Por Velsungeland
Todo
en Schopenhauer se halla admirablemente centrado alrededor de la sentencia
capital del mundo como Voluntad, y por ende, de esta forma, como catástrofe, y
por lo tanto como miseria; viendo desde dentro intenta indagar en los
astromapas de la naturaleza última de nuestros propios espíritus, creyendo que
tan solo así hallaremos la clave del mundo exterior. El hombre en el
pensamiento schopenahueriano se encuentra inmerso en la inexorable lucha por
subsistir, y esta no es obra de la reflexión, sino más bien de la voluntad de
la naturaleza denominada como voluntad de vivir.
Los
mortales creen pensar que son atraídos por lo que ven, cuando en realidad son
arrastrados por lo que sienten. Por el instinto. De esta forma comprendemos a
la Voluntad como el único elemento permanente e inmutable de la psique. Es la
esencia de lo humano. Mas, así como la voluntad es la causa universal en
nosotros, lo es de la misma forma en las cosas; y mientras no comprendamos la
causa como Voluntad, la causalidad será únicamente una fórmula mágica y mística
realmente sin sentido.
La
Voluntad en su último término es una voluntad de vivir, y su eterno enemigo es
la muerte; de forma primera esta Voluntad de la Naturaleza es siempre una Voluntad
de reproducción, pues la reproducción es el fin último de todo organismo y su
instinto más fuerte. Y solo de este modo la Voluntad puede vencer a la muerte.
Para Schopenhauer la relación de los sexos es realmente el común denominador de
toda acción y conducta, transformándose así en el punto central del pensamiento
humano, y señor del mundo. El amor aquí no es más que un engaño de la
naturaleza.
El
deseo es infinito, la satisfacción limitada; mas, nada es más fatal para un
pensamiento que su realización; por lo cual, en cada individuo, la medida de
dolor esencial para él ha sido determinada con su propia naturaleza. La vida es
así un mal, porque el sufrimiento es su estímulo esencial y su realidad, siendo
el placer sólo una sensación negativa del dolor. Toda maldita satisfacción en
este mundo, o lo que comúnmente llaman los filisteos felicidad, es en realidad, y de forma eidética, únicamente una
tendencia negativa.
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