jueves, 28 de febrero de 2013

¿Qué es Europa en la actualidad?





Por el Emboscado


“Europa es una vieja zorra que se ha prostituido en todos los burdeles y ha contraído todas las infecciones ideológicas (desde las revueltas medievales de las comunas a las de las monarquías nacionales antiimperiales; del iluminismo al jacobinismo, la masonería, el judaísmo, el sionismo, el liberalismo y el marxismo). Una puta, cuyo vientre ha concebido y engendrado la revolución burguesa y la revuelta proletaria; cuya alma ha sido poseída por la violencia de los comerciantes y la rebelión de los esclavos.” Giorgio Freda, La Desintegración del Sistema

Las palabras de Freda hablan por sí mismas acerca de lo que realmente es y representa Europa, una Europa hebraizada y dominada por el sionismo internacional con sede oficial en Washington y Tel-Aviv.

Pero parece mentira que aún hoy, tras casi 40 años después de esta afirmación, aún exista quien tenga el coraje de seguir hablando de Europa y proyectos pretendidamente europeístas cuya base sería un etnicismo bastante rancio de segunda hornada. Sí, es la consigna identitaria de quienes reformulan las premisas ideológicas del Nacional-Socialismo pero de una forma bastante chusca y cutre.

Nos referimos a la Europa de las etnias y las regiones que los autodenominados identitarios promueven, y que se fundamentaría en la diversidad étnica de Europa.

Resulta bastante chocante que tras 1945 estas formulaciones se intenten reciclar a través de un nuevo discurso contra los Estados nacionales, que sin embargo en el Nacional-Socialismo es mucho más franco y sincero dadas sus bases ideológicas y filosóficas: la unidad de la raza blanca.

Esta deriva identitaria ha dado lugar a un discurso etno-nacionalista con el que se quieren reivindicar y revalorizar ciertas identidades perdidas y relegadas al folklore popular de las festividades, o peor aún, que han sido encerradas en el baúl de los recuerdos de los museos históricos. Es un discurso regresivo en la medida en que su verdadera dimensión y alcance se encuentra en el ámbito estatal, en una dialéctica de enfrentamiento con el Estado-nación, lo que lo encierra en un marco provinciano carente de una dimensión más amplia que es el de las “patrias carnales”.

Además de esto, el discurso identitario asume en muchos casos el discurso de los nacionalismos periféricos en un intento por reivindicar la identidad de estos pueblos frente al jacobinismo, pero sin querer arribar a Estado-nación, lo cual resulta absurdo porque ello no constituye un proyecto político.

Así, es significativo que al nuevo etnicismo se le quiera dar un carácter cultural para intentar distanciarse de sus evidentes orígenes ideológicos que se encuentran en el Nacional-socialismo, el cual hacía hincapié en la cuestión de la herencia y de los orígenes comunes (que también se encuentran presentes en el discurso identitario pero complementados y solapados otros elementos).

Un discurso de estas características carece de sentido en un mundo globalizado, y en el que es preciso y conveniente desarrollar una lucha en el plano espiritual, aquella que ataque a los principios sobre los que se fundamenta la era moderna. No hacer esto es profundizar aún más el proceso de disolución y decadencia generalizado.

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