Por Joaquin Bochaca
La Economía es una
manera de pensar, como lo son la mora, la estética, la ética, la política. Cada
una de esas formas de pensamiento aisla una parte de la totalidad del mundo y
la reivindica para sí. La Moral distingue entre bien y mal; la Estética entre
belleza y fealdad: la economía entre útil e inútil, y, en su última fase
puramente comercial entre beneficiario y deficitario.
Hemos aludido a la
Política, la cual divide a los hombres en amigos y enemigos. Considerando el
cuerpo político como un todo orgánico, no cabe la menor duda de que la Economía
forma parte de la Política. Una parte subordinada, en su totalidad, al conjunto
político.
La Economía es al todo
político lo que el sistema digestivo es a la totalidad de un ser orgánico y sí,
conforme se asciende en la escala orgánica, desde el vegetal hasta el ser
humano, pasando por el animal, menos importancia tiene, relativamente
-insistimos en esa relatividad- el sistema digestivo, tal importancia desciende
aún más al llegar al ser orgánico superior por excelencia, la Gran Cultura.
Es, entonces, entre sus
órganos constitutivos, un “ultimus inter pares” y su función, aun siendo vital,
es la menos noble de todas. Hecha esta salvedad, consideramos imprescindible
insistir en el hecho de que igual que un individuo puede morir a causa de una parálisis
intestinal que, a su vez, provoque una peritonitis, también una Gran Cultura,
y, “a fortiori”, una nación puede enfermar gravemente e incluso perecer
-desaparecer- a causa del caos creado por una enfermedad económica mal
diagnosticada y, en consecuencia, inadecuadamente tratada. y no creemos que el
espectáculo actual de la miseria en medio de la abundancia permita duda alguna
sobre el hecho de la enfermedad de la Economía Occidental. Enfermedad, además, degenerativa,
pues del sistema digestivo ha pasado a esparcerse por todo el cuerpo del organismo,
incluyendo su cerebro, pues algo debe funcionar mal en éste si admite sin
rebeldía situaciones que repugnan al simple buen sentido, como la destrucción
deliberada de cosechas para “mantener el curso de los precios agrícolas”.
Hemos dicho que la
Economía es una parte subordinada al todo político. Un ejemplo más de lo patológico
de la actual situación nos lo da el hecho de que lo contrario se tenga por
real, es decir, que la Política este subordinada a la Economía, y que ésta sea
el motor de la Historia, absurdo propalado por Marx, pero insólitamente
refrendado, en diversos grados de sentimiento, por sus enemigos de clase, los
llamados “capitalistas”... aparente paradoja de la que nos ocuparemos más
adelante.
1 comentario:
Economía organica, como parte de un todo, excelente, esta es la verdad de las cosas, así se oiga muy post-modernista, la realidad en la que vivimos es compleja, claro que el termino de "economía orgánica" lo utilizo Adam Muller anteriormente... xD
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