viernes, 15 de febrero de 2013

La Desobediencia Civil




Por el Emboscado


Como una primera aproximación a la definición de la desobediencia civil, podríamos decir que esta se trata de una acción política dirigida al sentido de justicia de la mayoría, con el fin de instarla a reconsiderar las medidas que son objeto de protesta.

Por regla general la desobediencia civil constituye un acto público, no violento y hecho en conciencia, el cual es contrario a la ley y llevado a cabo con la intención de dar lugar un cambio en las políticas o leyes del gobierno, por este motivo la desobediencia civil es considerada un acto político, además de ser un acto justificado por unos principios morales que definen una concepción de la sociedad civil y del bien público. Por esto mismo, la desobediencia civil descansa en una convicción política y no propiamente en la búsqueda del propio interés o del interés de un determinado grupo.

Otro de los rasgos característicos de la desobediencia civil es la aceptación del arresto y castigo que ocasionan, siendo esperados y aceptados sin resistencia. Así es como se manifiesta un respeto por los procedimientos legales, expresando desobediencia a la ley pero dentro de unos límites, lo cual ayuda a demostrar a los ojos del resto de la sociedad el carácter sincero de la misma, por lo que intenta dirigirse a su sentido de la justicia. Se asume de esta manera que se tiene que pagar un precio por demostrar que se cree en las propias acciones, y que estas tienen como base moral las convicciones de la comunidad.

La justificación de la desobediencia civil en los regímenes democráticos viene dado por una serie de condiciones: apelaciones políticas a la mayoría que han sido rechazadas, y utilización de los medios institucionales corrientes para hacer llegar al poder político las demandas y reivindicaciones. Esto se produce cuando los partidos políticos son indiferentes a las pretensiones de la minoría, y cuando los intentos de revocar leyes que son objeto de propuesta han topado con la represión. Así, la desobediencia civil es el último recurso cuando han fallado los procesos democráticos habituales.

La desobediencia civil es también un acto deliberado dirigido al sentido de justicia de la sociedad, por lo que en un plano moral su llevada a cabo está condicionada por las violaciones substanciales y claras de la justicia, como cuando se trasgrede  el principio de igual libertad que todo régimen democrático debe garantizar, o el principio de libre acceso a cargos que protege la igualdad real de oportunidades. Estas situaciones significan justificaciones en el plano moral de la desobediencia civil, ya que su base descansa en los principios de la justicia, por lo que se apela a estos principios contra una legislación injusta.

Vemos de esta manera, qué es lo que confiere una legitimidad moral de cara a emprender la desobediencia civil: cuando se es objeto de una injusticia más o menos deliberada a lo largo de un prolongado espacio de tiempo a pesar de las protestas políticas habituales; cuando la injusticia se plasma en una violación de las libertades de igual ciudadanía propio de todo régimen democrático; y cuando la disposición general a protestar tenga consecuencias aceptables. Son este conjunto de condiciones las que pueden justificar, dentro de un sistema democrático, la llevada a cabo de desobediencia civil.

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