Por Rafael Videla Eissman
Chile, fértil
provincia y señalada,
en la región antártica famosa,
de remotas naciones respetada,
por fuerte, principal y poderosa;
la gente que produce es tan granada,
tan soberbia, gallarda y belicosa,
que no ha sido por rey jamás regida
ni a extranjero dominio sometida.
-Alonso de Ercilla y Zúñiga, "La Araucana"-
en la región antártica famosa,
de remotas naciones respetada,
por fuerte, principal y poderosa;
la gente que produce es tan granada,
tan soberbia, gallarda y belicosa,
que no ha sido por rey jamás regida
ni a extranjero dominio sometida.
-Alonso de Ercilla y Zúñiga, "La Araucana"-
Raza Chilena,
100 Años
Es el cerebro
humano
la más grande maravilla
de la Creación, superior
al Sol i el firmamento,
i por medio del cual la Naturaleza
misma tiene conciencia
de su propio ser.
la más grande maravilla
de la Creación, superior
al Sol i el firmamento,
i por medio del cual la Naturaleza
misma tiene conciencia
de su propio ser.
(Nicolás Palacios, Raza Chilena. Página 406)
Don Nicolás
Palacios (9 de Septiembre de 1854 - 12 Junio 1911) postuló en su extraordinario
trabajo titulado Raza Chilena, publicado de manera anónima en
Valparaíso en 1904, la composición racial del pueblo chileno, develando allí la
estructura biológico – étnica de nuestra población, bajo el audaz concepto de Raza
Chilena, conformada ésta por el elemento gótico peninsular, por una parte;
y el araucano – aborigen, por otra.
Éste grupo
estructural ha sido la base de la población chilena -en el
pensamiento de Palacios-, el cual, producto de la configuración étnica basada
en Godos y Araucanos, ha adquirido características tanto fisiológicas como
psicológicas únicas, siendo así, la Raza Chilena, un grupo esencialmente
patriarcal y guerrero.
¿Cómo llega
Palacios a concebir la idea de Raza Chilena? Intentando una aproximación a la
dilucidación del problema, se podría señalar que es la observación del
conglomerado étnico nacional, especialmente durante y tras la Guerra del
Pacífico (1879 – 1883), donde participa en la entrada triunfal a Lima y las
batallas de Chorrillos y Miraflores, y su posterior estadía en la pampa nortina
de Chile.
Fundamenta sus postulados en diversas investigaciones y trabajos de sociología,
antropología y filosofía, de autores como Le Bon, H. Spencer, Gumplowicz, Uriel
Smith Hancock, Ammon, Varcher de Lapouge y Nietzsche, entre otros.
Pero es sin
duda alguna, su propio genio el gran responsable de la más grande obra de la
identidad nacional, su extraordinario trabajo titulado Raza Chilena,
libro escrito por un chileno y para los chilenos.
Los Godos
Peninsulares
La selección
orgánica
marcha sobre los cadáveres
de los vencidos.
marcha sobre los cadáveres
de los vencidos.
(Nicolás Palacios, Raza Chilena. Página 292).
Fueron los
Godos una de las ramas de la antigua raza germánica, quienes habitaron extensas
zonas de Europa. El historiador Jordanes establece que los godos, con
su rey, llamado Berig, salieron antiguamente de esta isla, llamada Scanzia,
recipiente de naciones o vivero de pueblos. Esta isla se ubicaría en el
Océano Ártico, de acuerdo a las informaciones otorgadas por otro historiador,
Ammiano Marcelino.
La isla de la
cual provenían los Godos poseía una forma de hoja de cedro, y se
hallaba circundada por un inmenso mar al Occidente y al Septentrión y
rodeada también por ese Océano sin límites en el que jamás se ha navegado, y
del que se destaca a manera de brazo, el mar Germánico (…). Los Godos,
como señala Jordanes, salieron del seno de esta isla como
un enjambre de abejas para hacer irrupción en la tierra de Europa. Ellos
surgen del seno de la isla ártica, es decir, son originarios de la misma
tierra.
Curiosamente,
semejante concepción del origen en la tierra, expone el historiador latino
Tácito, acerca de los Germanos, expresando: Yo creería que los Germanos
tienen su origen en la misma tierra, y que no están mezclados con la venida y
hospedaje de otras gentes. Asimismo, uno de los principales dioses del
panteón germánico, Tuisto, es nacido de la tierra, como a su vez lo es la diosa
Hestha.
El nombre de
los Godos (y sus variaciones, tales como Gotts, Gotones, Guttones, Gutans, etc.),
deriva de la raíz ario-indoeuropea Got - Gott, es
decir, Dios (God en Inglés Antiguo; Guth en Alto
Irlandés; Goth en Antiguo Nórdico; Got en
Antiguo y Alto Alemán y Guth, en Gótico).
Los Gottones ó
Guotanes fueron las tribus seguidoras del antiguo dios germánico, Wuotan (Gotan
ó Votan). Son los Godos, entonces, el pueblo de Wuotan, consagrados por nombre
al antiguo dios de las runas, plasmado en las rocas de Externstein, en el
corazón de la Antigua Germania.
Palacios afirma que el descubridor
y conquistador del Nuevo Mundo, vino de España, pero su patria de origen es el
Mar Báltico, el Sur de Suecia, la Gotia actual. Siendo los Godos, de ésta manera, el prototipo de la raza
teutónica, jermana ó nórdica. De ésta manera, quienes venían al “Nuevo Mundo”, al mal llamado continente
de “América”, antaño conocido como Huitramannaland, esto es, la “Tierra de los
Hombres Blancos”, eran los Hidalgos, esto es, los Hijo-del-godo, los nobles de la antigua estirpe europea, a quienes los Araucanos
llamaron Quellu - Pallum (roja - barba), es decir, los de barba roja.
Son los Godos
los grandes aventureros y “conquistadores” del “Nuevo Mundo”, quienes
enfrentarán una gran resistencia por parte de los rebeldes indígenas del Reino
de Chile, del cual Góngora de Marmolejo expresará que es la tierra de
la manera de una vaina de espada, angosta y larga.
Los Araucanos
Aborígenes
Ello es cierto
que no hay cosa
mas natural ni de mayor fuerza
en los pechos humanos,
que el amor de la libertad,
i a mi parecer, sobre todas las naciones
del mundo, han mostrado
siempre gozar de ella
estos rebeldes de Chile
mas natural ni de mayor fuerza
en los pechos humanos,
que el amor de la libertad,
i a mi parecer, sobre todas las naciones
del mundo, han mostrado
siempre gozar de ella
estos rebeldes de Chile
(Santiago Tesillo, Guerras de Chile).
El recuerdo más
remoto de su origen mítico se halla en la Catástrofe diluviana que inundaba
todas las tierras, en la cual se enfrentaban en mortal combate dos serpientes.
Una de ellas era llamada Kai Kai, la Serpiente del Mar. Y la otra, Ten - Ten (ó
Thren - Thren), la Serpiente de los Cerros.
La Catástrofe
se desarrollaba y ante el aumento del nivel de las aguas, los hombres
encuentran refugio en las alturas de las montañas; quienes morían, se
transformaban en rocas ó peces, poblando así el mundo emergente de las aguas.
El mundo se
inundaba. Es el Diluvio, la Gran Catástrofe que sumergió
continentes. Sin embargo, a través del ritual del Nguillatún, los
sobrevivientes del cataclismo piden a la Divinidad Creadora -Nguenechen-
detener la crecida de las aguas, hecho que finalmente acontece.
Desde aquel
entonces, según las antiguas tradiciones orales, transmitidas de generación en
generación, aparecen los Lituches, los Hombres Primigenios, los
Habitantes de la Aurora de los Tiempos, quienes serán posteriormente
denominados Mapuches u Hombres de la Tierra, los pobladores del Chili - Mapu,
la tierra de Chile, quienes defenderán su tierra a muerte, tanto de la oleada
Inkaika como luego de los europeos, siendo reconocidos por sus sorprendentes
dotes de grandes guerreros, liderados por un Nügue – Toqui,
una especie de “Supremo Sacerdote”, que guiaba a los Araucanos en la Batalla,
concebida ésta asimismo como un acontecimiento sagrado.
Y es en esa
lucha de centurias por las tierras, la libertad y sus propias existencias, en
medio de aquellos dramáticos acontecimientos, donde surge la Raza Chilena.
La Última Raza:
La Raza Chilena
Somos una raza homogénea
con sentimientos
y pensamientos análogos
a los de las razas
que han creado las naciones
más cultas y poderosas
de la Tierra.
con sentimientos
y pensamientos análogos
a los de las razas
que han creado las naciones
más cultas y poderosas
de la Tierra.
(Nicolás Palacios, Raza Chilena).
El poeta
guerrero, Don Alonso de Ercilla y Zuñiga (1533 - 1594) es testigo de la
grandeza de éstas razas que se combatirán por más de cuatrocientos años: las
luchas de razas guerreras por su libertad y autodeterminación, lo inspiraron
para escribir el gran poema épico de nuestra tierra, La Araucana, considerada
una de las cuatro más grandes epopeyas de los Godos, junto a Los Nibelungos,
los Edda y El Cid Campeador.
Del elemento
Godo y el Araucano surge el Chileno. Palacios establece que los componentes que
estructuran al grupo racial chileno, las dos razas primitivas fueron lo
que se llama razas puras, esto es, poseyeron cualidades estables i fijas desde
gran número de jeneraciones anteriores.
Ambos grupos
étnicos que conforman la Raza Chilena, es decir, el Gótico - Araucano, remontan
sus orígenes en el dualismo tierra - agua (la isla en medio del Océano en el
caso de los Godos y la catástrofe diluviana, en el caso de los Mapuches). Ambas
razas, traspasaron su herencia genética y cultural al nuevo grupo que se
conformó producto del contacto acaecido en el Chili - Mapu, la tierra de Chile,
cuna donde se origina un tercer grupo, ésta tercera raza, nuevamente con el
trasfondo de las Aguas (el Océano Pacífico) y la Tierra (los
valles y montañas de Chile).
El profundo
amor a la tierra de Chile ha sido algo común entre los aborígenes y los
antiguos europeos, y será un factor presente asimismo en la Raza Chilena: La
idea espresada por Valdivia respecto al objeto de la conquista de nuestras
tierras era la de todos sus compañeros i sucesores de la misma raza: conseguir
tierras en los que se perpetuara el linaje de los conquistadores i quedara
memoria bendecida «dellos para adelante». Ese es el sentimiento correcto i
justo, sentimiento que se perpetuó en Chile por herencia sicológica, i
reforzado jeneración a jeneración por la lucha permanente con el Araucano, la
que ofrecia como galardón de la victoria las tierras de esa raza legendaria.
Con esa esperanza alimentada en todos los instantes se ha desarrollado nuestra
raza.
Existen además,
un conjunto de factores que asemejan y compatibilizan a éstos dos grupos, como
el culto al Árbol Sagrado -el Eje del Mundo-. Es el Irminsul de los Godos –
Germánicos, y el Canelo de la Reche Araucana.
Asimismo, la
concepción de la Guerra Sagrada, profesada fervientemente tanto por los Godos
como los Araucanos, quienes al morir en combate, van a morar al Walhalla y la Mansión
Celeste, respectivamente.
Así, ambos grupos conforman a la Raza Chilena, una de las
últimas, sino la última de las razas históricas llegadas al escenario del mundo (…).
Importantísima revelación
desarrolla de éste modo Nicolás Palacios, al establecer a la Raza Chilena como
la última rama del gran árbol ario-indoeuropeo, surgida y desarrollada en la
tierra de Chile – Chalinga.
El autor de Raza
Chilena sintetiza sus investigaciones, concluyendo que de la
enseñanza que se desprende del estudio de la demografía chilena en el último
trienio del siglo que acaba de pasar es que nuestra raza está dotada de
magníficas condiciones orgánicas, de un poder vital de primer órden (…)
*
*
*
Nicolás
Palacios cristalizó la idea de unidad del conglomerado nacional bajo el
concepto de Raza Chilena. Los planteamientos expuestos a lo largo de su obra,
desatacan el sentido ideal de la Nación y de su población, desarrollando
ampliamente el concepto de nacionalidad.
Las críticas hechas por el autor en aquel entonces a las clases dirigentes, el
internacionalismo en desmedro del bien nacional, el ansia de dinero fácil y la
decadencia moral en general, son fácilmente aplicables a la realidad actual de
Chile, no existiendo la posibilidad -al parecer- de contrarrestar tan sombríos
acontecimientos.
Citemos a
Palacios:
¿Habrá
algún remedio? Sí que lo hai. I aun el mal no existiría si, en lugar de
justificar, de proteger, de fortalecer el instinto natural i correcto del
pueblo chileno, su clase«ilustrada» i dirigente no estuviera
imbuida en las doctrinas absurdas de la fraternidad universal, de la raza
universal, de la patria universal i de la mezcolanza universal de razas para
formar la civilización, i en tantas otras utopías funestas i latinas.
Gran opositor
de las doctrinas “librecambistas”, y de todo el edificio “mundialista” y la
“fraternidad humana”, Palacios explica:
¿Por qué? Por
esto: porque no hai tal Patria Mundo, ni tal Familia Humana, ni tal República
Cósmica, ni nada que lo valga, i por lo tanto la tal construcción, por hermosa
que sea, resulta solo una fantasía, aplicable tal vez a los habitantes de la
Luna o de otro planeta, porque lo que es en la Tierra la especie está formada
de razas cuyas diferentes capacidades van, por lo menos, de uno a cien, i el
mundo no está dividido políticamente en rejiones sino en naciones distintas i
rivales unas de otras.
Naciones que
son seres superorgánicos de reciente formación, por lo que les es indispensable
para conservar su existencia poseer el egoísmo del niño o de los seres inferiores;
porque para la seguridad de su vida i de su progreso necesitan no depender de
otras naciones en nada que sea indispensable a su existencia.
*
*
*
Cien años han
transcurrido desde la primera edición de Raza Chilena, obra que
generó grandes polémicas por los audaces planteamientos de su autor. Sin
embargo, en los tiempos actuales, existe desconocimiento de su contenido, a
pesar de las menciones siempre cuidadosas en algunos círculos académicos. En
otros grupos sociales, Raza Chilena es una obra prácticamente
desconocida. ¿Qué motiva tal desconocimiento, tal ignorancia de la obra, al
menos peculiar e interesante de éste pensador nacional? La divulgación de la
extraordinaria obra Raza Chilena, en su centenario, cumple con el
objeto de difundir el conocimiento del origen de nuestra población, elevando el
espíritu nacional en la presente época. Y quizás cien años hayan tenido que
transcurrir, para que finalmente, el mensaje, la solución propuesta
por Palacios, tenga un eco en la tierra que tanto defendió y amó, y así, como
él mismo expresó, lograr la inquebrantable voluntad de alcanzar gloria en el
mundo.
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