conveniencia de que nos dirigieran administradores de otra cultura y de otra raza. Doble agravio se nos infería; aparte de ser una mentira, era una indignidad y una ofensa a nuestro decoro de pueblos soberanos y libres.

España, nuevo Prometeo, fue así amarrada durante siglos a la roca de la Historia. Pero lo que no se pudo hacer fue silenciar su obra, ni disminuir la magnitud de su empresa que ha quedado como magnífico aporte a la cultura occidental.

Allí están, como prueba fehaciente, las cúpulas de las iglesias asomando en las ciudades fundada por ella; allí sus leyes de Indias, modelo de ecuanimidad, sabiduría y justicia; sus universidades; su preocupación por la cultura, porque “conviene –según se lee en la Nueva Recopilación. Que nuestros vasallos, súbditos y naturales, tengan en los reinos de Indias, universidades y estudios generales donde sean instruidos y graduados en todas ciencias y facultades, y por el mucho amor y voluntad que tenemos de honrar y favorecer a los de nuestras Indias y desterrar de ellas las tinieblas de la ignorancia y del error, se crean Universidades gozando los que fueren graduados en ellas de las libertades y franquezas de que gozan en estos reinos los que se gradúan en Salamanca”.

Su celo por difundir la verdad revelada porque –como también dice la Recopilación- “teniéndonos por más obligados que ningún otro príncipe del mundo a procurar el servicio de Dios y la gloria de su santo nombre y emplear todas las fuerzas y el poder que nos ha dado, en trabajar que sea conocido y adorado en todo el mundo por verdadero Dios como lo es, felizmente hemos conseguido traer al gremio de la Santa Iglesia Católica las innumerables gentes y naciones que habitan las Indias occidentales, isla y tierra firme del mar océano”.

España levantó, edificó universidades, difundió la cultura, formó hombres, e hizo mucho más; fundió y confundió su sangre con América y signó a sus hijas con un sello que las hace, si bien distintas a la madre en su forma y apariencias, iguales a ella en su esencia y naturaleza. Incorporó a la suya la expresión de un aporte fuerte y desbordante de vida que remozaba a la cultura occidental con el ímpetu de una energía nueva.

Y si bien hubo yerros, no olvidemos que esa empresa, cuyo cometido la antigüedad clásica hubiera discernido a los dioses, fue aquí cumplida por hombres, por un puñado de hombres que no eran dioses aunque los impulsara, es cierto, el soplo divino de una fe que los hacía creados a la imagen y semejanza de Dios.

España rediviva en el criollo Quijote

Son hombres y mujeres de esa raza los que en heroica comunión rechazan, en 1806, al extranjero invasor, y el hidalgo jefe que obtenida la victoria amenaza con “pena de la vida al que los insulte”. Es gajo de ese tronco el pueblo que en mayo de 1810 asume la revolución recién nacida; esa sangre de esa sangre la que vence gloriosamente en Tucumán y Salta y cae con honor en Vilcapugio y Ayohuma; es la que anima el corazón de los montoneros; es la que bulle en el espíritu levantisco e indómito de los caudillos; es la que enciende a los hombres que en 1816 proclaman a la faz del mundo nuestra independencia política; es la que agitada corre por las venas de esa raza de titanes que cruzan las ásperas y desoladas montañas de los Andes, conducidas por un héroe en una marcha que tiene la majestad de un friso griego; es la que ordena a los hombres que forjaron la unidad nacional, y la que aliente a los que organizaron la República ; es la que se derramó generosamente cuantas veces fue necesario para defender la soberanía y la dignidad del país; es la misma que moviera al pueblo a reaccionar sin jactancia pero con irreductible firmeza cuando cualquiera osó inmiscuirse en asuntos que no le incumbían y que correspondía solamente a la nación resolverlos; de esa raza es el pueblo que lanzó su anatema a quienes no fueron celosos custodios de su soberanía, y con razón, porque sabe, y la verdad lo asiste, que cuando un Estado no es dueño de sus actos, de sus decisiones, de su futuro y de su destino, la vida no vale la pena de ser allí vivida; de esa raza es ese pueblo, este pueblo nuestro, sangre de nuestra sangre y carne de nuestra carne, heroico y abnegado pueblo, virtuoso y digno, altivo sin alardes y lleno de intuitiva sabiduría, que pacífico y laborioso en su diaria jornada se juega sin alardes la vida con naturalidad de soldado, cuando una causa noble así lo requiere, y lo hace con generosidad de Quijote, ya desde el anónimo y oscuro foso de una trinchera o asumiendo en defensa de sus ideales el papel de primer protagonista en el escenario turbulento de las calles de una ciudad.

Señores:

La historia, la religión y el idioma nos sitúan en el mapa de la cultura occidental y latina, a través de su vertiente hispánica, en la que el heroísmo y la nobleza, el ascetismo y la espiritualidad, alcanzan sus más sublimes proporciones. El Día de la Raza , instituido por el Presidente Yrigoyen, perpetúa en magníficos términos el sentido de esta filiación. “ La España descubridora y conquistadora –dice el decreto-, volcó sobre el continente enigmático y magnífico el valor de sus guerreros, el denuedo de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, las labores de sus menestrales y con la aleación de todos estos factores, obró el milagro de conquistar para la civilización la inmensa heredad en que hoy florecen las naciones a las cuales ha dado, con la levadura de su sangre y con la armonía de su lengua, una herencia inmortal que debemos de afirmar y de mantener con jubiloso reconocimiento”.

Porvenir enraizado en el pasado

Si la América olvidara la tradición que enriquece su alma, rompiera sus vínculos con la latinidad, se evadiera del cuadro humanista que le demarca el catolicismo y negara a España, quedaría instantáneamente baldía de coherencia y sus ideas carecerían de validez. Ya lo dijo Menéndez y Pelayo: “Donde no se conserva piadosamente la herencia de lo pasado, pobre o rica, grande o pequeña, no esperemos que brote un pensamiento original, ni una idea dominadora”. Y situado en las antípodas de su pensamiento, Renán afirmó que “le verdadero hombre de progreso es el que tiene los pies enraizados en el pasado”.

El sentido misional de la cultura hispánica, que catequistas y guerreros introdujeron en la geografía espiritual del Nuevo Mundo, es valor incorporada y absorbido por nuestra cultura, lo que ha suscitado una comunidad de ideas e ideales, valores y creencias, a la que debemos preservar de cuantos elementos exóticos pretenden mancillarla. Comprender esta imposición del destino, es el primordial deber de aquellos a quienes la voluntad pública o el prestigio de sus labores intelectuales, les habilita para influir en el proceso mental de las muchedumbres. Por mi parte, me he esforzado en resguardar las formas típicas de la cultura a que pertenecemos, trazándome un plan de acción del que pude decir –el 24 de noviembre de 1944- que “tiene, ante todo, a cambiar la concepción materialista de la vida por una exaltación de los valores espirituales”.

Precisamente esa oposición, esa contraposición entre materialismo y espiritualidad, constituye la ciencia del Quijote. O más propiamente representa la exaltación del idealismo, refrenado por la realidad del sentido común.

De ahí la universalidad de Cervantes, a quien, sin embargo, es precio identificar como genio auténticamente español, mal que no puede concebirse como no sea en España.

Esta solemne sesión, que la Academia Argentina de Letras ha querido poner bajo la advocación del genio máximo del idioma en el IV Centenario de su nacimiento, traduce –a mi modo de ver- la decidida voluntad argentina de reencontrar las rutas tradicionales en las que la concepción del mundo y de la persona humana, se origina en la honda espiritualidad grecolatina y en la ascética grandeza ibérica y cristiana.

Para participar en ese acto, he preferido traer, antes que una exposición académica sobre la inmortal figura de Cervantes, palpitación humana, su honda vivencia espiritual y su suprema gracia hispánica. En su vida y en su obra personifica la más alta expresión de las virtudes que nos incumbe resguardar.

Resurrección del Quijote

Mientras unos soñaban y otros seguían amodorrados en su incredulidad, fue gestándose la tremenda subversión social que hoy vivimos y se preparó la crisis de las estructuras políticas tradicionales. La revolución social de Eurasia ha ido extendiéndose hacia Occidente, y los cimientos de los países latinos del Oeste europea crujen ante la proximidad de exóticos carros de guerra. Por los Andes asoman su cabeza pretendidos profetas, a sueldo de un mundo que abomina de nuestra civilización, y otra trágica paradoja parece cernirse sobre América al oírse voces que, con la excusa de defender los principios de la Democracia (aunque en el fondo quieren proteger los privilegios del capitalismo), permitan el entronizamiento de una nueva y sangrienta Tiranía.

Como miembros de la comunidad occidental, no podemos substraernos a un problema que de no resolverlo con acierto, puede derrumbar un patrimonio espiritual acumulado durante siglos. Hoy, más que nunca, debe resucitar Don Quijote y abrirse el sepulcro del Cid Campeador.