Por Alexander Wilckens Bruhn
Ninguno de los dos extremos satisfará
nuestra alma. En el religioso aislado de la sociedad tenemos uno de los
extremos, quien evadiendo la realidad cotidiana, pretende despejar sus
limitaciones. Solo quien enfrenta sus temores es capaz de superarlos, evadirlos
es cobardía y no lleva a nada. Y el otro en el trabajólico-consumista que solo
desea el éxito material; quien cree que el poder a través del éxito en lo
tangible, lo convierte en un ser superior. Otra vez tenemos una búsqueda errada
e incompleta. La mayoría de los seres que transita a nuestro lado diariamente,
son solo zombies, carne muerta sin alma o como en el primer ejemplo seres idos
sin consistencia.
No basta con nacer para trascender,
debe desarrollarse el canal para ello y sin él solo seremos polvo que vuelve al
suelo o aire que se disipa. Para despertar o desarrollar nuestra alma, debemos
superar nuestras limitaciones y lograr un verdadero avance en nuestras
encarnaciones, debemos aprender estando sumergidos en sociedades materialistas,
a enfrentar el medio que desea enajenarnos de nuestro propio ser y extraer del
solo lo que le sirve al sistema para su retroalimentación. Nuestro verdadero
desarrollo como seres espirituales, se logra enfrentando las manifestaciones
ilusorias de una creación hecha a imagen y semejanza de la verdadera. Verdad
oculta a nuestro ser, hasta ser capaces conviviendo diariamente con la
falsedad, sobreponerse a ella y rescatar así dentro de nosotros la verdadera creación,
la espiritualidad que nos lleva al todo y como almas recuperar al Dios que
somos y al cual pertenecemos. Esa es la Senda del Guerrero, que enfrentándose a
si mismo es capaz de vencerse y resucitar en un nuevo ser completo y superior,
un Héroe (Dios-Humano).
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