jueves, 20 de septiembre de 2012

El Movimiento Nacionalista en CHILE (1940 - 1943)





Por Juan Bragassi Hurtado


El 25 de agosto de 1939, a pocos meses de haberse iniciado el gobierno del Presidente radical Pedro Aguirre Cerda, se realizó un intento frustrado de golpe de Estado encabezado por el general Ariosto Herrera.

Por ese entonces, la Vanguardia Popular Socialista (ex movimiento nacional socialista), se encontraba en una estrecha relación con la coalición de gobierno y muy especialmente con el Partido Socialista.

Ante la magnitud de los acontecimientos, los sectores pro-gobiernistas, organizaron una multitudinaria concentración en apoyo a la figura del presidente y su coalición de partidos.
Ella se realizó en la plaza que está frente al Palacio de la Moneda, oportunidad donde además de tomar la palabra los próceres del Frente Popular, hizo uso de ella el Jefe de la vanguardia popular, Jorge González Von Mareés.

En esa oportunidad, el líder y diputado por Santiago, aprovechando sus dotes de oratoria, hizo una ardorosa defensa del gobierno, siguiendo con una ácida crítica hacia los gestores del intento de conato.

La posición adoptada por el jefe vanguardista, produjo al interior de su partido, la deserción de un numeroso contingente de militantes. Esta fue la segunda crisis que asoló a esa agrupación, desde su cambio de nombre en enero de 1939 y su aparente “giro hacia la izquierda”.

Así, a fines de 1939 y comienzos de 1940, los disidentes de la gestión de Von Mareés, asisten a una serie de reuniones con el encargado de la defensa de Ariosto Herrera: el abogado, académico y gremialista Guillermo Izquierdo Araya.

La finalidad de dicha gestión, fue la de organizar una nueva agrupación política de carácter nacionalista, el cual debía ser patrocinado y presidido por el militar procesado.

Fundación del MNCH

El 12 de febrero de 1940, fue firmada en la ciudad de Santiago, el acta de fundación el Movimiento Nacionalista de Chile, donde este se presentaba a sí como un “Movimiento popular destinado a unir a todos los chilenos, sin distingo de clases, a fin de constituir una fuerza nacional capaz de encauzar y dirigir por el camino de la grandeza futura, los destinos espirituales y económicos de la Nación”.

Expresando que su base fundamental encontraba “en la organización, en la selección, la disciplina, el patriotismo y la subordinación a una jerarquía que comienza en el Consejo Nacional, dirigido por el Comisario Nacional, Jefe del consejo”.

Así mismo, el MNCH, se definía como una organización “integralmente revolucionaria” que no aceptaba las combinaciones políticas, “ni soluciones parciales”.

Es necesario destacar, por razones históricas y en consideración a diferenciarlo con la Vanguardia Popular Socialista, que este partido expresaba dentro de sus actas fundacionales, un proyecto de restauración nacional, en el cual atribuía la destrucción de los principios espirituales del cristianismo al Marxismo, la Masonería y el Judaísmo denunciando de ellas, el estar al servicio del Capitalismo Internacional.

Su divisa fue: “Ni con la izquierda, ni con el centro, ni con la derecha: ¡Con Chile!”. Así mismo, siguiendo con la moda de los partidos de la época, fue un movimiento jerarquizado y militarizado, contando con cuadros uniformados, con pantalón y camisa de color azul, similar al de la Milicia Republicana de los años '30.

Sus futuros cuadros, debían pasar por un período básico de instrucción, para posteriormente oficializar su ingreso a la agrupación en una ceremonia, donde debían pronunciar el siguiente juramento: “En el nombre de Chile, en el nombre de los que labraron el prestigio y la gloria de Chile. Juramos por Dios, consagrarnos por entero y por siempre a la grandeza de Chile”.

El MNCH, también contaba con un grupo de protección y choque, denominado “Tropas Nacionalistas de Acción” (TNA), las que estaban dirigidas fundamentalmente a prestar apoyo a la labor propagandística callejera.

Inicialmente, la sede de este movimiento estuvo en una casa de la Calle Matías Cousiño, pero al poco tiempo se trasladó a un segundo y tercer piso de un edifico ubicado, en la Calle Agustinas.

Sus Primeros Años

La agrupación logró captar en sus filas, la adhesión de los ex nacistas y vanguardistas, así como algunos ibañístas independientes, como militares retirados e incluso militares y carabineros en servicio activo.

Así, Rápidamente a lo largo del país, fueron creándose pequeñas células activistas, unas más numerosas que otras, siendo de gran importancia las sedes de Valparaíso, Viña del Mar, Concepción y Temuco.

Sin embargo, el movimiento al poco tiempo de su creación, se vió obligado a reemplazar en la jefatura a Ariosto Herrera, quien debió partir al exilio, dejando al mando de la organización a don Guillermo Izquierdo.

Guillermo Izquierdo, era entonces profesor de historia, geografía, educación cívica y economía de variados establecimientos educacionales.

Izquierdo, si bien jamás había sido militante de partido político alguno, participó en su juventud en la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional y la Nueva Acción Pública (NAP); así también, había colaborado con el primer gobierno de la República Socialista (1932); desarrollando también una labor gremial como Consultor Jurídico de la Confederación de la Producción y Comercio; adhiriendo en 1938, a la candidatura presidencial de Gustavo Ross Santa María.

Bajo este nuevo liderazgo, el movimiento nacionalista comenzó su labor opositora hacia el gobierno y los demás partidos políticos, logrando desarrollar algunas publicaciones de su autoría, cuando los medios económicos les fueron más auspiciosos.

Durante esa época, en consideración a los acontecimientos internacionales, la organización mantuvo una posición a favor de la neutralidad de Chile, frente a los bandos en conflicto durante la Segunda Guerra Mundial, criticando la intervención política, económica y propagandista de que era objeto nuestra patria.

Durante 1940, la coalición gobiernista del Frente Popular sufrió un rápido desgaste, generado por el estado de corrupción y las pugnas intestinas, que culminó con el rompimiento de dicho pacto político a fines de ese año, más el acercamiento entre los radicales y comunistas.

Con ello, también comenzó el definitivo alejamiento de la VPS de los sectores gobiernistas, pasando a ser un partido en franca oposición.

Sobre este tema, declaró en un discurso radial Von Mareés en febrero de 1941:
“(…) hemos realizado todo lo humanamente posible para contribuir a obtener una fórmula de entendimiento para salvar al país de la desintegración y del caos.

Lo intentamos primero proponiendo la candidatura nacional de Ibáñez a la Presidencia de la República; lo volvimos a intentar, buscando un acercamiento, leal y sincero, con el Partido Socialista; lo intentamos por tercera vez, tratando de armonizar nuestra acción anticomunista con la de los partidos de Derecha.

En ninguna de estas tentativas obtuvimos éxito, y no por nuestra culpa. En la actualidad, ya sabemos a qué atenernos. Por nada en éste mundo renunciaremos a la lucha. Pero, en lo sucesivo la mantendremos en un terreno exclusivamente nuestro.

No volveremos a hacer concesiones a nadie en la esperanza de encontrar una fórmula de concordia. No sacrificaremos un ápice de nuestros ideales en la búsqueda de un entendimiento con otros grupos políticos.

Estamos convencidos de que únicamente nuestros principios, aplicados ciento por ciento a la vida nacional, podrán redimir a este desgraciado país. Y también estamos absolutamente compenetrados de que sólo nosotros, es decir, la Vanguardia y sus hombres, somos capaces de aplicar y hacer aplicar tales principios (…)”

Así, vanguardistas y nacionalistas pasaron a estar en una misma trinchera política, aunque sin desarrollar esfuerzo alguno por desarrollar un trabajo conjunto.

Recordemos que estas dos agrupaciones sólo se habían unido en 1940, en las protestas callejeras que se realizaron en el puerto de Antofagasta, con motivo de la llegada desde Europa de Arturo Alessandri Palma.

Mientras tanto, el gobierno de Aguirre Cerda, debió anular rápidamente otro brote golpista al interior del ejército, liderado esta vez por el coronel Ramón Álvarez, quien finalmente fue traslado a Punta Arenas.

Persecución hacia los Vanguardistas y Nacionalistas

Próximo a las elecciones parlamentarias que se realizaron a mediados de 1941, la fragmentada coalición gobiernista, logra crear un nuevo pacto político llamado: “Alianza Democrática de Chile”, el cual incluyó esta vez a partido Falange Nacional y que por otro lado, no incorporó a los sectores de izquierdas disidentes del estalinismo.

Alguna influencia, debe conferírsele al rompimiento en el mes de junio de ese año, del pacto germano soviético y al efecto que había producido meses antes, el asesinato en México del exilado líder de izquierda Trotski, creador del Ejército Rojo.

Paralelamente, con la instalación de la VPS como partido de oposición, se rearticuló toda una campaña comunicacional de desacreditación pública y amedrentamiento hacia la oposición, especialmente dirigido hacia los vanguardistas y nacionalistas, generando graves enfrentamientos callejeros entre los partidarios de este nueva coalición gobiernista y sus detractores.

El gobierno, amparado en estos acontecimientos, ordenó la detención y reclusión ilegal en un manicomio, del jefe y parlamentario vanguardista Jorge González Von Mareés, el allanamiento y clausura de sus sedes, más la persecución de sus cuadros.

El Movimiento Nacionalista de Chile, corrió con la misma suerte, siendo confiscada además su documentación interna, donde estaban los datos de cada uno de sus miembros.
El objeto de todo este complot, fue la anulación de dichas fuerzas opositoras, para así incapacitarlas de participar en las elecciones parlamentarias.

Los implicados en esta tentativa fueron: el Ministro del Interior Arturo Olavaria; el Director General de Beneficencia, doctor Castro Oliveira; el Asesor de la Junta de Beneficencia Abraham Ortega Aguayo; el Prefecto de Investigaciones Osvaldo Sagüés Olivares; el Jefe de Investigaciones Fuenzalida Correa.

Pese a ello, y en el caso en particular de la VPS, logró mantener dos de sus tres diputados: Jorge González por Santiago y Vargas Molinari por Cautín, quienes fueron elegidos para el período comprendido entre 1941 y 1945.

Las Elecciones Presidenciales de 1942

A partir del sorpresivo fallecimiento de don Pedro Aguirre Cerda, el 25 de noviembre de 1941, se decidió convocar a lecciones presidenciales para comienzos de 1942.

Tras un intenso debate interno, la “Alianza Democrática de Chile” decidió presentar como candidato único a don Juan Antonio Ríos. Mientras que los partidos Conservador y Liberal, postularon al general (R) Carlos Ibáñez del Campo, quien sumó finalmente a los vanguardistas, nacionalistas y elementos independientes.

Otro candidato presidencial, fue el destacado líder de izquierda Humberto Valenzuela, quien contó con el apoyo del Partido Obrero Revolucionario (POR).

Sobre esta elección presidencial, recordaba Guillermo Izquierdo en una entrevista realizada en 1983 por Erwin Robertson: “(…) Durante esa campaña electoral nos encontramos en el mismo campo político – pro Ibáñez – con la VPS.

El cuerpo directivo de la campaña de Ibáñez, se reunía al llegar a San Martín (…) componían ese comité ejecutivo Jaime Larraín (representante de los elementos gremiales), Hugo Cepeda (Partido Liberal), yo, como Jefe del MNCH y además por la VPS, y un conservador (…)”.
En los últimos días de enero de 1942, se efectuaron los cierres oficiales de campaña, de los principales postulantes a la “silla” presidencial.

Ibáñez, fue recibido con una multitudinaria concentración de partidarios, en la Estación Central de la ciudad de Santiago y Juan Antonio Ríos, fue vitoreado por sus afines, en el bandejón central de la Alameda, frente a la Plaza Bulnes.

Un hecho político importante, fue la presencia en el cierre de campaña de Antonio Ríos, del destacado miembro del Partido Liberal, don Arturo Alessandri Palma.

Alessandri en esa oportunidad, pronunció un incendiario discurso, donde atacó a la figura de Ibáñez – su histórico enemigo personal -, previniendo a los asistentes a dicha concentración, que el posible triunfo de esta candidatura: “(…) constituiría una inmensa amenaza para el país y sus instituciones fundamentales”.

El discurso del ex -presidente, produjo en el electorado liberal alessandrista, el efecto de atraerlos hacia la candidatura de Ríos, quien curiosamente en el pasado había sido un fervoroso ibañista.

Finalmente, esto se reflejó en el voto popular que le dio el triunfo al radical Juan Antonio Ríos por 260 mil votos, en tanto que el general en retiro, obtuvo 206 mil sufragios, seguido bastante lejos por Humberto Valenzuela con 5 mil sufragios.

El Rompimiento de Chile con el Eje

Tras la derrota en la campaña presidencial, los nacionalistas tuvieron que sobrevivir en un escenario creciente mente adverso, producto de la asociación comunicacional que se hizo de estos, con las fuerzas del Eje, cuyo objeto posible fue el de crear un precedente interno, para impulsar el rompimiento de la neutralidad de Chile, a favor del bando Aliado.

Efectivamente, en ese período ya empezaba a hablarse de las “quintas columnas”, los “espías nazis infiltrados” y la creación de las “listas negras”.

El debate iniciado por los comunistas y radicales, sobre la posición que debía adoptar nuestro país frente a los sectores en pugna en el conflicto mundial, generó la creación de agrupaciones ciudadanas a favor de uno u otro sector.

“(…) los sectores pro–alemanes controlaban el teatro Comedia y el cine Principal donde se pasaban películas pro-nazis. A su vez, los sectores proclives a los aliados manejaban casi todos los cines y un diario que se llamaba La Prensa Aliada”.

Silva, Miguel; En: “Los partidos, los sindicatos y Clotario Blest…”; Mosquito Editores; septiembre del 2000.

Esta pugna, también produjo algunos incidentes diplomáticos con los Estados Unidos, debido a las presiones e intervención que desarrolló en ese período, a fin de lograr del gobierno de Chile una definición a su favor.

Por su parte, los nacionalistas y vanguardistas, que tenían una inclinación por el sector del Eje, coincidían oficialmente - y por esas cosas de la vida - , con la posición de don Arturo Alessandri, quien estaba a favor de mantener la neutralidad de nuestro país.

Sin embargo, un trágico acontecimiento vino a inclinar definitivamente la balanza hacia el sector aliado.

A mediados del mes del mes de marzo de 1942, a 30 millas de Nueva York, un submarino alemán, hundió el transporte de la Amada Nacional “Toltén”, perdiéndose la vida de 27 chilenos.

Ante la indignación pública de la sociedad chilena, el 19 de mayo se realizó la votación en el Senado, que decidió por 30 votos a favor y 10 en contra, la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con el Eje, la cual fue ratificada al día siguiente por el Presidente Ríos.

Tiempo después, el 12 de abril de 1945, Chile les declaró finalmente la guerra.

La Fusión Vanguardista y Nacionalista

Mientras se sucedían estos acontecimientos, gracias al acercamiento promovido por Carlos Ibáñez del Campo, los líderes de la Vanguardia Popular Socialista y el Movimiento Nacionalista de Chile, dieron comienzo a una serie de conversaciones, con objeto de estudiar la conveniencia de una posible fusión de ambos conglomerados políticos, dando pié a una nueva agrupación de carácter nacionalista.

Sobre este punto, Guillermo Izquierdo comentaba en 1983:

“(…) Ibáñez nos llamó, nos recibió dos veces en casa de sus suegra (Alameda frente a la Gratitud Nacional) , para decirnos que los nacionalistas, que estaban divididos en dos fuerzas, que se fusionaran e hicieran de ambas una sola, y que él iba a recomendar a sus partidarios que también ingresaran a esta nueva fuerza nacionalista (…)”.
Por su parte, González Von Mareés, una vez convencido de la necesidad de participar de dicha iniciativa, acordó integrarse y promover en sus antiguos cuadros su ingreso: “La tarea de la Vanguardia no se pudo realizar en la amplitud que sus miembros anhelábamos, será continuada por el nuevo movimiento (…) el ideal común, será en lo sucesivo, impulsado por la colaboración estrecha de todos (…)”.

Así a finales de 1942, las negociaciones llevaron a la unificación de ambos conglomerados en el nuevo partido denominado Unión Nacionalista, cuyo liderazgo recayó en el futuro Rector de la Universidad de Chile y Ministro de Educación, el destacado académico Juan Gómez Millas.

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