Por El Lobo Estepario, Sebastián
He
decidido plantear esta idea principalmente por mi cercanía con este hermoso
arte, el musical, ya que a través de mi vida ha ocupado un papel fundamental en
el desarrollo de esta, como persona, como individuo y como estudiante, puesto
que actualmente soy estudiante de música.
A través de la historia de la humanidad, sin darnos cuenta, la música ha
ocupado un papel preponderante, pero ahora, es cuando debemos valorar este rol
dentro de la vida del ser humano, ya que vivimos en un mundo, aunque ya sea
cliché esta frase, cada vez más gris, donde lo único importante es el dinero y
el desarrollo económico, fabricando seres sin espíritu, sin humanidad, y quizás
por eso las artes han sido relevadas a un segundo plano donde se les llama
artes sin utilidad y donde se valora más que nunca el arte a gran escala, hecho
en una especie de fábrica sin sentimientos, sin una motivación más que el de
llenar un espacio ficticio del sistema imperante hace ya varios años.
Como planteo al comienzo, el arte de la música ha sido preponderante dentro de
la historia de nuestra humanidad, el hecho de que en los comienzos conocidos de
nuestros antepasados se maravillarán con los sonidos de la naturaleza y
empezarán a jugar con los cantos de las aves, con el sonido del mar, con el de los
ríos, hasta con el dulce silbar del viento, demuestra que la música es más que
simples notas ordenadas de una manera concreta. La música en este sentido es el
arte de conjugar sonidos, y si descompones esta palabra (conjugar) podremos
asociarla a jugar, con un ente que nos desarrolla un algo que por el momento no
sabemos definir, en síntesis el arte de la música, es el arte de jugar con los
sonidos; no tiene por qué haber un ordenamiento o leyes en este sentido que
concreticen este noble arte. Luego, la música ocuparía un rol de suma
importancia dentro de los rituales, esto porque la gran parte de las
civilizaciones, la música permitía una comunicación, una cercanía con sus
deidades, pero lo que quizás nunca se dieron cuenta que esas deidades más que
estar lejos, estaban tan dentro de sí, que la música tan sólo los acercaba a su
más puro interior, sus espíritus eran ellos mismos.
Con los griegos, en especial
con Pitágoras, quien veía un ordenamiento en el universo, pero no lo como lo
entendemos, como algo rígido; más bien, él y su grupo de discípulos, veían al
universo y a la vida en general como una red de relaciones precisas y
fuertemente ligadas unas a las otras, y en especial complementarias, ellos
sentían que este ordenamiento era perfecto, que en este mundo existía la
armonía, es decir una relación pura y natural entre las actos de los humanos y
entre el universo, el cual para ellos era más que el Sol y los planetas,
también encerraba a la Naturaleza y el lado etéreo de esta. Quizás Pitágoras
sea la piedra angular de esta manera de ver la Música, puesto que para él y su
escuela todos debían conocer las artes musicales, aunque esta no era para la
creación, más bien era una forma de entender el mundo, una manera de poder
comprender las relaciones armónicas de este, ellos veían la perfección en la
Naturaleza, más que en sus dioses, a quienes los veían como seres poderosos y
ejemplos de lo que debían seguir. Pero la Naturaleza era muy importante dentro
de esta cosmovisión de la escuela pitagórica, esta era la fuente del
conocimiento más puro de nuestra esencia, y entender sus relaciones, era más
bien entender las nuestras, comprender el mundo de la Naturaleza y como esta
conjugaba con nosotros, era comprender cómo nosotros nos relacionábamos en
nuestro interior y cómo también nos relacionamos con la Naturaleza. Es de esta
escuela donde quiero sentar el primer fundamente de este sencillo artículo, en
que la Música, era un puente entre lo menos palpable de nuestra esencia y el
mundo, y nosotros, esa relación de cosmos, tan mística como la misma energía
nos mueve en esta vida.
Dentro de la cosmovisión pitagórica (quiero aclarar que me referiré así a su
escuela, puesto que tanto él como sus discípulos desarrollaron esta visión)
todo vibra, todo tiene movimiento interior, y en cierto modo tiene vida, ya que
tiene el poder de formar parte del mundo que lo rodea, y eso es de suma
importancia, porque para esta escuela hasta los planetas vibran y eso refleja
más que nada que la relación con el universo va más allá de lo que vemos, que
las energías con un puente entre estos dos mundos, el impalpable y el palpable.
Muchos creerán que me estoy alejando del tema principal, que es el de explicar
el título de este artículo, pero no es así, porque nuestra relación con los
planetas y los astros es muy fuerte, es tan fundamental que nos determina y nos
da el fundamento de nuestra personalidad, es por ello que el horóscopo sea
importante en el momento que se sepa leer e interpretar sabiamente, porque
habla como las energías de estos astros nos influirán en nuestra vida; además
la carta astral expresa lo mismo, nos muestra que tipo de alineación tenían los
planeta y las estrellas en nuestro día de nacimiento, donde nuestra madre nos
da a luz, donde salimos del refugio del útero y salimos por fin al universo que
nos guiará y nos alimentará con sus energías; es por ello que para cada fecha
hay un signo zodiacal, para cada año un signo del horóscopo chino, porque habla
de la relación que existe entre los astros y nosotros. En este sentido quiero
relacionarlo con la música de la siguiente forma.
Las energías son fuentes que no podemos ver y es muy difícil manipular, son tan
extrañas a nuestra naturaleza que no creemos que formen parte de nosotros, pero
es todo lo contrario, nosotros no las comprendemos en nuestra forma física,
pero en el plano espiritual (astral) son parte de nuestro alimento, del
alimento de nuestra alma, por eso que durante la noche los quedamos viendo a la
luna, porque sus energías nos conmueven y nutren nuestro espíritu de una
manera; con la música pasa lo mismo, la música es un alimento de nuestro
espíritu, como dice un gran músico de mi país (Wilson Cuturrufo), ¿alguien se
ha puesto ha meditar lo que sucede después de escuchar música? O ¿después de
asistir a un concierto dónde el músico te conmueve con sólo escucharlo?, eso es
a lo que me refiero, la música te llega a lo más profundo de tus entrañas, a tu
naturaleza menos física, más allá de tu mente, llega al fundamento esencial de
tu existencia, aquella que te acoge cuando la necesitas, aquella que te abraza
cuando menos acompañado te sientes, aquella esencia cósmica que te anima, en el
sentido de darte vida, es por ello que la sociedad actual del Siglo XXI de la
era cristiana, muchas personas parezcan pálidas, en el sentido de que no
parecen personas felices, relacionadas sanamente consigo mismas y quizás por
eso nuestra sociedad cada día caiga en un círculo vicioso donde sólo conseguirá
su destrucción como humanidad, alejada de la Naturaleza, la alma mater de su
esencia.
Durante los siglos posteriores a la escuela de Pitágoras, la música nos fue tan
entendida concientemente como lo fue por ellos, aunque si ocupo un sitial único
dentro de la sociedad, también, es mencionable, el hecho que para Platón, cada
modo musical griego simbolizaba un sentir, un momento de ver la vida, esto
demuestra la fuerte relación entre nuestra alma y la música, en cierta manera,
cada modo musical, era una palabra que nos memoraba a un estado.
La música dentro de los siglos siguientes era muy importante, los músicos,
aunque no ocupaban cargos políticos, sí eran considerados seres fundamentales
dentro de toda sociedad, es por ello que mucha gente los apoyaba
monetariamente, y es de ahí donde nacen los mecenas, como una opción de que el
músico desarrollara su arte para los demás, sin embargo, muchos creerán que la
música estaba limitada a un solo segmento de la sociedad, pero no fue así, la
única diferencia es que los estratos más bajos (dentro de la sociedad
jerarquizada) sólo querían un momento de redención, de entretención, después de
sus largas jornadas, pero siempre la música estaba relacionada con su alma,
después de una jornada de trabajo físico, era la hora de alimentar sus almas,
con una especie de chocolate, sin aventurarse con platos excéntricos, la música
de algunos nobles. Los músicos de esta época, como varios artistas, más que
realzar la figura de una persona, lo que trataban de hacer era comunicarnos con
nuestro sentir más íntimo, por ello que la música exige un silencio más puro, un
silencio de introspección, de meditación casi nirvánica, por la comunicación
que se produce con nuestra alma.
Para muchos esto será una forma trivial de justificar la fuente laboral de
muchos, pero no lo es, las artes en general forman una piedra angular de
nuestras vidas y de nuestra existencia, cada arte es una lengua del espíritu,
cada arte es una forma diferente de expresar lo que siente nuestro interior, es
como el español, el inglés, el alemán, y todas las lenguas del mundo, donde
cada sociedad la ha desarrollado con sus características, con sus comodidades
para poder expresar sus ideas y para poder entablar una comunicación con su
cercano. Con la música pasa lo mismo, es una lengua de nuestra alma, es una
forma en que esta se expresa hacia nosotros y hacia los demás, por eso que hay
gente que prefieren algunas ramas del arte sobre otras, por su cercanía y su
relación con esa lengua.
Como tal, como un lenguaje, es necesario aprender sus
códigos, y comprender su forma estructural, por ello, el estudio de la música
tiene distintas fases, y también por eso la música es parte de todos los planes
educativos básicos, porque estimula la expresión interior que la lengua a veces
no da abasto, a excepción de la poesía, la dramaturgia, y la literatura en
general. La música, en su enseñanza y estudio, comprende primero su forma de
escritura, sus “lexemas”, sus oraciones, sus conjugaciones y hasta sus formas
ya más estructuradas que ayudan a la expresión de sentimiento e ideas tan
insustanciales de nuestra esencia. Luego, viene la fase donde uno conoce como
esta se ha utilizado a través de la historia, de esta manera uno puede
comprender la música de otras épocas y como usaba para expresar el acontecer de
ese momento histórico, esta etapa también incluye una estudio de los
instrumentos por cada época, ya que cada instrumento musical, como dice la
palabra era un medio para expresar una idea musical, que traía una idea mística
de nuestra alma. Cada instrumento es la síntesis de un periodo histórico y
social, al igual que un músico.
Como una lengua va variando a través del tiempo por millones de factores, la
música como tal, ha pasado por lo mismo, por eso muchas veces nos es más fácil
comprender la música de ahora, ya que corresponde al momento que estamos
viviendo, más allá que sea correspondiente a nuestra realidad o no, y por ello
mismo, la música antigua no es más difícil de comprender, o nos genera cierta
reticencia a su audición y comprensión, por ello el oír música, requiere una
madurez que sólo se desarrolla con el tiempo, también por ello los músicos son
seres que se destacan del común de sus seres sociales.
La música es una fuente de conocimiento interior única, una fuente de nuestro
autoconocimiento, es por ello que nos acompaña en todo momento, pero si no
existe un darse cuenta, un concienciar de nuestra parte, la música sólo sonara
como un adorno más de la pragmática realidad.
La música, un arte hiperbórico, un arte más allá del Sol, más allá de la bórea,
es un arte de las energías de nuestra más pura esencia, de nuestra más
primigenia forma, de nuestra naturaleza más sana de la realidad, pero no la más
preocupada por nosotros.
La música un arte más allá de “tocar”, es un arte de interpretar los signos con
que nuestro espíritu se intenta acercar a nosotros, como este nos intenta
comunicar y a la vez alimentar, un espíritu bien alimentado, te ayudará con sus
energías en todo momento y te guiará a una vida plena. La música como una
lengua de nuestra alma, una de las tantas formas que esta se intenta comunicar
y recordarte que tu naturaleza va más allá de tu cuerpo físico que ves y
sientes por el simple hecho de verlo en todo momento.
La música es tan tuya, como tú eres de la música, es tu lengua, es tu arte, es
parte de tu esencia como ser humano, es quizás una de las bellezas más
asombrosas de la naturaleza, porque con sus energías te transporta a un mundo
olvidado, pero que siempre debe ser recordado, el mundo más virgen de nuestra
esencia.