jueves, 10 de octubre de 2013

El fastidio radica en el paraíso (La Muerte a partir del optimismo)




Por Welsung


Cuando el hombre, según Schopenhauer, hubo transformado todos sus sufrimientos y tormentos en la concepción del infierno, ya no quedó nada más para el paraíso sino el fastidio. Es así que cuanto mejor éxito alcanzamos, más nos aburrimos; y es que así como la necesidad es el tormento constante de los filisteos, del pueblo, el aburrimiento es el azote del mundo elegante. Cuanto más desarrollado se halle un organismo, mayor es el sufrimiento. La vida es un mal.

El progreso del conocimiento no es una solución, a medida que el conocimiento se hace más claro y que se eleva la conciencia, aumenta el dolor y alcanza su grado supremo en el hombre; cuanto más claramente conoce un hombre, cuanto más inteligente llega a ser, más dolor experimenta.

El filisteo dotado de genio, es de todos los hombres el que más sufre. Por ende, mucho más sufrimiento causa el pensamiento de la muerte que la muerte misma. Para ser feliz, o creer que se es, es menester ser un filisteo ignorante, como la juventud.

El optimismo es una amarga burla de los dolores humanos; la vida de nuestros cuerpos es un morir constantemente pospuesto, una muerte a cada paso diferida. El temor a la muerte es el comienzo de la filosofía y la causa final de la religión. Los malditos optimistas de los pesimismos de justificación afirman, dando la espalda al sol, que el sol no existe, pero este sigue quemándole los hombros.

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