Por Juan Bragassi Hurtado
El 25 de agosto de 1939, a pocos
meses de haberse iniciado el gobierno del Presidente radical Pedro Aguirre
Cerda, se realizó un intento frustrado de golpe de Estado encabezado por el
general Ariosto Herrera.
Por ese entonces, la Vanguardia
Popular Socialista (ex movimiento nacional socialista), se encontraba en una
estrecha relación con la coalición de gobierno y muy especialmente con el
Partido Socialista.
Ante la magnitud de los
acontecimientos, los sectores pro-gobiernistas, organizaron una multitudinaria
concentración en apoyo a la figura del presidente y su coalición de partidos.
Ella se realizó en la plaza que está
frente al Palacio de la Moneda, oportunidad donde además de tomar la palabra
los próceres del Frente Popular, hizo uso de ella el Jefe de la vanguardia
popular, Jorge González Von Mareés.
En esa oportunidad, el líder y
diputado por Santiago, aprovechando sus dotes de oratoria, hizo una ardorosa
defensa del gobierno, siguiendo con una ácida crítica hacia los gestores del
intento de conato.
La posición adoptada por el jefe
vanguardista, produjo al interior de su partido, la deserción de un numeroso
contingente de militantes. Esta fue la segunda crisis que asoló a esa
agrupación, desde su cambio de nombre en enero de 1939 y su aparente “giro
hacia la izquierda”.
Así, a fines de 1939 y comienzos de
1940, los disidentes de la gestión de Von Mareés, asisten a una serie de
reuniones con el encargado de la defensa de Ariosto Herrera: el abogado,
académico y gremialista Guillermo Izquierdo Araya.
La finalidad de dicha gestión, fue
la de organizar una nueva agrupación política de carácter nacionalista, el cual
debía ser patrocinado y presidido por el militar procesado.
Fundación del
MNCH
El 12 de febrero de 1940, fue
firmada en la ciudad de Santiago, el acta de fundación el Movimiento
Nacionalista de Chile, donde este se presentaba a sí como un “Movimiento
popular destinado a unir a todos los chilenos, sin distingo de clases, a fin de
constituir una fuerza nacional capaz de encauzar y dirigir por el camino de la
grandeza futura, los destinos espirituales y económicos de la Nación”.
Expresando que su base fundamental
encontraba “en la organización, en la selección, la disciplina, el patriotismo
y la subordinación a una jerarquía que comienza en el Consejo Nacional,
dirigido por el Comisario Nacional, Jefe del consejo”.
Así mismo, el MNCH, se definía como
una organización “integralmente revolucionaria” que no aceptaba las
combinaciones políticas, “ni soluciones parciales”.
Es necesario destacar, por razones
históricas y en consideración a diferenciarlo con la Vanguardia Popular
Socialista, que este partido expresaba dentro de sus actas fundacionales, un
proyecto de restauración nacional, en el cual atribuía la destrucción de los
principios espirituales del cristianismo al Marxismo, la Masonería y el
Judaísmo denunciando de ellas, el estar al servicio del Capitalismo
Internacional.
Su divisa fue: “Ni con la
izquierda, ni con el centro, ni con la derecha: ¡Con Chile!”. Así mismo,
siguiendo con la moda de los partidos de la época, fue un movimiento
jerarquizado y militarizado, contando con cuadros uniformados, con pantalón y
camisa de color azul, similar al de la Milicia Republicana de los años '30.
Sus futuros cuadros, debían pasar
por un período básico de instrucción, para posteriormente oficializar su
ingreso a la agrupación en una ceremonia, donde debían pronunciar el siguiente
juramento: “En el nombre de Chile, en el nombre de los que labraron el
prestigio y la gloria de Chile. Juramos por Dios, consagrarnos por entero y por
siempre a la grandeza de Chile”.
El MNCH, también contaba con un
grupo de protección y choque, denominado “Tropas Nacionalistas de Acción”
(TNA), las que estaban dirigidas fundamentalmente a prestar apoyo a la labor
propagandística callejera.
Inicialmente, la sede de este
movimiento estuvo en una casa de la Calle Matías Cousiño, pero al poco tiempo
se trasladó a un segundo y tercer piso de un edifico ubicado, en la Calle Agustinas.
Sus Primeros
Años
La agrupación logró captar en sus
filas, la adhesión de los ex nacistas y vanguardistas, así como algunos
ibañístas independientes, como militares retirados e incluso militares y
carabineros en servicio activo.
Así, Rápidamente a lo largo del
país, fueron creándose pequeñas células activistas, unas más numerosas que
otras, siendo de gran importancia las sedes de Valparaíso, Viña del Mar,
Concepción y Temuco.
Sin embargo, el movimiento al poco
tiempo de su creación, se vió obligado a reemplazar en la jefatura a Ariosto
Herrera, quien debió partir al exilio, dejando al mando de la organización a
don Guillermo Izquierdo.
Guillermo Izquierdo, era entonces
profesor de historia, geografía, educación cívica y economía de variados
establecimientos educacionales.
Izquierdo, si bien jamás había sido
militante de partido político alguno, participó en su juventud en la Asamblea
Obrera de Alimentación Nacional y la Nueva Acción Pública (NAP); así también,
había colaborado con el primer gobierno de la República Socialista (1932);
desarrollando también una labor gremial como Consultor Jurídico de la
Confederación de la Producción y Comercio; adhiriendo en 1938, a la candidatura
presidencial de Gustavo Ross Santa María.
Bajo este nuevo liderazgo, el
movimiento nacionalista comenzó su labor opositora hacia el gobierno y los
demás partidos políticos, logrando desarrollar algunas publicaciones de su
autoría, cuando los medios económicos les fueron más auspiciosos.
Durante esa época, en consideración
a los acontecimientos internacionales, la organización mantuvo una posición a
favor de la neutralidad de Chile, frente a los bandos en conflicto durante la
Segunda Guerra Mundial, criticando la intervención política, económica y
propagandista de que era objeto nuestra patria.
Durante 1940, la coalición
gobiernista del Frente Popular sufrió un rápido desgaste, generado por el
estado de corrupción y las pugnas intestinas, que culminó con el rompimiento de
dicho pacto político a fines de ese año, más el acercamiento entre los
radicales y comunistas.
Con ello, también comenzó el
definitivo alejamiento de la VPS de los sectores gobiernistas, pasando a ser un
partido en franca oposición.
Sobre este tema, declaró en un
discurso radial Von Mareés en febrero de 1941:
“(…) hemos realizado todo lo
humanamente posible para contribuir a obtener una fórmula de entendimiento para
salvar al país de la desintegración y del caos.
Lo intentamos primero proponiendo la
candidatura nacional de Ibáñez a la Presidencia de la República; lo volvimos a
intentar, buscando un acercamiento, leal y sincero, con el Partido Socialista;
lo intentamos por tercera vez, tratando de armonizar nuestra acción
anticomunista con la de los partidos de Derecha.
En ninguna de estas tentativas
obtuvimos éxito, y no por nuestra culpa. En la actualidad, ya sabemos a qué
atenernos. Por nada en éste mundo renunciaremos a la lucha. Pero, en lo
sucesivo la mantendremos en un terreno exclusivamente nuestro.
No volveremos a hacer concesiones a
nadie en la esperanza de encontrar una fórmula de concordia. No sacrificaremos
un ápice de nuestros ideales en la búsqueda de un entendimiento con otros
grupos políticos.
Estamos convencidos de que únicamente
nuestros principios, aplicados ciento por ciento a la vida nacional, podrán
redimir a este desgraciado país. Y también estamos absolutamente compenetrados
de que sólo nosotros, es decir, la Vanguardia y sus hombres, somos capaces de
aplicar y hacer aplicar tales principios (…)”
Así, vanguardistas y nacionalistas
pasaron a estar en una misma trinchera política, aunque sin desarrollar
esfuerzo alguno por desarrollar un trabajo conjunto.
Recordemos que estas dos
agrupaciones sólo se habían unido en 1940, en las protestas callejeras que se
realizaron en el puerto de Antofagasta, con motivo de la llegada desde Europa
de Arturo Alessandri Palma.
Mientras tanto, el gobierno de
Aguirre Cerda, debió anular rápidamente otro brote golpista al interior del
ejército, liderado esta vez por el coronel Ramón Álvarez, quien finalmente fue
traslado a Punta Arenas.
Persecución
hacia los Vanguardistas y Nacionalistas
Próximo a las elecciones
parlamentarias que se realizaron a mediados de 1941, la fragmentada coalición
gobiernista, logra crear un nuevo pacto político llamado: “Alianza Democrática
de Chile”, el cual incluyó esta vez a partido Falange Nacional y que por otro
lado, no incorporó a los sectores de izquierdas disidentes del estalinismo.
Alguna influencia, debe conferírsele
al rompimiento en el mes de junio de ese año, del pacto germano soviético y al
efecto que había producido meses antes, el asesinato en México del exilado
líder de izquierda Trotski, creador del Ejército Rojo.
Paralelamente, con la instalación de
la VPS como partido de oposición, se rearticuló toda una campaña comunicacional
de desacreditación pública y amedrentamiento hacia la oposición, especialmente
dirigido hacia los vanguardistas y nacionalistas, generando graves
enfrentamientos callejeros entre los partidarios de este nueva coalición
gobiernista y sus detractores.
El gobierno, amparado en estos
acontecimientos, ordenó la detención y reclusión ilegal en un manicomio, del
jefe y parlamentario vanguardista Jorge González Von Mareés, el allanamiento y
clausura de sus sedes, más la persecución de sus cuadros.
El Movimiento Nacionalista de Chile,
corrió con la misma suerte, siendo confiscada además su documentación interna,
donde estaban los datos de cada uno de sus miembros.
El objeto de todo este complot, fue
la anulación de dichas fuerzas opositoras, para así incapacitarlas de
participar en las elecciones parlamentarias.
Los implicados en esta tentativa
fueron: el Ministro del Interior Arturo Olavaria; el Director General de
Beneficencia, doctor Castro Oliveira; el Asesor de la Junta de Beneficencia
Abraham Ortega Aguayo; el Prefecto de Investigaciones Osvaldo Sagüés Olivares;
el Jefe de Investigaciones Fuenzalida Correa.
Pese a ello, y en el caso en
particular de la VPS, logró mantener dos de sus tres diputados: Jorge González
por Santiago y Vargas Molinari por Cautín, quienes fueron elegidos para el
período comprendido entre 1941 y 1945.
Las Elecciones
Presidenciales de 1942
A partir del sorpresivo
fallecimiento de don Pedro Aguirre Cerda, el 25 de noviembre de 1941, se
decidió convocar a lecciones presidenciales para comienzos de 1942.
Tras un intenso debate interno, la
“Alianza Democrática de Chile” decidió presentar como candidato único a don
Juan Antonio Ríos. Mientras que los partidos Conservador y Liberal, postularon
al general (R) Carlos Ibáñez del Campo, quien sumó finalmente a los
vanguardistas, nacionalistas y elementos independientes.
Otro candidato presidencial, fue el
destacado líder de izquierda Humberto Valenzuela, quien contó con el apoyo del
Partido Obrero Revolucionario (POR).
Sobre esta elección presidencial,
recordaba Guillermo Izquierdo en una entrevista realizada en 1983 por Erwin
Robertson: “(…) Durante esa campaña electoral nos encontramos en el mismo campo
político – pro Ibáñez – con la VPS.
El cuerpo directivo de la campaña de
Ibáñez, se reunía al llegar a San Martín (…) componían ese comité ejecutivo
Jaime Larraín (representante de los elementos gremiales), Hugo Cepeda (Partido
Liberal), yo, como Jefe del MNCH y además por la VPS, y un conservador (…)”.
En los últimos días de enero de
1942, se efectuaron los cierres oficiales de campaña, de los principales
postulantes a la “silla” presidencial.
Ibáñez, fue recibido con una
multitudinaria concentración de partidarios, en la Estación Central de la
ciudad de Santiago y Juan Antonio Ríos, fue vitoreado por sus afines, en el
bandejón central de la Alameda, frente a la Plaza Bulnes.
Un hecho político importante, fue la
presencia en el cierre de campaña de Antonio Ríos, del destacado miembro del
Partido Liberal, don Arturo Alessandri Palma.
Alessandri en esa oportunidad,
pronunció un incendiario discurso, donde atacó a la figura de Ibáñez – su
histórico enemigo personal -, previniendo a los asistentes a dicha
concentración, que el posible triunfo de esta candidatura: “(…) constituiría
una inmensa amenaza para el país y sus instituciones fundamentales”.
El discurso del ex -presidente,
produjo en el electorado liberal alessandrista, el efecto de atraerlos hacia la
candidatura de Ríos, quien curiosamente en el pasado había sido un fervoroso
ibañista.
Finalmente, esto se reflejó en el
voto popular que le dio el triunfo al radical Juan Antonio Ríos por 260 mil
votos, en tanto que el general en retiro, obtuvo 206 mil sufragios, seguido
bastante lejos por Humberto Valenzuela con 5 mil sufragios.
El Rompimiento
de Chile con el Eje
Tras la derrota en la campaña
presidencial, los nacionalistas tuvieron que sobrevivir en un escenario
creciente mente adverso, producto de la asociación comunicacional que se hizo
de estos, con las fuerzas del Eje, cuyo objeto posible fue el de crear un
precedente interno, para impulsar el rompimiento de la neutralidad de Chile, a
favor del bando Aliado.
Efectivamente, en ese período ya
empezaba a hablarse de las “quintas columnas”, los “espías nazis infiltrados” y
la creación de las “listas negras”.
El debate iniciado por los
comunistas y radicales, sobre la posición que debía adoptar nuestro país frente
a los sectores en pugna en el conflicto mundial, generó la creación de
agrupaciones ciudadanas a favor de uno u otro sector.
“(…) los sectores pro–alemanes
controlaban el teatro Comedia y el cine Principal donde se pasaban películas
pro-nazis. A su vez, los sectores proclives a los aliados manejaban casi todos
los cines y un diario que se llamaba La Prensa Aliada”.
Silva, Miguel; En: “Los partidos,
los sindicatos y Clotario Blest…”; Mosquito Editores; septiembre del 2000.
Esta pugna, también produjo algunos
incidentes diplomáticos con los Estados Unidos, debido a las presiones e
intervención que desarrolló en ese período, a fin de lograr del gobierno de
Chile una definición a su favor.
Por su parte, los nacionalistas y
vanguardistas, que tenían una inclinación por el sector del Eje, coincidían
oficialmente - y por esas cosas de la vida - , con la posición de don Arturo
Alessandri, quien estaba a favor de mantener la neutralidad de nuestro país.
Sin embargo, un trágico
acontecimiento vino a inclinar definitivamente la balanza hacia el sector
aliado.
A mediados del mes del mes de marzo
de 1942, a 30 millas de Nueva York, un submarino alemán, hundió el transporte
de la Amada Nacional “Toltén”, perdiéndose la vida de 27 chilenos.
Ante la indignación pública de la
sociedad chilena, el 19 de mayo se realizó la votación en el Senado, que
decidió por 30 votos a favor y 10 en contra, la ruptura de relaciones
diplomáticas y comerciales con el Eje, la cual fue ratificada al día siguiente
por el Presidente Ríos.
Tiempo después, el 12 de abril de
1945, Chile les declaró finalmente la guerra.
La Fusión
Vanguardista y Nacionalista
Mientras se sucedían estos
acontecimientos, gracias al acercamiento promovido por Carlos Ibáñez del Campo,
los líderes de la Vanguardia Popular Socialista y el Movimiento Nacionalista de
Chile, dieron comienzo a una serie de conversaciones, con objeto de estudiar la
conveniencia de una posible fusión de ambos conglomerados políticos, dando pié
a una nueva agrupación de carácter nacionalista.
Sobre este punto, Guillermo
Izquierdo comentaba en 1983:
“(…) Ibáñez nos llamó, nos recibió
dos veces en casa de sus suegra (Alameda frente a la Gratitud Nacional) , para
decirnos que los nacionalistas, que estaban divididos en dos fuerzas, que se
fusionaran e hicieran de ambas una sola, y que él iba a recomendar a sus
partidarios que también ingresaran a esta nueva fuerza nacionalista (…)”.
Por su parte, González Von Mareés,
una vez convencido de la necesidad de participar de dicha iniciativa, acordó
integrarse y promover en sus antiguos cuadros su ingreso: “La tarea de la
Vanguardia no se pudo realizar en la amplitud que sus miembros anhelábamos,
será continuada por el nuevo movimiento (…) el ideal común, será en lo
sucesivo, impulsado por la colaboración estrecha de todos (…)”.
Así a finales de 1942, las
negociaciones llevaron a la unificación de ambos conglomerados en el nuevo
partido denominado Unión Nacionalista, cuyo liderazgo recayó en el futuro
Rector de la Universidad de Chile y Ministro de Educación, el destacado
académico Juan Gómez Millas.